Empezamos el día desayunando en el hotel a las 6 a.m. para salir bien temprano hacia el mirador de la Cruz del Cóndor y los pueblos del Colca.
Con nuestra primera dosis de coca ya en el cuerpo, iniciamos un recorrido por algunos de los pequeños pueblos del valle. Nuestra primera parada fue Yanque, con la plaza de Armas más bonita y animada del Colca. En ella, las mujeres del lugar reciben a los visitantes con danzas típicas, ataviadas con los trajes tradicionales de la región. Puedes hacerte fotos con las señoras y sus llamitas, perfectamente acicaladas para la ocasión, a cambio de una propina. También pudimos visitar la Iglesia de la Inmaculada Concepción, una de las más bonitas de la zona.
A continuación paramos en el mirador de Wayracpunku situado a las afueras de Pinchollo, para contemplar las fantásticas vistas de esta zona. Pinchollo ofrece un paisaje espectacular por estar ubicado en una zona con gran actividad geotérmica. En el mirador había más señoras con sus llamitas en brazos e incluso un enorme “cóndor” que prometía no comernos si nos hacíamos una fotos con él.
En Pinchollo también paramos en el puesto de control del Parque Natural del Valle del Colca para comprar los boletos turísticos, S/70 por personas. Sin realizar ninguna otra parada, llegamos al Mirador de la Cruz del Cóndor.
A primera hora de la mañana es cuando se puede ver de cerca el majestuoso vuelo del cóndor, el ave voladora más grande del mundo. Durante un buen rato pudimos observar los cóndores y contemplar el Cañón del Colca, el segundo más profundo del mundo, después de Cotahuasi (muy cerca de aquí), y el doble de profundo que el Gran Cañón del Colorado!
En este famoso mirador anida una familia de cóndores andinos junto a un afloramiento rocoso. Estas aves suelen planear a primera hora de la mañana (de ahí el madrugón!) aprovechando las corrientes de aire caliente que suben del cañón. Desde el mirador hasta el fondo del valle hay una caída de 1200 m hasta el río, con el nevado Mismi al otro lado del desfiladero. El espectáculo está asegurado!!.
Pudimos ver muchos cóndores, más de una docena volando a la vez sobre nuestras cabezas. Hicimos un paseo hasta otro mirador situado más abajo, desde donde se podían ver los cóndores mucho más cerca, puesto que anidaban en esta zona.
Después de cerca de una hora, bajamos en autocar a otro punto más al sur e hicimos un pequeños trekking entre cactus y con unas vistas impresionantes del cañón y de estas majestuosas aves.
Pasamos al menos un par de horas aquí antes de volver al autocar y seguir con la ruta. Entre mates de coca, hojas y otras formas de droga legal en Perú, seguimos recorriendo el valle del Colca. Paramos también en Maca, un pueblo declarado Monumento Histórico. La iglesia es su edificio más importante, y los locales y sus ropajes, una vez más, nos invitarán a descubrir algunas de sus tradiciones. Hay muchos puestos de artesanía alrededor de la Plaza de Armas por lo que aprovechamos para realizar algunas compras.
Unos pocos kilómetros más adelante, se encuentra el mirador de Antahuilque, con vistas espectaculares a las terrazas de cultivo pre-incaicas en la ladera de la montaña. Esta manera de cultivar, desafiando a la gravedad, aseguraba que las condiciones climáticas no estropeasen la cosecha. Se plantaba en andenes para evitar la erosión, para proteger las cosechas, y controlar la altitud y la orientación de cada cultivo. Actualmente muchas de estas terrazas están abandonadas.
Hacia el mediodía llegamos de nuevo a Chivay para comer en otro restaurante buffet, distinto al de ayer pero igual de bueno, y después de comer, y tras cambiar de autobús, salimos con destino a Puno. ¡Un no parar!. Hicimos algunas paradas en lugares que ya vimos al llegar a Chivay, como el Paso de Patapampa o los bofedales, y deshaciendo el camino llegamos hasta el desvío de Puno. En el mirador de los volcanes, pudimos ver una espectacular explosión del Sabancay!
A través de un paisaje prácticamente lunar y a gran altitud (¡de nuevo hasta arriba de coca!) hicimos una breve parada en la Laguna Lagunillas situada a 4174 m. Con unas dimensiones de 18,6 km de largo por 5,8 km de ancho, tiene 4 pequeñas islas y se han descrito hasta 25 especies de aves diferentes que anidan en este lugar. No era época de ver flamencos, de todas formas las vistas son espectaculares. También hay una cafetería y tiendas de artesanía. En este punto también se notaba la altitud y los mareos eran evidentes…excepto Julián claro, que seguía perfectamente!.
Finalmente llegamos a Puno sobre las 19h, cansados de la carretera llena de baches y de tantas horas de autobús. En la entrada de Puno tuvimos de cambiar de nuevo de transporte, esta vez a una minivan, que nos llevó finalmente a nuestro hotel, el Hotel Hacienda Plaza de Armas, donde unas bonitas habitaciones con balcón y vistas a la Plaza de Armas nos esperaban!
Como estábamos agotados, nos quedamos a cenar en el bonito restaurante del hotel. Ya estábamos en Puno!