Navarra es mucho más que sus fiestas de San Fermín y sus tradicionales pintxos: es un mosaico de paisajes donde la naturaleza y la cultura se entrelazan en cada valle, cueva y camino. En sus rutas menos trilladas aguardan descubrimientos únicos, perfectos para quienes buscan salirse del guion.
En el Valle del Baztán, la espesura de hayas y robles esconde aldeas de influencia vasca donde el euskera sigue vivo entre sus casas de sillar. Sus senderos fluyen junto al río Baztán, conduciendo hacia praderas que parecen suspendidas en el tiempo.
En el corazón de Elizondo, la Ruta de Dolores Redondo recorre los puntos clave donde la escritora ambientó la Trilogía del Baztán: plazas, callejones y puentes que cobran vida con cada página y que hoy invitan a un paseo literario con parada en pastelerías locales.
Más al norte, las Cuevas de Zugarramurdi remiten a leyendas de akelarres y brujería, con un sistema de galerías modeladas por el arroyo Regata del Infierno. Aquella sala principal, de más de cien metros de longitud, se convirtió en escenario de uno de los grandes procesos de la Inquisición en 1610 y que fue escenario de la película Las Brujas de Zugarramurdi, de Álex de la Iglesia.
Y, a sólo unos kilómetros de la Selva de Irati, se alzan las ruinas de la Real Fábrica de Armas de Orbaiceta, testimonio de la Navarra industrial del siglo XVIII. Antiguos hornos, batán hidráulico y viviendas obreras conforman un museo al aire libre donde late la memoria del trabajo en el valle.
Navarra atesora valles secretos, ermitas solitarias y paisajes que aguardan a quien se atreva a explorar más allá de lo evidente. ¿Listo para descubrirlos?