Dejábamos Suzhou de nuevo en tren de alta velocidad, hacia nuestro último destino, Shanghai.
Shanghai es una ciudad de contrastes que se encuentra dividida por el río Huangpu. A un lado, el Bund conserva algunos edificios de origen gótico, románico, neoclásico, barroco y renacentista, que constituyen un legado del primer distrito comercial de la ciudad. En la orilla opuesta, el área de Pudong ofrece una visión más moderna de la ciudad, gracias al inconfundible skyline que forma una de las imágenes más representativas de la ciudad.
Aunque cada vez adquiere un aspecto más occidental, Shanghai aún conserva retazos de su pasado tradicional, que lo convierten en un destino exótico, lejano y desconocido. Shanghai posee un aspecto cambiante que se renueva día a día con la construcción de imponentes rascacielos, que emergen en el área de Pudong. Entre ellos destacan la peculiar Torre de la Televisión, el Shanghai World Financial Center y la Torre Jin Mao.
Como muestra del avance tecnológico de la ciudad, Shanghai es la única ciudad del mundo que cuenta con un tren de levitación magnética. Este tren, conocido como Maglev, es capaz de alcanzar una velocidad de 431 km/h, dejando estupefactos a sus viajeros. El tren realiza el trayecto de ida y vuelta al aeropuerto; lamentablemente, no hicimos uso de él.
Nada más llegar a Shanghai, nos instalamos en el hotel Wyndham Grand Plaza Royale Oriental antes de empezar con las visitas. Lo primero que hicimos fue acercarnos al Malecón o Bund. Se llama Malecón a la zona donde se establecieron los ingleses tras la Guerra del Opio. Dado que los chinos vivían en la ciudad antigua, amurallada, los ingleses tomaron para sus actividades comerciales un tramo de la orilla del río situado al norte de la ciudad china.
Según se fue desarrollando el papel comercial e industrial de Shanghai, el Malecón fue ganando en importancia. Durante la primera mitad del siglo XX, fue allí donde se construyeron los edificios más emblemáticos de la ciudad. Una ciudad vedada a los chinos; no olvidemos que en el Parque Huangpu estaba escrito: "Prohibida la entrada a los chinos y a los perros". Además, para construir el bello edificio del Banco de China, el único chino de esa calle, los constructores tuvieron que aceptar las limitaciones impuestas por la administración británica, que no estaba dispuesta a permitir que un edificio chino fuera más alto que los edificios ingleses.
Los edificios más interesantes son el Banco de Hong Kong y Shanghai. Cuando se construyó, se decía que era el mejor edificio al este del Canal de Suez. El Hotel Dongfeng, antes llamado Shanghai Club. El Hotel Paz, anteriormente conocido como Hotel Cathay, se extiende en las dos esquinas de la calle Nanjing con el Malecón. El edificio sur, del año 1906, es el más antiguo de esta calle. El edificio norte, con un techo piramidal de color verde, es el más alto.
En el extremo norte, a lo largo de la orilla del río, está el Parque Huangpu, en el que se encuentra el Monumento a los Héroes del Pueblo, una torre de hormigón alta y abstracta que conmemora a los que murieron durante la lucha revolucionaria por Shanghai desde las Guerras del Opio.
Frente al Malecón está la nueva zona de Pudong, donde destaca la Torre de Televisión Perla de Oriente. Es el símbolo del Shanghai del siglo XXI. Fue inaugurada el 1 de octubre de 1995, y es la torre de TV más alta de Asia y la tercera del mundo, con 470 m de altura. En la base de la torre se está construyendo un parque de atracciones. Tiene un diseño original que le otorga, además de su magnificencia, un elevado nivel estético. Sujetada por tres enormes patas, hay una gran bola, destinada a mirador y restaurantes. A continuación, tiene cinco bolas más, utilizadas como hoteles. Por encima, empieza la parte destinada a las comunicaciones. Se puede subir hasta el mirador, desde donde la vista es magnífica e inolvidable, con toda la ciudad apiñada tras el río, y el Malecón al frente.
El Edificio Jinmao es el más alto de China y el cuarto del mundo, con 88 pisos y una parte superior con forma de pagoda. Desde el piso 55 hacia arriba se encuentra el Hotel Hyatt. La cafetería del hotel, en el piso 56, es impresionante. Se puede subir al piso 88, y ni la subida ni la vista se olvidarán fácilmente.
Destacan también el Shanghai World Financial Center, cuyo contorno va cambiando según el ángulo desde el que se mire y con la parte superior abierta, y por último, la recién inaugurada Torre de Shanghai, con más de 600 metros de altura.
Después de disfrutar de estas fantásticas vistas del skyline de la ciudad, nos dirigimos al Jardín Yuyuan, en el centro del Shanghai antiguo.
Construido en el siglo XVI por Pan Yunduan, un rico funcionario, su historia ha sido bastante accidentada. La familia Pan se arruinó y el jardín quedó abandonado. En 1760, lo restauraron un grupo de comerciantes. Poco después, fue arrasado por los ingleses. Funcionó como bazar durante la primera mitad del siglo XX, para ser restaurado de nuevo en 1957.
En solo 2 hectáreas, concentra los elementos fundamentales de la jardinería china, creando un recinto que abre al visitante cien paisajes y mil escenas. Caminos zigzagueantes, pequeños muros, utilización de los elementos exteriores y puertas con formas caprichosas. Con cada paso cambia la vista del paseante. El Jardín Yuyuan es el jardín privado en el que mejor se ha conseguido combinar la vegetación con los pabellones, piedras y estanques. En los días de sol, sus piedras, pabellones y aguas toman un colorido espectacular.
Algunos de los principales puntos de interés del jardín son:
La Gran Rocalla: Con una altura de 14 metros, ofrece las mejores vistas del jardín.
La Piedra de Jade: De 3,3 metros de altura.
El Jardín Interior: Compuesto por rocas, preciosos pabellones, torres, estanques ornamentales y paredes de flores.
La Casa de Té: A la que se llega por un puente en zig-zag, para que los espíritus no puedan llegar hasta allí.
Junto al Jardín Yuyuan se encuentra un gran mercado, formado por diferentes tiendas ubicadas en edificios de estilo tradicional. Aunque los precios son algo elevados debido a que se trata de una zona muy turística, resulta entretenido pasear por sus callecitas observando los puestos.
Tras la visita de rigor a otro taller de artesanía local, esta vez de seda, comimos por la zona antes de continuar con las visitas de la tarde.
Después de comer, visitamos el templo más famoso de la ciudad y un lugar imprescindible que hay que conocer en Shanghai: el Templo de Buda de Jade. Dada la escasez de templos en Shanghai, es frecuente encontrar ceremonias religiosas cuando se le visita, desde las sencillas y cotidianas ceremonias en honor de los difuntos, hasta las más complejas celebradas acorde al calendario budista.
Fue construido a principios del siglo XX para albergar las dos estatuas de Buda de jade blanco, traídas desde Birmania por el monje Hui Gen. Su mayor atractivo son precisamente estas estatuas. La disposición del templo es la clásica, con los cuatro guardianes celestiales a la entrada y, al fondo, el salón más importante, con el Buda de Jade. El otro Buda de jade, el reclinado, está en una de las salas de la parte oeste del templo.
Durante la visita también pudimos presenciar una ceremonia con monjes y monjas budistas, cánticos y gongs. Simplemente alucinante.
A última hora de la tarde, regresamos al hotel y acordamos con los compañeros de viaje salir a cenar por nuestra cuenta en un par de taxis. Como cada vez eran más los que querían apuntarse a la aventura, al final acabamos contratando ¡un autobús! Éramos cerca de 15 personas y el conductor no sabía ni una palabra de inglés. Como pudimos, explicamos en el hotel a dónde queríamos ir y se lo dejaron todo escrito al chófer.
Fue una noche muy divertida. Volvimos al skyline para ver las vistas de Shanghai iluminado y también fuimos al barrio conocido como concesión francesa, donde acabamos cenando en un restaurante alemán unas salchichas que, aunque carísimas, nos supieron a gloria.
La Concesión francesa es una zona que adquirió ese nombre tras la Segunda Guerra del Opio, cuando los franceses la ocuparon tras ganar la guerra al Imperio Chino, apoyados por los británicos. Esta zona fue gobernada por los franceses como si fuera parte de Francia desde 1849 hasta 1946.
El barrio se amplió progresivamente a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, donde acaudaladas familias europeas crearon un oasis estilo Art Decó en el corazón de Shanghai. El dominio francés de la zona llegó a su fin con la firma de un acuerdo por parte de la Francia de Vichy (Philippe Pétain) en Nanjing en 1943. El área que cubría la antigua concesión francesa durante gran parte del siglo XX pasó a ser uno de los primeros distritos residenciales y comerciales de Shanghai, así como el centro de la religión católica, al contar con un gran número de iglesias en ese sector.
En esta zona fue donde se organizó la primera manifestación o revuelta de Shanghai, motivada por la decisión del gobierno municipal francés de construir una carretera a través de un antiguo cementerio chino.
Actualmente, es una zona llena de modernas boutiques, hoteles, galerías, restaurantes y cafés.
Contra todo pronóstico, nuestro conductor y el autobús, nos estaban esperando en el lugar acordado y pudimos regresar a nuestro hotel, ante la duda de algunos que ya vaticinaban un secuestro en grupo.