Se nos había acabado el viaje. Volvíamos a casa. De madrugada otra vez (casi ni nos acostamos) nos trasladamos al aeropuerto. Cogimos dos vuelos, de Aswan a El Cairo (6:40h – 8:10h) y de El Cairo a Barcelona (9:55h – 13:25h). Estábamos tan cansados que mi madre no recuerda ni siquiera haber hecho escala.
Este viaje sin duda superó nuestras expectativas y abrió el camino a lo que serían muchos viajes juntos. Se habían formado los Mosqueteros Viajeros, sólo que aún no lo sabíamos.