En nuestro gran viaje hacia Rumanía en 2011, tuvimos la oportunidad de recorrer lugares fascinantes, y uno de los que más nos sorprendió fue Liechtenstein. Este diminuto país, enclavado entre Suiza y Austria, nos regaló paisajes alpinos de ensueño, castillos de cuento y una atmósfera tranquila que nos hizo sentir como si hubiéramos descubierto un secreto bien guardado.
Vaduz, su capital, nos cautivó con su aire apacible y su armoniosa mezcla entre modernidad y tradición. Caminamos por la calle principal, donde galerías de arte, pequeños cafés y tiendas exclusivas nos ofrecían una visión del refinamiento de este pequeño Estado. En lo alto de la colina, el Castillo de Vaduz, residencia de la familia principesca, dominaba la ciudad, brindando una imagen de cuento de hadas que reforzaba el encanto único del lugar.