En nuestra última mañana en Amsterdam aprovechamos para realizar alguna visita más, incluida en la I Amsterdam City Card, antes de que nos dejasa de funcionar.
Nos desplazamos en tranvía hasta la Koningsplein, donde comienza el Bloemenmarkt, el mercado de flores más famoso de la ciudad y el único mercado flotante de flores en el mundo. Fundado en 1862, se encuentra sobre barcazas atracadas a lo largo del canal Singel, entre las plazas Koningsplein y Muntplein.
Este mercado es un lugar emblemático donde se pueden encontrar una gran variedad de flores, especialmente tulipanes, además de plantas, semillas y recuerdos típicos de los Países Bajos. Durante el mes de diciembre, el Bloemenmarkt también ofrece árboles de Navidad y decoraciones festivas.
A lo largo de los años, el Bloemenmarkt ha evolucionado de ser un mercado de flores tradicional a convertirse en una atracción turística imprescindible en Ámsterdam, y aunque las barcazas ya no navegan, siguen manteniendo su encanto histórico.
A pocos pasos del mercado de las flores se encuentra la Munttoren, o Torre de la Moneda, es una histórica torre ubicada en la concurrida plaza Muntplein de Ámsterdam, en la intersección del río Amstel y el canal Singel.
Originalmente, la torre formaba parte de la Regulierspoort, una de las principales puertas de la muralla medieval de la ciudad, construida en la década de 1480. Sin embargo, tras un incendio en 1618, solo sobrevivió parte de la estructura, que fue reconstruida en 1620. La torre adquirió su nombre porque en el siglo XVII se utilizó para la acuñación de monedas. Hoy en día, la Munttoren es un símbolo arquitectónico de Ámsterdam y cuenta con un carillón de campanas, instalado en 1668, que sigue sonando cada 15 minutos.
A continuación, nos acercamos a la Rembrandtplein una emblemática plaza que lleva el nombre del famoso pintor Rembrandt van Rijn, quien vivió cerca de esta zona entre 1639 y 1656.
Originalmente, la plaza era conocida como Botermarkt (mercado de mantequilla), ya que aquí los granjeros vendían productos lácteos y avícolas. En 1876, se trasladó una estatua de Rembrandt al centro de la plaza, y desde entonces se renombró como Rembrandtplein.
La estatua de Rembrandt se encuentraba rodeada por figuras de bronce que representaban su famosa obra La ronda de noche. Se isntaló en 2006 para conmemorar el 400 aniversario del nacimiento del pintor, pero ya se ha retirado de la plaza. Se trataba de una impresionante representación tridimensional de la famosa pintura de Rembrandt creada en 1642, en la que se recrean los personajes de la pintura, permitiendo a los visitantes caminar entre ellos y experimentar la composición desde una nueva perspectiva. Una lástima que ya no se pueda ver.
A poca distancia se encuentra el Museo Willet-Holthuysen, una joya arquitectónica que transporta a los visitantes a la opulencia del siglo XVII. Esta elegante mansión, que perteneció a Abraham Willet y Louisa Holthuysen, conserva su interior original, ofreciendo una visión auténtica del estilo de vida de la élite neerlandesa.
Al recorrer sus lujosas habitaciones, se pueden admirar muebles antiguos, platería, porcelana y una impresionante colección de arte. Destacan el salón de baile, el comedor decorado al estilo Luis XIV y el jardín francés, que añade un toque de serenidad al conjunto. Además, el museo ofrece exposiciones sobre la historia de la casa y sus antiguos propietarios.
También visitamos el Museum Van Loon, una elegante casa señorial construida en 1672, hogar de la influyente familia Van Loon, cuyos miembros estuvieron involucrados en la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales (VOC). Desde 1973, la casa ha sido un museo abierto al público, ofreciendo una visión auténtica de la vida aristocrática durante la Edad de Oro Neerlandesa.
El museo conserva su decoración original, con muebles antiguos, pinturas y una impresionante colección de porcelana y platería. Además, cuenta con un jardín simétrico, diseñado siguiendo el estilo clásico de la época. Es un lugar ideal para quienes desean explorar la historia y el lujo de la Ámsterdam del siglo XVII.
Otro punto imprescindible de la ciudad es la Museumplein, o Plaza de los Museos, una de las zonas culturales más importantes de Ámsterdam, donde se concentran varios de los museos más destacados de la ciudad. Es un espacio amplio con zonas verdes, fuentes y áreas de descanso, ideal para quienes disfrutan del arte y la historia.
Aquí se encuentra el Rijksmuseum, el museo nacional de los Países Bajos, que alberga una vasta colección de arte y objetos históricos, incluyendo obras maestras de Rembrandt y Vermeer. También está el Museo Van Gogh, dedicado al célebre pintor y con la mayor colección de sus obras en el mundo, con piezas icónicas como Los girasoles y La habitación de Arlés. El Stedelijk Museum, por su parte, es el museo de arte moderno y contemporáneo, con obras de artistas como Piet Mondrian, Kazimir Malévich y Andy Warhol.
Para quienes buscan una experiencia más alternativa, el Museo Moco ofrece exposiciones de arte urbano y contemporáneo con obras de Banksy, Roy Lichtenstein y Keith Haring. Además, la Museumplein alberga el Museo del Diamante, donde los visitantes pueden aprender sobre la historia y el proceso de fabricación de los diamantes, así como ver piezas impresionantes.
Finalmente, junto a estos museos se encuentra el Concertgebouw, una de las salas de conciertos más prestigiosas del mundo, famosa por su excepcional acústica y programación de música clásica. Este conjunto de instituciones hace de la Museumplein un destino imprescindible para los amantes del arte y la cultura en Ámsterdam.
Para visitar la mayoría de estos museos es necesario reservar hora online. Nosotros decidimos probar suerte cuando faltaba menos de media hora para que caducaran nuestras I Amsterdam Card, y conseguimos una visita en el Rijksmuseum justo para media hora después. Como las tarjetas estaban a punto de expirar, nos adelantamos y nos pusimos en la cola antes de la hora reservada. ¡Tuvimos suerte! Nos dejaron entrar apenas cinco minutos antes de que se desactivaran las tarjetas.
El Rijksmuseum es uno de los museos más emblemáticos de los Países Bajos. Este majestuoso edificio, diseñado por Pierre Cuypers e inaugurado en 1885, combina elementos góticos y renacentistas con detalles modernos. Rodeado de jardines bien cuidados, esculturas al aire libre y una atmósfera tranquila
Entre sus obras más célebres se encuentra La ronda de noche de Rembrandt, una pintura monumental que captura el dinamismo de una milicia ciudadana. También destacan piezas de Vermeer, como La lechera, y de Frans Hals, Jan Steen y otros maestros que definieron la identidad artística de los Países Bajos.
El Rijksmuseum no solo exhibe pinturas: su colección incluye esculturas, artes decorativas, grabados, fotografías, objetos históricos y una notable selección de porcelana asiática y arte colonial. Además, el museo cuenta con una biblioteca especializada en historia del arte, abierta al público.
Al acabar la visita, comimos unas hamburguesas en una cafetería situada justo a la salida de los jardines del museo.
Para quien disponga de más tiempo, algo más alejado se encuentra el mercado de Albert Cuyp, el mercado callejero más famoso de Ámsterdam, ubicado en la Albert Cuypstraat, en el barrio De Pijp. Fundado en 1905, es uno de los mercados al aire libre más grandes de los Países Bajos, con más de 300 puestos que ofrecen una gran variedad de productos, desde frutas y verduras frescas hasta ropa, accesorios y comida típica holandesa.
Este mercado es un lugar ideal para probar especialidades locales como el stroopwafel, el arenque crudo y las famosas patatas fritas con salsas. Además, su ambiente vibrante y multicultural refleja la diversidad de Ámsterdam, con productos exóticos de diferentes partes del mundo.
El mercado está abierto de lunes a sábado de 9:30 a 17:00, y es fácilmente accesible en tranvía o metro, con la estación De Pijp a pocos metros.
Al norte del mercado y tocando al canal Singel, se encuentra la Heineken Experience es una atracción turística en Ámsterdam que ofrece una inmersión en la historia y el proceso de elaboración de la famosa cerveza Heineken. Ubicada en la antigua fábrica de la marca, esta experiencia interactiva permite a los visitantes conocer los ingredientes, la evolución de la empresa y su impacto global. Además, cuenta con actividades como una simulación de producción de cerveza y una degustación al final del recorrido. Es una visita imprescindible para los amantes de la cerveza y aquellos que quieran descubrir más sobre esta icónica marca holandesa.
Ya junto al Voldenpark se encuentran las Zevenlandenhuizen, o "Casas de los Siete Países". Construidas en 1894 por el arquitecto Tjeerd Kuipers, estas casas reflejan distintos estilos arquitectónicos europeos, ofreciendo un recorrido visual por la historia y la estética de siete países: Alemania, Francia, España, Italia, Rusia, Inglaterra y los Países Bajos.
Cada casa presenta elementos representativos del país al que hace referencia. La casa española, por ejemplo, exhibe una fachada de inspiración morisca, con detalles ornamentales que recuerdan a la Alhambra de Granada. La casa rusa, con su estructura y decoración distintiva, evoca el estilo de las iglesias ortodoxas y el célebre Kremlin de Moscú. La casa inglesa, por otro lado, tiene influencias del neogótico victoriano, mientras que la italiana refleja l elegancia renacentista.
Finalmente, y ya junto al hotel, podemos pasear por el Voldelpark, el parque más grande y famoso de Ámsterdam. Este hermoso espacio verde, inaugurado en 1865, sigue un diseño sigue de estilo inglés, con senderos serpenteantes, estanques y una gran variedad de árboles y flores.
Entre sus atractivos destacan el Openluchttheater, un teatro al aire libre donde se realizan conciertos y espectáculos en verano, y la estatua del poeta Joost van den Vondel, quien da nombre al parque. También cuenta con varios cafés con terraza donde se puede disfrutar de una bebida mientras se contempla el entorno. En uno de ellos pasamos la tarde hasta la hora de nuesta partida. Pasamos por el hotel a por nuestro equipaje y tomamos de nuevo el autobús 397 hasta el aeropuerto. Nuestro vuelo de regreso era a las 21:15h. Tocaba regresar a casa...con la sensación de que Ámsterdam se nos había quedado un poco dentro, como una postal que no se borra, como un suspiro que se alarga más allá del viaje.