♪♪Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te desean los mosqueteros….cumpleaños feliz♪♪
Esto de celebrar el cumpleaños en la otra punta del mundo ya empieza a ser una tradición. Julián celebraba hoy su cumpleaños. Ya le había coincidido en Vietnam en 2020 y este año repetíamos celebración viajando. El día prometía ser emocionante.
Algunos de los lugares más destacados de la ciudad de Mérida que vimos en nuestro paseo por la ciudad fueron: la Plaza Grande, el Palacio de Gobierno, la Casa de Montejo, la Catedral de San Ildefonso, el Pasaje de la Revolución, el Museo de la Ciudad, el Parque Hidalgo, el Parque Santa Lucía y Paseo de Montejo.
Lo primero que hicimos fue caminar hacia el norte, pasando por el Parque Santa Lucía y el Parque de Santa Ana, y desde allí nos acercamos al Paseo de Montejo, una de las avenidas más emblemáticas y majestuosas de Mérida, inspirado en los grandes bulevares europeos (recorrimos este paseo en coche al día siguiente).
Inaugurado en 1888, fue diseñado para reflejar la prosperidad y el crecimiento de la ciudad durante la época porfiriana. A lo largo de esta elegante avenida se encuentran algunos de los edificios más icónicos y arquitectónicamente importantes de Mérida.
Edificios Emblemáticos del Paseo de Montejo:
- Casa de los Montejo:
Originalmente la residencia de la familia Montejo, hoy en día es un museo que ofrece una visión fascinante de la vida colonial. La casa es un excelente ejemplo de la arquitectura plateresca del siglo XVI.
- Monumento a la Patria:
Este monumento es una obra maestra del escultor colombiano Rómulo Rozo, inaugurado en 1956. Con sus tallados intrincados, cuenta la historia de México desde la época prehispánica hasta la Revolución Mexicana.
- Palacio Cantón:
Este impresionante edificio de estilo neoclásico francés fue construido a principios del siglo XX. Originalmente la residencia de Francisco Cantón Rosado, alberga el Museo Regional de Antropología de Yucatán, con exposiciones sobre la cultura maya y la historia de la región (actualmente cerrado).
- Quinta Montes Molina:
Una hermosa residencia de estilo Beaux-Arts construida en 1902. Este edificio ha sido conservado en excelente estado y ofrece visitas guiadas para admirar su exquisito mobiliario y decoración original.
El Paseo de Montejo no solo es una arteria principal de la ciudad, sino también un testimonio vivo de su historia y evolución. Pasear por esta avenida es sumergirse en el esplendor de la Mérida de antaño, admirando sus monumentos y edificios llenos de historia y elegancia.
Al inicio de la calle, visitamos las Casas Gemelas. Ubicadas frente al Palacio Cantón, las Casas Gemelas son dos mansiones idénticas construidas por los hermanos Cámara Zavala. Estas casas de estilo ecléctico muestran la opulencia y el gusto por la arquitectura europea de la élite meridana de principios del siglo XX. La visita es guiada y estuvimos solos con la guía, así que nos encantó. Paseamos por los salones y aprendimos del estilo de vida de los ricos hacendados de la época (entradas $250/persona +$50 por hacer fotos).
Regresamos caminando y ya bajo un calor sofocante, hacia la Plaza Grande, el corazón vibrante de la ciudad. Es imposible no admirar los numerosos edificios que la rodean, entre los que destacan la Catedral de San Ildefonso, el Palacio del Gobierno, la Casa Montejo y el Palacio Municipal; e igualmente irresistible es hacerse una foto en las letras de colores de la ciudad de Mérida.
Visitamos la Catedral de San Ildefonso, una de las más antiguas y destacadas de América. Su construcción comenzó en 1561 y se completó en 1598, lo que la convierte en la primera catedral construida en tierra firme en el continente americano. A lo largo de los siglos, ha sido testigo de innumerables eventos históricos y ha desempeñado un papel crucial en la vida religiosa y cultural de Mérida.
La catedral es un magnífico ejemplo de la arquitectura renacentista, caracterizada por su sobriedad y solidez. La fachada es imponente, con dos altas torres que se elevan hacia el cielo y muros de piedra blanca que le otorgan un aspecto majestuoso y austero.
El interior de la catedral es igualmente impresionante. Al entrar se puede sentir la grandeza del espacio, con sus altas bóvedas y arcos que crean una atmósfera solemne y reverente. El retablo principal es una obra maestra del arte sacro, tallado en madera y dorado con detalles intrincados.
La catedral alberga varias capillas dedicadas a diferentes santos. Entre ellas destaca la Capilla del Cristo de las Ampollas, que contiene una imagen venerada de Cristo crucificado, considerada milagrosa por los fieles.
Otro de los edificios que se pueden visitar es el Palacio del Gobierno. Inaugurado en 1892, es un excelente ejemplo de la arquitectura neoclásica. Su fachada verde y blanca destaca en el centro histórico de Mérida, con arcos elegantes y balcones que ofrecen vistas impresionantes de la Plaza Grande. Desde su construcción, el edificio ha servido como sede del gobierno estatal de Yucatán.
Uno de los aspectos más destacados del Palacio de Gobierno son los murales pintados por el reconocido artista yucateco Fernando Castro Pacheco. Estos murales, ubicados en el Salón de la Historia y otros espacios del palacio, narran la historia de Yucatán desde tiempos prehispánicos hasta la época moderna. Las obras de Castro Pacheco no solo son visualmente impresionantes, sino que también capturan momentos cruciales y personajes importantes de la historia del estado.
El interior del Palacio de Gobierno está compuesto por varios salones y espacios que se utilizan para eventos oficiales y ceremonias. Entre ellos se encuentra el Salón de la Historia, donde se pueden apreciar los mencionados murales, y el Salón de Gobernadores, que alberga retratos de los gobernadores del estado de Yucatán a lo largo de los años.
Además de su función administrativa, el Palacio de Gobierno es un símbolo de la identidad yucateca y un lugar de gran importancia cultural. Es un punto de encuentro para eventos públicos y celebraciones, y su arquitectura y arte lo convierten en una visita obligada para quienes desean conocer más sobre la historia y la cultura de Mérida (entrada gratuita).
Otro de los lugares que hay que visitar en Mérida es la Casa de Montejo, uno de los tesoros arquitectónicos más importantes de la ciudad. Construida en 1549 por Francisco de Montejo y León "El Mozo", esta casa es un excelente ejemplo de la arquitectura plateresca, un estilo característico del Renacimiento español.
Su fachada está ricamente decorada con motivos renacentistas, incluyendo esculturas de conquistadores españoles y elementos mitológicos. Esta ornamentación refleja tanto el poder como la riqueza de los Montejo, una familia clave en la conquista y colonización de Yucatán.
El interior de la casa ha sido restaurado para preservar su encanto histórico. Aunque solo una parte de la casa original se mantiene abierta al público, las habitaciones disponibles muestran una mezcla de estilos coloniales y elementos del siglo XIX, lo que ofrece una visión interesante de cómo ha evolucionado la residencia a lo largo de los siglos.
Actualmente, la Casa de Montejo funciona como un museo y está dividido en varias salas que exhiben muebles antiguos, objetos de arte y artefactos históricos. Cada sala está diseñada para representar diferentes épocas de la historia de Yucatán (entrada gratuita).
En la Plaza Grande también se encuentra el Palacio Municipal. Este edificio rojo de estilo colonial fue construido en 1735. Su fachada con arcos y balcones es una joya arquitectónica. Alberga la oficina de turismo y se puede subir hasta la segunda planta para disfrutar de una vista panorámica de la plaza desde su balcón.
Desde la plaza parte también el Pasaje de la Revolución, un corredor que conecta con la calle 60 y que se encuentra flanqueado por impresionantes esculturas y arte contemporáneo. Es un lugar ideal para disfrutar de exposiciones temporales y del vibrante ambiente cultural de la ciudad.
Al sur de la Plaza Grande se encuentra el Museo Municipal donde se exhiben colecciones de piezas y objetos prehispánicos mayas, coloniales y contemporáneos (entrada gratuita); y el Mercado Municipal de Artesanía Lucas Gálvez. Nosotros no visitamos estos lugares.
Agotados por el calor insoportable, pasamos un momento por el hotel antes de dirigirnos de nuevo hacia el Parque Santa Lucía para comer.
El Parque Santa Lucía data del siglo XVI y originalmente fue un cementerio anexo a la iglesia de Santa Lucía, de donde toma su nombre. Con el tiempo, el espacio se transformó en un parque público y se convirtió en un lugar de encuentro y esparcimiento para los meridanos.
Uno de los elementos más icónicos del Parque Santa Lucía son los "Bancos de los Enamorados". Estos bancos dobles en forma de "S" están diseñados para que las parejas puedan sentarse frente a frente, y se han convertido en un símbolo romántico de la ciudad.
El parque cuenta con un escenario al aire libre donde se realizan espectáculos y eventos culturales. Los fines de semana además, el parque se llena de vida con mercados de artesanías. Es un lugar donde se puede sentir la auténtica esencia de Mérida.
En el parque también se encuentra un monumento dedicado a los fundadores de Mérida, los Montejo. Este monumento rinde homenaje a la familia que jugó un papel crucial en la colonización y desarrollo de Yucatán.
Los arcos de estilo colonial que rodean el parque son otro de sus encantos. Estos arcos no solo aportan un toque arquitectónico distintivo, sino que también albergan varios restaurantes y tiendas.
Uno de estos restaurantes es la Casona Chaya Maya, donde teníamos mesa reservada a las 14h. Este restaurante es un lugar emblemático en el corazón de Mérida, ubicado en una antigua casona dentro del histórico Parque Santa Lucía. Este restaurante es famoso por ofrecer una auténtica experiencia culinaria yucateca, con platillos tradicionales y deliciosas variantes de la gastronomía peninsular. Así que disfrutamos de una deliciosa comida de cumpleaños, y brindamos para poder celebrar muchos, muchísimos más, a lo largo y ancho del mundo.
Después de comer regresamos al hotel y ya no volvimos a salir en toda la tarde. Nuestro cumpleañero tenía fiebre, que por suerte, sólo le duró una tarde. Algún virus mexicano se aprovechó de él en su día.