Hoy dedicamos el día a recorrer Ubud por libre. Recorrimos el sendero de la palmera o Campuhan Rige Walk, el Templo Gugung Lebah, el puente de madera, los mercados locales y el Bosque de los monos. Antes de acabar el día, fuimos hasta la casa de Ketut, de la película Come, reza, ama, de Julia Roberts, de la que somos muy fans.
A primera hora de la mañana, empezamos nuestra ruta por la Campuhan Rige Walk o sendero de la palmera. Fuimos caminando desde nuestra villa en Ubud, The Village Guest House, hasta el inicio del sendero. Se ha de atravesar todo el centro de Ubud, pasando por el Palacio Real y el templo de Saraswati, y continuar un tramo por la carretera, hasta el Ibah Villas. Desde aquí sale un sendero, al principio con una fuerte bajada, que continúa pasando por Pura Gunung Lebah, y una vez bordeado el muro del templo, se sube una cuesta bastante pronunciada hasta el inicio del sendero empedrado y rodeado de vegetación.
En realidad, a lo largo del sendero hay 3 palmeras solitarias, las típicas de la imagen de Campuhan Rige Walk. Siguiendo el camino, se llega a la pequeña aldea de Bangkiang Sidem, donde se pueden ver las pequeñas casas rodeadas de campos de arroz y el volcán Agung al fondo. Hay además varios warungs en los que comprar bebidas o snacks. Se recomienda llegar hasta el Karsa Café, que está a 200 metros del punto en el que empiezan a verse las primeras casas, donde podremos disfrutar de unas vistas magníficas a los arrozales y de paso, tomarnos algo fresquito! Desde aquí, no es difícil imaginarse a Julia Roberts recorriendo los arrozales en bicicleta….y a Bardem atropellándola, ya que la película de Come, reza, ama se rodó por aquí!.
Se puede volver al centro de Ubud en unos cochecitos eléctricos, disponibles desde el Karsa Café, o deshacer el camino andado (unos 3km ida y vuelta).
Nosotros volvimos caminando, y ya de nuevo en la carretera, nos acercamos al antiguo puente de madera, que se encuentra justo al lado del nuevo puente. Desde aquí se puede ver el ‘lugar donde convergen dos ríos’ (“Campuhan”), en el lado sur del templo del inicio del sendero, y a varias familias de hindús bañándose en él, ya que se considera un lugar sagrado.
Después de esta caminata, teníamos previsto hacer un segundo recorrido por los arrozales urbanos de Kajeng, pero hacía tanto calor, que sólo nos acercamos hasta el inicio del sendero. Os recomendamos hacer siempre estas caminatas a primera de la mañana o última hora de la tarde.
El recorrido empieza en una calle que sale a 20 metros del conocido Café Lotus y que destaca por tener baldosas de cemento en el suelo, con nombres de diferentes empresas de Ubud, a modo de Paseo de la Fama. A lo largo de esta calle, hay un mercado artesanal, en el que pasamos un buen rato haciendo algunas compras y regateando. Al final de esta calle, hay un cartel que indica que no pueden circular coches, y se inicia una suave pendiente. A pocos pasos ya pueden verse las vistas de los arrozales.
Ya de regreso al centro de Ubud, justo en la entrada del Warung River View, a pocos pasos del Café Lotus, hay unas escaleras desde las que se tienen unas vistas increíbles. Se puede bajar hasta el río y acercarse hasta un pequeño templo que hay unos metros más adelante.
Siguiendo por la calle principal, Jl Raya Ubud, a pocos pasos del Palacio Real, se encuentra el Puri Desa Ubud, el templo principal de la ciudad, que suele estar cerrado aunque cobra importancia en las celebraciones; y un poco más adelante, el Pura Taman Saraswati, templo dedicado a Saraswati, la Diosa del conocimiento, las enseñanzas y las artes.
En los años treinta del siglo pasado, la familia real promovió que Ubud se convirtiera en un centro de arte atrayendo a muchos artistas. Este templo fue un encargo del príncipe de Ubud en honor a Saraswati y fue construido por I Gusti Nyoman Lempad, un prolífico arquitecto y artista balinés.
Es todo un icono de Bali y destaca por su arquitectura balinesa enmarcada por los estanques de flores de loto, orquídeas y antiguos árboles de magnolia, conservando el estilo tradicional balinés (os recomendamos la cena en el Café Lotus).
Como íbamos bien de tiempo y con el calor que hacía, decidimos volver al hotel a darnos un baño en la piscina. Después de todo, era el segundo día sin lluvia y queríamos aprovechar nuestra villa un poco más. Después de esta pausa refrescante, fuimos a comer de nuevo a la calle principal de Ubud, Jl Raya Ubud, en el Gedong Sisi Warung. La comida estuvo exquisita, y el lugar fantástico.
Después de comer fuimos caminando hasta el bosque de los monos. Se puede bajar desde Jl Raya Ubud por Jl Karna, repleta de puestos de artesanía y regalos, para luego enlazar más adelante con la carretera del Monkey Forest. En poco más de un kilómetro estábamos en la entrada del famoso bosque, y ya se podían ver algunos monos correteando por las aceras.
En la entrada hay un cartel con indicaciones acerca de lo que se puede hacer o no con los habitantes de este bosque. No darles de comer, no molestarles, no mirarles a los ojos, no enseñar los dientes (es una provocación para ellos), no correr y sobretodo no gritar ni entrar en pánico si se te sube alguno encima.
Después de hacer cola para conseguir nuestras entradas (80.000 IDR), nos adentramos en este bosque tropical a través de una boca excavada en la roca, y tras atravesar un pequeño túnel, ya estábamos rodeados de monos!.
El recorrido está bien señalizado y nos permite disfrutar de jardines y zonas arboladas. Hay algunos puntos donde los cuidadores dan de comer a los monos, y algunos guías, plátano en mano, te hacen una selfie con un mono alargando la mano como si hiciese él la foto. También hay una zona con jaulas para los monos en recuperación de alguna dolencia o lesión (había uno ciego), y un gran templo, el Pura Dalem Agung, que a pesar de que no se puede acceder a él, nos pareció increíble.
En el centro del bosque hay un gran árbol, atravesado por un puente y cuyas raíces cuelgan hasta tocar el suelo. El entorno es espectacular y disfrutamos mucho paseando por el bosque sin ningún ataque por parte de los monos.
Después de esta visita, y ya que llevábamos todo el día caminando, decidimos acercarnos hasta la casa-consulta de Ketut Lyer, de la película Come, reza, ama. Otro kilómetro más allá del bosque de los monos, por la carretera, llegamos por fin a su casa. Fue muy emocionante recorrer el patio que hacía las veces de sala de espera para la gente que esperaba a que Ketut hijo les leyera la mano.
En la tarima donde recibe a las visitas, hay una foto de Ketut y un ejemplar de la novela Come, reza, ama. Nos hicimos montones de fotos, y muy emocionados y satisfechos, acabamos con las visitas de hoy.
Como estábamos rendidos, cogimos un Grab hasta nuestro hotel, y tras un breve descanso, salimos a cenar por el centro de Ubud. Acabamos en un warung muy escondido. El servicio no fue bueno, aunque la comida no estuvo mal.
Agotados, después de 30 kilómetros recorridos a pie, según nuestro reloj, nos fuimos a dormir, que al día siguiente tocaba dejar Ubud y trasladarse a Padang Bai.