Hoy empezamos el día de noche, ¡¡¡de noche, sí!!! Sophean no estaba disponible y vino otro chico a recogernos. Éste no nos hizo de guía, sólo de chófer por lo que la experiencia no fue como la de ayer. Nuestro tuk tuk vino a recogernos a las 5 a.m. para ver amanecer en Angkor Wat. Nos dejó en un aparcamiento y tuvimos que caminar a oscuras hasta la entrada de Angkor Wat. Basta con seguir a la gente aunque una linterna no estaría de más. Pasamos allí más de una hora. Cuidadito con los monos, si los hay. Uno rondaba por allá y se le tiraba a la gente que lo miraba o le hacía un poco de caso.
Después de disfrutar de esta experiencia inolvidable, desayunamos en mitad de la selva y empezamos con las visitas del día. Hicimos la ruta larga de los templos, que incluye Preah Khan, Neak Pean, Ta Som, Eastern Mebon y Pre Rup. Os dejo un pequeño resumen de estos templos:
Construido en el siglo XII por el rey Jayavarman VII, el templo consta de una sola planta, con sucesivas galerías rectangulares alrededor de un santuario budista mezclado con pequeñas adiciones de templos hindúes. Como el templo vecino Ta Prohm, Preah Khan se ha dejado a merced de la naturaleza, con numerosos árboles y otra vegetación que crece entre las ruinas.
Es un pequeño templo budista de finales del siglo XII, construido bajo el mandato del rey Jayavarman VII.
Se accede a través de una pasarela sobre un lago con árboles que crecen en su interior. Tanto el santuario Preah Neak Pean como sus alrededores son espectaculares, y se dice que representa al lago Anavatapta, lugar mítico ubicado en el Himalaya del que dicen que sus aguas curan todas las enfermedades.
En el centro encontramos la isla central en medio de la piscina principal, en la que podemos ver a las dos nagas (serpientes) entrelazadas que dan nombre al templo. Alrededor encontramos 4 piscinas más que forman un dibujo cuadrado dejando la isla central justo en el centro. Se dice que estas cuatro piscinas representan los 4 elementos (fuego, tierra, viento y agua), transmitiendo y dejando patente la creencia hinduista sobre el equilibrio.
Las piscinas, en la actualidad vacías, en tiempos remotos permanecieron llenas dejando una sensación de armonía y poder incomparable. El templo permanece bastante bien conservado, aunque de las estatuas principales que en total eran cinco, tan solo queda una de ellas.
Según los historiadores, las piscinas se usaban para rituales de purificación. Se creía que el equilibrio que ofrecían sus aguas a través de sus piscinas podía sanar, por lo que era un lugar muy estimado por los habitantes de la época.
Ta Som es un pequeño templo con una puerta de entrada dominada por una gran higuera sagrada. Las pequeñas dimensiones del complejo de Ta Som permite recorrer cada uno de sus rincones, admirando multitud de bajorrelieves en sus muros donde destaca, como siempre, la figura de la enigmática semidiosa danzante conocida como Apsara. También nos encontramos con Dvarapala, el guardián que suele estar situado en las entradas de las puertas, corredores y galerías que dan acceso a los templos.
La visita a este templo es particularmente interesante por los enormes árboles tropicales que se encuentra en su interior. Enormes higueras estranguladoras y otras especies de grandes raíces rodean la construcción principal y en cada uno de ellos puedes encontrar su nombre común acompañado de su nombre científico. Sin duda sorprende ver estos tremendos árboles, sobre todo porque algunos pueden superar los 30 metros de altura.
Pero lo más sorprendente se encuentra al otro lado de la puerta. Se trata de una de las mejores muestras de lo que la jungla camboyana hizo tras el abandono a su suerte de Angkor durante siglos. Las raíces de un enorme Ficus Altissima cubren, rodean y penetran en la roca para formar una simbiosis perfecta entre naturaleza y arquitectura.
Hubo un tiempo en que las aguas de un inmenso lago artificial rodeaban la gran isla que albergaba un templo conocido como East Mebon. Solo se podía acceder a él en barco y desde la orilla se podían observar las cinco torres imponentes que se levantaban hacia el cielo.
Este templo montaña, llamado así por sus cinco torres, representando los cinco picos del Monte Meru, está dedicado al Dios Shiva. En los muros exteriores y en las plantas inferiores nos encontramos, representados en piedra, la figura de animales sagrados como elefantes y leones que aún se conservan en buen estado, apreciándose muchos detalles interesantes que demuestran el laborioso tallado de los artesanos de Angkor. Las cinco torres principales están construidas en ladrillo con cuatro puertas cada una, tres de ellas falsas y hechas en piedra arenisca.
Realizamos todas estas visitas por la mañana y regresamos al hotel. Salimos a comer por los alrededores y aprovechamos para descansar y darnos un baño en la piscina del hotel. Por la noche salimos a pasear por el Night Market de Siem Reap. También nos acercamos al Hard Rock Cafe y acabamos cenando en un restaurante que nos habían recomendado, el Haven, cuyos beneficios van a proyectos sociales.
Después de cenar regresamos rendidos al hotel, despidiéndonos así de nuestra aventura en Camboya. Al día siguiente volábamos a Vietnam.