Saltamos de la cama con las primeras luces del alba. El Taj Mahal, una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno, nos esperaba. Sin lugar a dudas, se trata de una visita indispensable en cualquier viaje a India y algo que seguro visitarás si viajas a Rajastán y Agra. El plan inicial era ver el amanecer, pero llevaban varios días con mucha bruma, por lo que al final no pudo ser y lo visitamos más tarde.
Este complejo de edificios, construido entre 1631 y 1654 en la ciudad de Agra por un emperador como mausoleo para su esposa favorita, encierra detrás todo un monumento a una historia de amor.
El príncipe Shahbuddin Mohammed recibió una de las mejores educaciones de la época y, a pesar de la riqueza ilimitada de su familia, nunca mostró interés por la opulencia ni los intereses materiales. Un día, el príncipe se enamoró en un bazar de la princesa Arjumand, de solo 15 años, hija del Primer Ministro de la Corte. El príncipe, impresionado por su belleza, preguntó el precio del collar de cristal que ella se estaba probando. Le respondieron que no era de cristal, sino de diamantes, y que valía 10.000 rupias. El príncipe pagó sin dudarlo y así conquistó de inmediato el corazón de la princesa.
Sin embargo, los novios tuvieron que esperar cinco años para casarse, tiempo durante el cual no pudieron verse ni una vez. Finalmente, la boda tuvo lugar en 1612, con una ceremonia espectacular, en la que el emperador nombró a Arjumand Mumtaz Mahal, "La Elegida del Palacio". Aunque Mumtaz Mahal no era su primera esposa, sí era la favorita. El príncipe fue coronado unos años después con el nombre de Shah Jahan, "Rey del Mundo", y gobernó en paz.
Pero unos años después de coronarse, sufrió la peor tragedia de su vida. Su amada y favorita esposa, Mumtaz Mahal, no resistió el parto de su decimocuarta hija. En su lecho de muerte, la reina le pidió a su rey que construyera en su memoria un monumento sin igual en el mundo. En su honor, Shah Jahan contrató a 20.000 obreros para construir el que sería el mejor mausoleo del mundo y un ejemplo de simetría: el Taj Mahal.
El mausoleo de Taj Mahal lleva ese nombre en honor también a su esposa, Mumtaz-i Mahal, cuyo nombre significa "Perla del Palacio" o, según otras versiones, "Elegida del Palacio". El nombre del mausoleo, Taj Mahal, a veces es considerado como una abreviatura del propio nombre de la emperatriz, pero también significa "Corona del Palacio". Aunque se trata de una tumba, el emperador quiso ofrecerle a su esposa un palacio y una corona.
Veintidós años de construcción con los mejores materiales: el mármol fino y blanco de sus paredes se trajo de las canteras de Jodhpur en elefantes, jade y cristal de China, turquesas del Tíbet, lapislázuli de Afganistán, crisolita de Egipto, ágata del Yemen, zafiros de Ceylán, amatistas de Persia, coral de Arabia, malaquita de Rusia, cuarzo del Himalaya, diamantes de Golconda y ámbar del Océano Índico.
No se sabe quién fue exactamente el arquitecto del Taj Mahal. Se menciona el nombre de Ustad Isa, pero si este personaje existió o no, es pura conjetura. Otra leyenda local dice que el emperador mató a la esposa del arquitecto para que sintiera el mismo dolor que él quería reflejar al construir el edificio, y que después lo dejó ciego y le cortó las manos para que nunca construyera algo igual. Sin embargo, esto es algo que nunca se ha podido comprobar.
El emperador Shah Jahan quería construir su propio mausoleo en mármol negro, a imagen y semejanza del de su esposa, al otro lado del río Yamuna, y unir ambos mediante un puente de oro. Hoy, al otro lado del río, frente al Taj Mahal, queda un resto, en piedra roja, de lo que se dice que fue el inicio de la construcción del edificio gemelo del Taj Mahal. Pero no llegó a construirse, ya que Aurangzeb, tercer hijo de Shah Jahan, después de vencer a sus hermanos y hacerse con el poder, encarceló a su propio padre en la fortaleza roja de Agra.
Shah Jahan murió en prisión, después de largos años de enfermedad, contemplando desde sus aposentos en el Fuerte Rojo el Taj Mahal, su gran obra, monumento a su amada y refugio para el descanso eterno de ambos. En su lecho de muerte, a los 74 años, pidió que se le colocara un espejo para ver la tumba de su esposa. Se dice que cuando murió, miraba el Taj Mahal.
El mausoleo está emplazado en un jardín simétrico, típicamente musulmán, dividido en cuadrados iguales y cruzado por un canal flanqueado por dos filas de cipreses, donde se refleja su imponente imagen. Hoy en día, los jardines siguen siendo arados por bueyes, para sorpresa de muchos turistas.
Para llegar hasta la entrada, nos llevaron en un coche eléctrico. Una vez traspasado el umbral y tras caminar unos pocos metros, te encuentras de frente con el IMPRESIONANTE mausoleo. Es mucho más grande de lo que puede parecer. La gente se ve minúscula a lo lejos. Realmente impresiona su grandiosidad.
El mausoleo, por dentro, deslumbra menos que por fuera. La cámara mortuoria está rodeada de finas paredes de mármol incrustadas con piedras preciosas que filtran la luz natural, traduciendo su belleza en mil colores. La sonoridad del interior, amplio y elevado, es triste y misteriosa, como un eco que suena y resuena, y nunca se detiene.
El hijo del Shah Jahan rompió con la perfecta simetría del mausoleo por venganza, al enterrar a su padre al lado de Mumtaz Mahal. Ella está representada por una pequeña loza, y el Rey, por un tintero, símbolo de la mujer como un papel en blanco en el que escribe su marido.
El Taj Mahal no se trata de un solo edificio, sino de todo un complejo de grandes dimensiones. En total, 22 pequeñas cúpulas simbolizan los 22 años que duró la construcción del Taj Mahal. Sobre el edificio hay una gran cúpula en el centro, que es la "Corona del Palacio" (Taj Mahal). Rodeando a ésta hay cuatro chattris de cúpulas más pequeñas; y en los extremos de la plataforma se alzan cuatro minaretes culminados en cúpulas más pequeñas aún, construidos con cierta inclinación hacia afuera para que, en caso de derrumbamiento, no caigan sobre el edificio principal.
Rodeando el recinto hay una alta muralla de arenisca roja, rodeada a su vez de jardines, con una monumental puerta de entrada en el sur. A través de ella se accede a un inmenso patio de 300 metros de ancho con un estanque de mármol en el centro y numerosos jardines y fuentes.
El mausoleo propiamente dicho, al que habitualmente se hace referencia con la denominación de Taj Mahal, está flanqueado por dos edificios simétricos: al oeste, una mezquita de tres cúpulas construida en arenisca roja y mármol blanco, y al este, el llamado "eco de la mezquita", que no se usa para el culto por estar orientado en dirección errónea y cuya finalidad es mantener la simetría. El río es el telón de fondo de todo el impresionante conjunto.
El Taj Mahal tiene algo de mágico, quizás por la tonalidad que le confiere el mármol del que está formado, que cambia de color según la luz que recibe, o quizás por su significado. El caso es que, al verlo, nadie queda indiferente.
A continuación, visitamos el Fuerte Rojo, otra visita imprescindible en Agra después del Taj Mahal. El Fuerte de Agra se construyó en 1573 por orden del emperador mogol Akbar. Concebido inicialmente como bastión militar, Shah Jahan, el nieto de Akbar, hizo algunas modificaciones hasta convertirlo en uno de los palacios más importantes de toda la India. Aquí vivieron y gobernaron los grandes emperadores del imperio mogol. En 1983, la UNESCO lo declaró Patrimonio Mundial de la Humanidad.
En el interior del Fuerte de Agra, nos encontramos con un increíble conjunto de palacios y varios edificios señoriales, en los que están presentes diferentes estilos arquitectónicos. Destacan:
Diwan-i-Am: La sala de audiencias públicas, con su adyacente Nagina Masjid, o mezquita para las damas de palacio.
Diwan-i-Khas: La sala de audiencias privadas, construida por Shah Jahan y destinada a la recepción de embajadores.
Moti Masjid: Una mezquita de mármol, también llamada mezquita de la perla.
Palacio de Jahangir: Con su mezcla de estilos mogol e hindú, refleja la actitud tolerante y abierta hacia otras culturas de Akbar.
Mussaman Burj o Torre Octogonal: Donde Shah Jahan, prisionero de su hijo, pasó los últimos ocho años de su vida y murió contemplando el Taj Mahal, el lugar donde descansaba su amada esposa.
Otros edificios notables son:
El Palacio de los Espejos: Donde en su día estuvo el harén.
El Khas Mahal: También de mármol.
El Shish Mahal (Palacio de Cristal): Una serie de habitaciones cuyas paredes están decoradas con espejos.
Las Puertas de Delhi y del Elefante.
Ahora sí, habíamos acabado de visitar Agra y tocaba regresar a Delhi. Una vez de regreso a la capital, comimos en un restaurante local antes de realizar las últimas visitas de nuestro viaje.
Hicimos un recorrido en nuestro bus y pasamos por la Puerta de la India (un arco del triunfo de 40 metros de alto) y la residencia del presidente de la India, situados en la Rajpath o “Camino del Rey”, una enorme avenida que atraviesa Nueva Delhi. En esta misma zona, se encuentra también el Jantar Mantar, otro observatorio como el que visitamos en Jaipur.
Visitamos la tumba de Humayun, un complejo muy bien conservado y considerado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO desde el año 1993, ya que es una de las primeras muestras del arte arquitectónico mogol.
Aquí se encuentra la tumba principal del emperador Humayun, así como tumbas, mezquitas y otras construcciones. Está emplazada cerca de la orilla del río Yamuna, y al lado de un santuario dedicado a un santo de la orden Sufi Chistiyya, muy venerado por los mogoles.
La tumba principal, la de Humayun, está construida con arenisca roja, a la que se le añadieron detalles decorativos en mármol blanco y negro. Su estructura, situada encima de una plataforma, es octogonal y los techos están decorados con pinturas. La sala central, con una altura de dos pisos, está flanqueada por cuatro salas, también octogonales.
El conjunto total del edificio es simétrico, así como todas sus fachadas. En la parte superior tiene una gran cúpula de mármol blanco rodeada de pequeños chhatris o quioscos.
La tumba de Humayun es la primera que puede considerarse como una tumba-jardín. Por ello, está considerada como la precursora en estilo del Taj Mahal. Está rodeada de murallas y tiene muchos canales con estanques y fuentes, simbolizando probablemente el paraíso.
Su segunda esposa, que era persa, Hamida Begum, ordenó construir este mausoleo en su honor y lo dejó en las manos del arquitecto persa Mirak Mirza Ghiyath, quien anteriormente había diseñado importantes edificios en otras partes de la India. Además de Humayun, están enterrados su viuda principal, su esposa más joven y otros dignatarios mogoles.
También se puede visitar la Tumba del Barbero, cuya identidad aún es incierta. Es un edificio octogonal con un interior de planta cuadrada. Además, se puede visitar la tumba de Isa Khan, donde reposan los restos de los subalternos de Humayun. Es una sala octogonal rodeada de tres arcos y tiene en uno de sus laterales un minarete.
En el edificio Nili Chhatri reposan los restos de un servidor de la corte del emperador Akbar, el hijo de Humayun. La fachada original tenía decoraciones que han desaparecido por completo con el tiempo.
Nuestra última visita en Delhi fue el Raj Ghat, un monumento dedicado a la memoria del padre de la India moderna, el gran Mahatma Gandhi. Conocido también como la Tumba de Gandhi, el Raj Ghat es una plataforma de mármol negro que se erigió para marcar el punto exacto donde fue incinerado Gandhi en 1948. En el lugar indicado, un sacerdote se encarga de velar por las cenizas de Gandhi y de mantener viva una llama eterna.
La zona del Raj Ghat es muy importante para los hindúes, ya que, además de Gandhi, en sus alrededores también fueron incinerados Indira Gandhi, su padre Nehru y sus nietos.
Además de contemplar este tributo a Gandhi, el Raj Ghat de Nueva Delhi tiene un parque precioso y tranquilo donde aislarse un poco del caos. También acoge el Museo Conmemorativo de Gandhi, donde se pueden encontrar muchos objetos de la vida que utilizó el Mahatma.
Para despedirnos de nuestro viaje a la India, hicimos un último tour en tuk-tuk por el barrio de Old Delhi. Recorrimos los bazares y nos internamos en el caos de la ciudad. Pasamos por el Fuerte Rojo, hicimos una parada en la mezquita de Jama Masjid y visitamos algunos templos.
El Fuerte Rojo de Delhi debe su nombre al color de la piedra arenisca con la que se construyó. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2007. Empezó a construirse en 1638 y su construcción duró 10 años. Su muralla mide 2,5 kilómetros de largo y su altura varía entre 16 metros, en la orilla del río, y 33 metros en la zona cercana a la ciudad. Además, tiene un foso de unos 9 metros de profundidad.
En realidad, el Fuerte Rojo fue un palacio y la residencia real del emperador mongol Shah Jahan, quien trasladó la capital de su imperio de Agra a Delhi. La muralla de este fuerte cubre la antigua ciudad de Shahjahanabad, hoy conocida como Vieja Delhi.
El Fuerte Rojo tiene dos puertas principales: la puerta de Delhi y la de Lahore. La de Lahore es la entrada principal que conduce a los bazares y al famoso mercado Chatta Chowk. En el interior del Fuerte Rojo destacan el palacio, los pabellones de audiencias, los apartamentos imperiales y otros edificios destinados a las mujeres.
La mezquita de Jama Masjid, o “Mezquita del Viernes,” es la más grande de la India y el principal centro de culto para los musulmanes de Delhi. Está situada frente al Fuerte Rojo, en lo alto de una pequeña colina a la que se accede por una escalinata.
Fue construida por el emperador mogol Shah Jahan entre 1644 y 1658. Este mismo emperador ordenó la construcción del Taj Mahal y las importantes mezquitas de Agra, Ajmer y Lahore. El edificio está rematado por tres cúpulas hechas en mármol blanco y negro (no se puede visitar).
Después de este arriesgado paseo en tuk tuk del que salimos totalmente ilesos, regresamos a nuestro hotel para la última cena de nuestro viaje y las últimas copas con nuestras amigas.