La ruta de hoy la hicimos en dos partes: por la mañana recorrimos la ruta Aymara, al sur de Puno, con un conductor privado. Visitamos Chucuito con su templo de la fertilidad o Inca Uyo, y las Iglesias Santo Domingo y Asunción. A continuación visitamos las Chullpas de Molloco, Waru Warus y la Puerta interdimensional de Aramu Muru. Regresamos a Puno para comer y por la tarde visitamos en grupo las Chullpas de Sillustani, la laguna Umayo, y la comunidad de Atuncolla. Un no parar, no?
Las dos excursiones las reservamos también con Puno Tours. Nuestro guía privado se llamaba Miguel y era un chico muy simpático que nos explicó muchísimas cosas. Empezamos realizando la ruta Aymara, por la orilla sur del Lago Titicaca y en dirección a Bolivia.
Nuestra primera parada fueron las Chullpas de Molloco, un asentamiento pre inca de la cultura Lupaca, donde se pueden ver restos arqueológicos de los entierros funerarios.
Se conservan 10 chullpas de la época prehispánica de material lítico del lugar, y 20 cistas o cavidades subterráneas ubicadas en una ladera de terreno rocoso. Se trata de un asentamiento construido posiblemente por la cultura Lupaca, con influencia de la cultura incaica, en especial, en las estructuras funerarias, posiblemente elaboradas durante el periodo de asentamiento incaico en la zona entre los siglos XIV y XV.
Seguimos recorriendo la orilla sur del Titicaca y pasamos por los Waru Warus de Huata. Los Waru fueron construidos como canales de irrigación (no por los extraterrestres!), gracias a una potente tecnología que se implantó desde tiempos ancestrales en el altiplano andino. Su objetivo era conseguir una mayor utilidad productiva en los cultivos en el ambiente frío de las noches altiplánicas.
El agua que rodea a los camellones o Warus, donde estaban plantados los cultivos, es la que permitía que las cosechas no se helasen durante la noche. Durante el día, el Sol altiplánico puede hacer que la temperatura sea bastante alta, y gracias a eso, el agua de los canales se calienta lo suficiente como para proteger los cultivos desde el atardecer hasta el amanecer, cuando las temperaturas caen en picado.
Actualmente no se encuentran en muy buen estado, pero nos informó Miguel que hay un plan de restauración que incluye además la construcción de una torre, como los miradores de Nazca, para poder ver los Warus desde lo alto. habrá que volver!!.
Nuestro siguiente destino, sino queríamos acabar en Bolivia, fue Aramu Muru, donde se encuentra la Puerta Interestelar que, según cuenta una leyenda, permitía a los sacerdotes incas transportarse a diferentes lugares del Imperio Inca e incluso del mundo entero.
Está ubicada cerca de un fascinante bosque de piedras. El portal tiene la forma de un cuadrado de 7 metros de lado tallado en la roca.
Para muchos, Aramu Muru es un lugar donde se concentra mucha energía, el cuerpo se siente libre y se van todas las presiones que nos trae la vida diaria, aquí se encuentra la paz. Muchas personas encuentran aquí las respuestas que buscan y regresan a casa con más esperanza y energía.
Cuenta la tradición que cuando llegaron los españoles al imperio inca había un sacerdote llamado Aramu Muru, que pertenecía al monasterio de los siete rayos y era el responsable de la ceremonia de iniciación y el culto al sol. Según se cuenta este sacerdote fue quien tomó el disco solar de oro guardado en Coricancha de Cusco y huyó de los españoles hasta algún lugar de la Provincia de Juli. Entonces colocó el disco solar en esta puerta como si fuera una llave, haciendo que la puerta se abriese y desapareciendo después tras ella.
Actualmente en la puerta se llevan a cabo rituales de todo tipo, con la esperanza que quizás se logre abrir de nuevo, aunque se dice que sólo aquellas personas que están espiritualmente listas para conectarse con el espíritu del lago Titicaca la podrán abrir. Con nuestro guía hicimos el ritual: una ofrenda de hojas de coca y un chorro de vino, luego sólo hay que arrodillarse en el suelo, apoyar la frente en la puerta de piedra…y a ver si se abre!!! Tengo que decir que no tuvimos suerte…
Aramu Muru es un lugar rodeado de misterio, donde se han dado casos de avistamiento de luces extrañas y existen personas que aseguran haber tenido visiones de estrellas o columnas de fuego, o haber escuchado sonidos e incluso han sentido la presencia de un túnel detrás de la puerta.
Justamente al otro lado de la montaña se hallan los restos de lo que parece ser el túnel que conectaba las ciudades de Tiahuanaco y Cusco, utilizado por los incas para desplazarse. Tal vez se trata del mismo túnel!
Hicimos también una pequeña caminata para ver las vistas del bosque de piedra que nos dejó sin aliento, en todos los sentidos!.
Después de este ejercicio de meditación y conexión con la Pachamana, pusimos rumbo a nuestro último destino de la Ruta Aymara, Chucuito.
En la plaza del pueblo quedan en pie algunos edificios que muestran la importancia que tenía Chucuito en la época colonial, cuando era el centro que administraba los impuestos y las minas de Collao. Quedan en pie las fachadas de la Casa de las Cajas Reales y de la Gobernación, que fueron quemadas durante la revolución de Túpac Amaru II en 1780. En la plaza hay también un rollo, convertido en reloj de sol, desde el que se daban los bandos o servía de picota para los castigos, y una cruz de la Inquisición. Como era el día de la bandera (7 de junio), pudimos ver más desfiles en la plaza!!
En Chucuito también vimos el Templo de Nuestra Señora de la Asunción, del S.XVI, de estilo mudéjar; y la Iglesia de Santo Domingo, de 1539, con su altar tallado en madera y recubierto con pan de oro, y la cruz donde se catequizaba a los indígenas (sólo abren los domingos).
Visitamos también el Templo de la fertilidad o Inca Uyo. El recinto destaca por la presencia de más de 80 falos de piedra. Inca Uyo, fue un Ushno o Centro Ceremonial, donde los incas rendían culto a la Pachamama (representando la fertilidad de la tierra), dichas ceremonias se celebraban en los equinoccios y solsticios para determinar las fechas propicias para la siembra, con ofrendas líquidas (la tradicional chica de maíz), que se filtraban al interior de la tierra.
Los lugareños creían que las mujeres recobraban la fertilidad mediante un rito con hojas de coca y chicha de maíz morado, luego se sentaban sobre el falo y echaban la chicha, si el líquido se iba hacia los costados no tendrían hijos, pero si éste iba hacia el centro, tendrían hijos.
Otra cosa que nos llamó la atención de este recorrido es que en la entrada de algún pueblo se pueden ver carteles de “La delincuencia se paga con el linchamiento”. Nuestro guía Miguel, de Puno Tours, nos explicó que es habitual en esta zona que el pueblo se tome la justicia por su mano. Hace muchos años, en el pueblo de Illave, llegaron a matar a un alcalde por corrupción. Lo desnudaron, lo hicieron pasearse por el pueblo y lo mataron a latigazos en la plaza como escarnio público.
Regresamos a Puno para comer, en el patio del restaurante Tulipans, pasamos rápidamente por el hotel y nos preparamos para nuestra siguiente salida del día, las Chullpas de Sillustani. Mi madre seguía con mal de altura, así que no vino a esta excursión.
Las chullpas de Sillustani están ubicadas a 34 kilómetros de la ciudad de Puno, junto a las azules aguas de la Laguna de Umayo, a 4.000 m de altitud, y conectada con el lago Titicaca a través del río Illpa. Esta laguna, de agua dulce permanente, está rodeada de áreas pantanosas y zonas y totorales, que se inundan en la estación de lluvias. En el centro de la laguna existe una isla repleta de vicuñas.
Sillustani fue un antiguo complejo funerario. Fue considerado un lugar sagrado hace más de 3000 años. Se conservan alrededor de 90 chullpas o torres circulares que servían de antiguas tumbas para los nobles, sacerdotes y gobernantes de las culturas Colla, Tiahuanaco e Inca de esta zona del Perú.
Según la historia, antes de que los cadáveres de las máximas autoridades Colla fuesen ubicados en las tumbas, eran momificados en posición fetal.
Junto a los cuerpos se colocaban sus pertenencias en señal de respeto, y para mostrar la importancia de los difuntos durante su periodo de gobierno. Algunos incluían objetos de oro y plata, alimentos o utensilios de cerámica. La única abertura de la torre estaba orientada al este, hacia la salida del sol, para mostrar a las almas de los difuntos el camino hacia el más allá. Una vez colocados los cuerpos en su interior, las torres se sellaban para siempre.
Sillustani es una pequeña península que se adentra en el lago. Un sendero rodea toda la península pasando por diferentes sectores.
A la meseta de la península se sube por una rampa bastante empinada que quita un poco el aliento a esa altitud. Desde arriba se pueden ver las antiguas terrazas de cultivo en la pendiente hacia el lago.
Empezamos la visita en el sector Hatun Ayahuasi, donde se encuentran las chullpas más grandes. La mayor mide unos 12m y se la conoce como la Chullpa del lagarto, por el grabado que tiene en su pared. El edificio, probablemente en la época inca, tenía 5 pisos para albergar cadáveres. Junto a la tumba se descubrió en 1971 un tesoro de piezas de oro, turquesas y joyas de los incas.
El camino bordea el norte del lago con restos de otras chullpas hasta llegar a los muros rectangulares del llamado al Baño del Inca, probablemente un lugar de ceremonias rituales.
Hay un sector abierto conocido como Samari Pampa o “explanada de reposo”, que posiblemente sirvió de cantera para construir los edificios. Hay restos de chullpas y bloques de piedras a medio trabajar.
En el recorrido se llega hasta el Caracachi, una plaza redonda de unos 9 metros de diámetro, rodeada de losas verticales. Delante de las losas está representado el círculo solar por un zócalo de 80 m de altura en el que destaca una piedra más grande que seguramente sirvió de altar.
A la izquierda del Caracachi se encuentra el círculo solar del Intihuatana o “piedra de amarrar el sol”, en forma de círculo de 13 m de diámetro con una entrada orientada al noreste. El camino pasa a continuación por el Yurac Ayahuasi o “casas blancas de los muertos”, donde hay restos de chullpas de piedra blanca. En una de ellas se encontraron restos del enterramiento de un personaje importante, acompañado de un séquito de 14 hombres y mujeres sacrificadas con él.
Después de la visita y de disfrutar de las estupendas vistas de la laguna con la luz del atardecer, hicimos una parada en la comunidad de Antucolla. Como si se hubiesen detenido en el tiempo, las familias de esta comunidad mantienen intactas sus costumbres y tradiciones. Visitamos sus casas y su granja de animales andinos, y nos ofrecieron degustar algunos de sus alimentos típicos como la papa, la tunta y la oca, además de conocer sus efectos beneficiosos para la salud. Allí comían papas horneadas al horno y mojadas en arcilla con agua y sal, y un queso elaborado por ellos mismos, que según nuestro guía, probablemente nos sentaría mal, así que sólo probamos el pan recién tostado, estaba riquísimo!.
Después de esta experiencia regresaremos a Puno. Al llegar al hotel, mi madre se encontraba bastante mal y tuvimos que pedir oxígeno en recepción. Le costaba respirar y le dolía mucho la cabeza. Le fue bastante bien. Le subimos algo de cenar del hotel, y una buena dosis de mate de muña para el mal de altura.
Nosotros bajamos a cenar de nuevo al restaurante del hotel. Nos despedíamos así de Puno. Mañana iniciábamos nuestra etapa final del viaje. ¡¡Nos íbamos al Cusco!!