¡Llegó el gran día! Hoy era nuestro 4º aniversario de bodas y qué mejor para celebrarlo que un recorrido por el barrio judío de Amsterdam. No es ni de lejos lo más romántico de la ciudad, pero sin duda, es un recorrido fascinante por años de historia y persecución nazi.
A lo largo de sus calles, se encuentran monumentos y museos que narran siglos de historia, desde la llegada de los judíos sefardíes en el siglo XVII hasta los trágicos eventos de la Segunda Guerra Mundial.
Tomamos el tranvía 2 y el 14 y llegamos al Museo de la Resistencia, nuestra primera visita del día. Este museo ofrece una perspectiva detallada sobre la ocupación nazi en los Países Bajos y la resistencia de la población. Sus exposiciones incluyen documentos, fotografías y objetos utilizados por los combatientes de la resistencia. También cuenta con una sección interactiva que permite a los visitantes comprender las difíciles decisiones que enfrentaron los ciudadanos durante la guerra.
La exposición comienza con el bombardeo aéreo sobre Róterdam y narra los acontecimientos de la ocupación nazi mediante objetos, fotos y cartas de la época.
Para sumergir a los visitantes en la época, el museo cuenta con recreaciones de hogares, calles y escondites utilizados por los combatientes de la resistencia.
Una de las piezas más fascinantes del museo es una imprenta utilizada por la resistencia para difundir información y desafiar la propaganda nazi (entrada incluida en la I Amsterdam, audio guía disponible en varios idiomas).
En la misma calle se encuentra el Hollandsche Schowburg (entrada gratuita), un lugar de gran significado histórico en Ámsterdam. Originalmente, fue un teatro de variedades inaugurado en 1893, pero durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en un centro de detención y deportación para miles de judíos holandeses.
En 1942, los nazis requisaron el teatro y lo utilizaron como un punto de reunión para la deportación de judíos hacia los campos de concentración. Miles de personas fueron retenidas en condiciones precarias antes de ser enviadas a lugares como Auschwitz y Sobibor.
Hoy en día, el edificio ha sido transformado en un monumento conmemorativo del Holocausto, donde se honra la memoria de las víctimas. En su interior, hay una sala de recuerdo donde los nombres de 6.700 judíos deportados están grabados en las paredes, representando a los más de 104.000 judíos asesinados en los Países Bajos. En la Exposición sobre la ocupación nazi, se pueden ver documentos, fotografías y objetos que muestran el progresivo aislamiento de la comunidad judía.
Enfrente del teatro se encuentra el Museo del Holocausto, ubicado en una antigua escuela de magisterio que, durante la ocupación nazi, funcionó como guardería, donde se retenía a los niños separados de sus familias antes de su deportación. A pesar de ello, la directora Henriëtte Pimentel ayudó a salvar a cientos de ellos, convirtiendo el lugar en símbolo de resistencia y humanidad.
Los niños eran rescatado del teatro y a través de un túnel, que cruzaba por debajo de la calle Plantage Middenlaan, eran conducidos hasta la escuela sin ser vistos, evitando el contacto con el exterior y manteniendo el control absoluto sobre los movimientos.
El túnel era estrecho y discreto, diseñado para el tránsito de pequeños grupos. Permitía el traslado silencioso de niños, muchas veces en condiciones traumáticas y fue utilizado por miembros de la resistencia para sacar clandestinamente a algunos niños, salvándolos de la deportación.
Gracias a la colaboración de trabajadores de la guardería y miembros de la comunidad judía, más de 500 niños fueron rescatados a través de este túnel. Se les sacaba en secreto, se les entregaba a familias de acogida o se les escondía en zonas rurales. El túnel, por tanto, no solo fue un pasaje físico, sino también un canal de esperanza en medio del horror.
El museo además alberga más de 2.500 objetos, fotografías, documentos y grabaciones que narran la persecución de los judíos en los Países Bajos entre 1940 y 1945. Desde pertenencias personales hasta testimonios de supervivientes, cada pieza cuenta una historia de exclusión, dolor, pero también de solidaridad y esperanza. El recorrido se complementa con una audioguía disponible en varios idiomas, que permite al visitante sumergirse en los relatos y comprender el contexto histórico. El recorrido completo del museo puede llevar cerca de 2 horas.
También vimos el Monumento de Auschwitz, ubicado en el Parque Wertheim. Este monumento es un homenaje a las víctimas del Holocausto. Creado por el artista Jan Wolkers, consiste en fragmentos de espejos rotos que simbolizan la pérdida irreparable causada por la guerra. Es un lugar de memoria y reflexión sobre los horrores del genocidio.
Si se dispone de tiempo (no fue nuestro caso), también es interesante visitar el Jardín Botánico, conocido como Hortus Botanicus (entrada incluida en la I Amsterdam). Es uno de los más antiguos del mundo, fundado en 1638. Originalmente, se creó para abastecer de plantas medicinales a médicos y boticarios, pero con el tiempo se ha convertido en un oasis verde en el corazón de la ciudad. Existen invernaderos temáticos como el Invernadero de los Tres Climas, donde puedes explorar vegetación tropical, subtropical y desértica; o el invernadero de las mariposas.
Cruzando el canal de Herengrant se llega a la Sinagoga Portuguesa (entrada incluida en la I Amsterdam). Construida en 1675, esta sinagoga es una de las más grandes y mejor conservadas de Europa. Su impresionante arquitectura, inspirada en el Templo de Salomón, tiene un diseño clásico que incluye cuatro columnas jónicas que le dan una gran altura y majestuosidad. Su interior, iluminado por cientos de velas, transporta a los visitantes a otra época.
Conviene dar la vuelta por el patio de la sinagoga. A lo largo del patio hay salas con pequeños carteles en las puertas que indican que se puede acceder. En esas salas nos esperan la Biblioteca Ets Haim, fundada en 1616, una de las bibliotecas judías más antiguas del mundo que alberga textos raros y originales; una sinagoga de invierno y varias salas con manuscritos y objetos donados por los judíos.
Junto a la sinagoga se encuentra el Museo Judío (entrada incluida en la I Amsterdam). Ubicado en un conjunto de sinagogas del siglo XVII y XVIII, este museo ofrece una visión detallada de la vida judía en los Países Bajos. Ya no visitamos este museo puesto que habíamos dedicado mucho tiempo a los dos anteriores y se nos había ido la mañana.
Sus exposiciones incluyen arte, documentos históricos y objetos religiosos que muestran la riqueza cultural de la comunidad judía en Ámsterdam. También incluye un Museo Judío Junior, un espacio interactivo donde los niños pueden aprender sobre la vida judía a través de actividades lúdicas, como hornear pan tradicional y escribir en hebreo.
Entre el Museo Judío y la Sinagoga Portuguesa se encuentra el Dokwerker, monumento que conmemora la Huelga de Febrero de 1941, una protesta masiva contra la persecución nazi de la población judía en los Países Bajos.
Ubicado en Jonas Daniël Meijerplein, el Dokwerker representa a un trabajador portuario en una postura firme y decidida, simbolizando la resistencia del pueblo neerlandés frente a la ocupación alemana. La escultura fue creada por el artista Mari Andriessen y se inauguró en 1952.
Cada año, el 25 de febrero, se celebra una ceremonia en este lugar para recordar la valentía de quienes participaron en la huelga. Es un sitio de gran significado histórico y un símbolo de lucha contra la opresión.
A pocos pasos se encuentra el Waterlooplein, plaza famosa por albergar el mercado de pulgas más antiguo de la ciudad. Este mercado, que funciona de lunes a sábado, cuenta con alrededor de 300 puestos donde se pueden encontrar desde ropa vintage y libros antiguos hasta curiosidades y objetos de colección.
La plaza debe su nombre a la Batalla de Waterloo y ha sido un punto clave en la historia de la ciudad. En el pasado, fue el centro de comercio de la comunidad judía, pero durante la Segunda Guerra Mundial, el barrio sufrió grandes cambios y el mercado desapareció temporalmente.
Hoy en día, Waterlooplein es un lugar vibrante, ideal para quienes buscan tesoros únicos o simplemente quieren disfrutar del ambiente bohemio de Ámsterdam. Además, en sus alrededores se encuentran edificios emblemáticos como el Stopera, que alberga el ayuntamiento y la ópera de la ciudad.
Después de todas estas visitas, comimos en el restaurante Rembrant Corner, situado junto al canal, al lado de la casa de Rembrant.
Después de comer, visitamos la Casa de Rembrant (entrada incluida en la I Amsterdam, con reserva de hora).
En pleno corazón de Ámsterdam, entre canales y calles adoquinadas, se encuentra un rincón donde el arte y la historia convergen: la casa donde Rembrandt van Rijn vivió y trabajó durante los años de mayor esplendor de su carrera. Hoy convertida en museo, esta casa es un testimonio tangible del genio del Barroco y ofrece una ventana única a su proceso creativo.
Construida en el siglo XVII, la casa muestra cómo era la vida de Rembrandt en su época de mayor éxito. Aquí, el pintor no solo creó algunas de sus obras más emblemáticas, sino que también impartió clases a sus discípulos y acumuló una vasta colección de objetos y grabados que inspiraban su trabajo. Sin embargo, el auge de su carrera no lo protegió de las dificultades económicas: su desorden financiero lo llevó a la bancarrota, obligándolo a abandonar la casa en 1658.
Hoy, recorrer sus habitaciones es como viajar en el tiempo. La restauración minuciosa permite ver cómo eran su estudio, su sala de recepción y su espacio de trabajo, donde Rembrandt mezclaba pigmentos y exploraba las sombras y luces que definirían su estilo.
De camino hacia la Nieuwmarkt podemos desviarnos por la Oude Hoogstraat, una calle histórica que a lo largo de los siglos ha sido testigo de importantes transformaciones. En sus alrededores se encontraban varios monasterios, como el Bethaniënklooster, que tras la Reforma Protestante en 1578 fueron reutilizados para otros fines. Uno de los edificios más emblemáticos de la calle es el Oost-Indisch Huis, sede de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales en el siglo XVII.
Además, en la Oude Hoogstraat se encuentra la casa más estrecha de Ámsterdam, con una fachada de solo 2,02 metros de ancho. Hoy en día, la calle es una animada zona comercial con tiendas, cafeterías y librerías.
Siguiendo con el paseo hacia la Plaza Dam, nos encontramos con la Zuiderkerk, una iglesia protestante del siglo XVII ubicada en el barrio de Nieuwmarkt. Fue la primera iglesia construida específicamente para servicios protestantes en la ciudad y su diseño en estilo renacentista holandés es obra del arquitecto Hendrick de Keyser, quien también está enterrado allí.
Su torre distintiva, terminada en 1614, alberga un carillón de campanas instalado en 1656 por los hermanos Hemony. La iglesia tuvo un papel importante en la vida de Rembrandt, ya que tres de sus hijos fueron enterrados allí, y también fue representada en una pintura de Claude Monet.
Aunque dejó de funcionar como iglesia en 1929, la Zuiderkerk ha tenido distintos usos a lo largo de los años. Durante el invierno del hambre de la Segunda Guerra Mundial, se utilizó como morgue temporal debido a la gran cantidad de fallecimientos. En 1970, fue cerrada por riesgo de colapso, pero tras una restauración entre 1976 y 1979, se convirtió en un centro de información municipal con exposiciones sobre vivienda y urbanismo.
Hoy en día, la iglesia sigue siendo un lugar emblemático en Ámsterdam, con su imponente torre dominando el paisaje urbano.
Finalmente llegamos a la Nieuwmarkt, ubicada en el barrio chino, una plaza que ha sido testigo de siglos de transformación. Los primeros pobladores chinos de Amsterdam solían cargar y avivar el carbón en los grandes barcos, por eso el barrio surgió tan cerca del puerto. Al desaparecer esta industria abrieron tiendas y restaurantes.
Actualmente la gastronomía china convive con restaurantes de comida tailandesa, japonesa, indonesia o tibetana.
Nieuwmarkt data de 1614 y desde entonces ha sido sede de un mercado que se celebra todos los días. Además de mercado, la plaza fue lugar de ejecuciones en época medieval: a los retos, torturados y desmembrados, se los colgaba públicamente en la plaza para dar ejemplo al resto de ciudadanos.
Durante la ocupación alemana, los nazis agrupaban aquí a los judíos que iban a ser deportados a los campos de concentración. Este pasado tan siniestro persiguió a la plaza hasta la década de 1990, ya que era centro de reunión de delincuentes y drogadictos. El ayuntamiento reforzó la seguridad y la convirtió en un lugar animado con muchos restaurantes y cafés.
El edificio más emblemático de la plaza es el Waag, una antigua puerta de la muralla medieval que luego funcionó como casa de pesaje, sede de gremios y hasta anfiteatro de anatomía. Hoy en día, este histórico edificio es un restaurante, pero sigue dominando la plaza con su imponente presencia.
A lo largo de los años, la Nieuwmarkt ha sido un lugar de encuentro para comerciantes, viajeros y locales. En el pasado, albergó mercados y ferias, y durante la Segunda Guerra Mundial, fue un punto clave en la deportación de la comunidad judía, dejando una marca profunda en la historia del barrio.
Actualmente, es un espacio vibrante donde la gente disfruta de terrazas al aire libre, mercados callejeros y festivales. Su proximidad al barrio chino y al antiguo distrito judío hace que sea una parada obligatoria para quienes quieren experimentar la diversidad de Ámsterdam en una sola plaza.
A pocos pasos de la Nieuwmarkt se encuentra el templo Fo Guang Shan He Hua, también conocido como He Hua o Flor de Loto. Es el mayor templo budista de Europa construido en el estilo tradicional chino. Fue inaugurado el 15 de septiembre del año 2000 por la reina Beatriz de los Países Bajos. Su construcción fue financiada por la Fo Guang Shan, una orden budista originaria de Taiwán. El diseño estuvo a cargo del arquitecto Fred Greven, quien viajó a Taiwán para aprender sobre la arquitectura de los templos budistas.
El templo alberga una estatua de Bodhisattva Avalokitesvara, además de una capilla dedicada a Buda. También organiza visitas guiadas, sesiones de meditación, talleres de caligrafía china, y otras actividades culturales.
Por último, visitamos la Ons’ Lieve Heer Op Solder y la Oude Kerk, antes de dar un paseo por el Barrio Rojo y Chinatown al anochecer.
La Ons’ Lieve Heer Op Solder (entrada incluida en la I Amsterdam) es un santuario oculto en el corazón de Ámsterdam. A simple vista, parece una casa más en el entramado de calles del casco antiguo de Ámsterdam. Pero tras su fachada del siglo XVII, Ons’ Lieve Heer Op Solder esconde un secreto fascinante: una iglesia clandestina construida en su ático.
En un tiempo en el que el culto católico estaba prohibido en los Países Bajos, los fieles encontraron formas ingeniosas de seguir practicando su fe en la clandestinidad. Así nació esta iglesia oculta, un espacio sagrado escondido sobre las habitaciones y pasillos de una tradicional casa neerlandesa. Su arquitectura, con techos altos y detalles barrocos, sorprende a quienes cruzan la puerta, pues nadie esperaría encontrar un templo tan majestuoso sobre un hogar común.
Hoy, Ons’ Lieve Heer Op Solder es un museo que transporta a los visitantes a una época de persecución religiosa, ingenio y resistencia. Caminar por sus estrechos pasillos y finalmente descubrir la iglesia en el ático es una experiencia única que muestra cómo la historia se esconde en los rincones menos esperados. Sin duda, una de las visitas más originales que hemos hecho nunca.
En una ciudad famosa por su diversidad y tolerancia actual, este lugar recuerda que la libertad de culto no siempre fue una realidad y que, incluso en los momentos más difíciles, la fe y la creatividad encuentran su camino.
La Oude Kerk es el monumento más antiguo de la ciudad. Esta iglesia, consagrada en 1306, ha sido testigo de siglos de transformación, desde su origen como templo católico hasta su conversión en iglesia protestante tras la Reforma de 1578.
Su arquitectura gótica holandesa, con impresionantes vidrieras y una bóveda de madera decorada con pinturas del siglo XV, transporta a los visitantes a otra época. A lo largo de los años, la iglesia ha sido un punto de encuentro para la comunidad, un refugio para los necesitados y, en tiempos más recientes, un espacio para el arte contemporáneo.
Además de ser el edificio más antiguo de Ámsterdam, también es uno de los cementerios históricos más importantes de la ciudad. Durante siglos, su suelo sirvió como lugar de descanso final para miles de habitantes, incluidos figuras destacadas de la historia neerlandesa.
Bajo sus imponentes bóvedas de madera, se encuentran cerca de 8.000 lápidas, muchas de ellas pertenecientes a comerciantes, artistas y ciudadanos influyentes de la época dorada de Ámsterdam. Entre los personajes más conocidos enterrados aquí está Hendrick de Keyser, el arquitecto que diseñó la iglesia y otras estructuras emblemáticas de la ciudad.
Hoy, además de su función religiosa, alberga exposiciones y eventos culturales, convirtiéndose en un lugar donde el pasado y el presente dialogan en perfecta armonía.
Acabamos el día dando un paseo por el Barrio Rojo, uno de los barrios más icónicos y controvertidos de la ciudad. Conocido por sus luces de neón y escaparates es un reflejo de la historia, la tolerancia y la evolución social de los Países Bajos.
El Barrio Rojo, o De Wallen, es la zona más antigua de la ciudad y ha sido un centro de comercio desde la Edad Media. Lo que hoy es un distrito turístico vibrante, en el pasado fue un área de pescadores y comerciantes, donde la vida nocturna comenzó a desarrollarse de manera natural. Con el tiempo, la regulación de la prostitución y la política de tolerancia hacia el consumo de cannabis convirtieron el barrio en un símbolo de la mentalidad liberal neerlandesa.
Más allá de los famosos escaparates iluminados, el Barrio Rojo alberga una gran variedad de locales, como clubes de striptease y teatros sexuales; sex-shops, con una amplia oferta de productos relacionados con el erotismo; Museos temáticos, como el Museo del Sexo, el Museo de la Marihuana y el Museo de la Tortura; Cafés y bares tradicionales, donde se puede disfrutar de la gastronomía local; y Coffeeshops, establecimientos donde se permite el consumo de cannabis de manera regulada.
Para garantizar el respeto y la seguridad en la zona, existen varias normas que los visitantes deben seguir. Está prohibido tomar fotos o videos de las trabajadoras sexuales en los escaparates. Si alguien intenta hacerlo, puede enfrentarse a reacciones agresivas o incluso a la intervención de seguridad. No se permite la prostitución callejera, y cualquier oferta fuera de los escaparates es ilegal. También está prohibido comprar y/o consumir drogas en la calle.
Con estos dos recorridos habremos paseado por el centro histórico de Amsterdam, los canales más importantes y los barrios más emblemáticos, haciendo un repaso por la historia de la ciudad y visitando los museos más importantes.