Llegó el momento de dejar una ciudad que nos había fascinado por sus enormes contrastes y sus secretos ocultos, para poner rumbo al Valle del Jordán hasta llegar a Tiberiades, a orillas del Mar de Galilea.
En nuestra ruta a lo largo del río Jordán, pasamos por el oasis de Jericó. La visita de Jericó no estaba incluida en nuestra ruta, pero hicimos una breve parada. Jericó es la ciudad más antigua del mundo siempre habitada y data de unos 10.000 años. En ella se encuentra el Monte de las Tentaciones, donde Jesús pasó 40 días aguantando las tentaciones del Diablo. La ciudad ha sido destruida y reconstruida hasta 23 veces. Para visitar los enclaves religiosos se ha de subir en funicular.
Pero si algo destaca especialmente es el Monasterio de San Jorge, un monasterio ortodoxo excavado en la roca. Desde la base de la montaña pudimos admirar el monasterio enclavado en la roca y hacernos fotos con camellos y ese entorno maravilloso.
A continuación, paramos en Yardenit, lugar del Bautismo de Jesús. El Evangelio (Mt. 3,16) llama al río Jordán el lugar "donde se abrió el cielo". Allí, Juan el Bautista no solo bautizó a Jesús, sino que lo señaló como el Mesías.
El Jordán es un río sagrado para las dos grandes religiones del Libro: judaísmo y cristianismo. Para los judíos, la sacralidad del principal río de Israel le viene dada no solo por sus continuas citas en la Biblia, sino también porque representó para ellos el último obstáculo para conquistar la Tierra Prometida. Cruzarlo fue casi tan milagroso como la travesía del mar Rojo, liderada por Moisés.
En la actualidad, Jordania e Israel se disputan el privilegio del lugar exacto del bautismo de Jesús. Aunque parece que el lado jordano se afianza como el lugar más verosímil. Nosotros hemos estado en los dos lados, y el lado de Israel nos parece mucho más bonito. En el lado jordano hay restos arqueológicos y varias iglesias para visitar en un recorrido a pie y con guía, que está francamente mal aprovechado. El guía va muy rápido y poco le interesa el disfrute de los viajeros, así que nos quedamos con el lado de Israel como preferido.
En cualquier caso, miles de peregrinos cristianos se siguen sumergiendo en sus aguas sagradas, tanto en la orilla jordana como en la israelí, para renovar sus promesas bautismales. Un río que purifica, libera y salva. En todas las tiendas y comercios de Tierra Santa se vende agua del Jordán embotellada.
Seguimos nuestra ruta hacia Tabgha, lugar de la multiplicación de los panes y los peces. En el lugar donde se cree que tuvo lugar tal hazaña, se alza una iglesia moderna, situada sobre otras más antiguas de los siglos IV y V. Este es el lugar en el que, según la historia, se sirvió la gran comida a las cinco mil personas que es descrita en el Nuevo Testamento, justo antes de que Jesús caminara sobre el agua. Y aunque existe la posibilidad de que este sea el lugar verdadero donde ocurrió, en las escrituras nunca se hace evidente el sitio exacto, solo se dice que estaba a orillas del Mar de Galilea.
Debajo de la mesa del altar está uno de los lugares más visitados de esta iglesia, que es un bloque de piedra caliza que es conocido como la Mesa del Señor. En frente de este altar está un suelo de mosaico que data del siglo cuarto y que representa los panes y los peces.
A continuación visitamos Cafarnaúm. Antiguo pueblo de pescadores de Galilea que se mantuvo habitado desde el siglo II a.C. hasta prácticamente el siglo XIV, y del que se conservan entre otros, la Antigua Sinagoga y el Memorial Octogonal, construido para preservar los restos de la Iglesia Octogonal bizantina que a su vez fue edificada para conservar los restos de la humilde Casa de Pedro.
De Cafarnaúm podemos decir que fue el auténtico hogar de Jesús. Es mencionado en multitud de ocasiones en los evangelios como escenario de interesantes pasajes de su vida. Nazaret fue el lugar de la niñez y adolescencia de Jesús. Pero según el Evangelio de San Marcos, en un determinado momento Jesús decidió abandonar Nazaret para irse a vivir a Cafarnaúm (Mt 4 13). A partir de ese momento, pasó a considerarla como su propia ciudad.
Después de todas estas visitas de hoy, llegamos a Tiberíades, a orillas del Mar de Galilea. Tiberíades es reconocida como ciudad santa judía junto con Jerusalén, Hebrón y Safed (en ella se encuentran enterrados varios sabios judíos). Lleva su nombre en honor del Emperador Tiberio. Fue construida aproximadamente en el año 20 d.C. por Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande, en el sitio de una aldea destruida de Rakkat y se convirtió en la capital de su reino en Galilea.
Tiberíades también es reconocida como la ciudad de los Milagros. En el año 30 a.C., Jesucristo caminó sobre las aguas del Kineret (Mar de Galilea). A medida que se iba extendiendo el cristianismo, se fueron construyendo numerosas iglesias.
Antes de instalarnos en nuestro hotel, nos llevaron a orillas del lago y embarcamos en un crucero por el Mar de Galilea, como en otro tiempo lo hicieron los discípulos de Jesús. Tras este relajante paseo, visitamos el museo del centro de visitantes, que alberga una antigua barca de madera de 2000 años de antigüedad, igual que las utilizadas por los pescadores en tiempos de Jesús. En el museo también se puede ver un vídeo explicativo de la historia de la barca.
Nos instalamos en el hotel Dona Gracia, un hotel-museo precioso, repleto de obras de arte, con salones con mobiliario de época y piezas de artesanía, marionetas y otros objetos de colección.
Tras visitar nuestro hotel salimos a cenar. La ciudad fusiona antiguas ruinas con edificios y hoteles modernos. Tiene múltiples y diversos atractivos para todos los gustos. Restaurantes, bares, tiendas y hoteles frente a la playa. El ambiente era muy agradable y disfrutamos mucho de las dos noches que nos hospedamos aquí.