Este día lo dedicamos a recorrer Hoi An por libre, visitando el encantador casco antiguo de la ciudad. Por la noche, asistimos al espectáculo "Memories" en un parque temático japonés, situado en una isla en mitad del río.
La ciudad de Hoi An dejó de ser uno de los puertos principales a finales del siglo XVIII. Debido a esto, no ha sufrido la modernización de otras zonas cercanas como Da Nang. Además, consiguió evitar grandes daños durante las numerosas guerras que han asolado el país, conservando así una imagen única del pasado. El puerto sigue funcionando de forma tradicional, y la pesca, junto con el turismo, es la principal fuente de ingresos de la zona. En 1999, la Ciudad Antigua de Hoi An fue declarada Patrimonio de la Humanidad.
La Ciudad Antigua ofrece numerosos aspectos impresionantes. Gran parte de ella está construida con madera. Monumentos como el Puente Japonés, con su pagoda de madera, combinan arte y arquitectura. Además, como muchas ciudades portuarias, Hoi An ha acogido a varias comunidades de diversas culturas, lo que se refleja en sus edificios. Paseando por la Ciudad Antigua, verás villas coloniales junto a templos chinos.
A orillas del río Thu Bon, por la mañana temprano, se pueden ver a los comerciantes tradicionales con sus sombreros cónicos regateando el precio del pescado. El mercado central de Hoi An, situado en las inmediaciones, también merece una visita. Hoi An es conocida además por sus talleres de seda y el oficio de sus sastres, quienes pueden tomarte medidas para un traje y tenerlo listo antes de que te vayas de la ciudad. La cerámica también ha jugado un papel muy importante en la historia de Hoi An, y varios museos lo evidencian.
El casco antiguo de Hoi An es el más bonito de todo el país y quizás incluso del sudeste asiático. Sus coloridas calles, repletas de casas coloniales, con pequeños puentes de madera y miles de luces por la noche, lo convierten en un lugar imprescindible que explorar durante varias horas. Se puede comprar un ticket que permite el acceso a 5 de los 22 lugares de interés del casco antiguo. A nosotros no nos sellaron en algunos de ellos, por lo que pudimos ver más de 5.
Lo más destacable sin duda es el Puente Japonés, construido en 1590 por la comunidad japonesa que quería conectar con el barrio chino situado al otro lado del río. Está fabricado con madera y cemento de gran solidez para soportar los embates de la naturaleza, como terremotos o lluvias fuertes. Hoy en día, este antiguo y bello puente es uno de los símbolos de Hoi An, y se puede ver en los billetes de 20,000 VND.
El puente, de casi 20 metros de longitud, conecta las dos principales calles del casco antiguo de Hoi An: Nguyen Thi Minh Khai St. y Tran Phu St., elevándose sobre el apacible río Thu Bon. Totalmente cubierto, con forma arqueada y adornado con farolillos, el puente alberga en su interior un pequeño templo llamado Chua Cau.
Además, cuenta con un pequeño museo fotográfico que exhibe imágenes antiguas del puente, incluida una que apareció en la revista Life. Durante la colonización francesa, el suelo del puente fue aplanado para facilitar el paso de vehículos. Sin embargo, en 1986, un proyecto de restauración devolvió al puente su aspecto original.
Hoy en día, hay que abrirse paso entre turistas y bicicletas para saludar al perro de piedra que hace las labores de guardián del puente.
Después de visitar el puente, seguimos recorriendo el casco antiguo. Dos de las visitas imprescindibles que realizamos fueron la Sala de la Congregación China de Fujian y la Casa Tan Ky.
Hội An fue un importante centro de comercio entre los siglos XV y XIX, y allí se asentaron los inmigrantes chinos en el sur de Vietnam. Construyeron salones de asambleas en la ciudad, lugares donde podían socializar y hacer negocios. Cada salón fue construido para un grupo étnico diferente. Hoy en día, solo quedan cinco.
Uno de ellos es el magnífico Salón de Asambleas de la Congregación China de Fujian, el mayor y más espectacular de los cinco salones que se conservan en Hoi An. Aunque originalmente se concibió como un lugar de reunión y comercio para los inmigrantes de Fujian, con el tiempo el salón se convirtió en un templo dedicado a Thien Hau, la diosa del mar de dichos inmigrantes. Este punto de interés cultural alberga diversas festividades importantes a lo largo del año, como la celebración del cumpleaños de la diosa Thien Hau.
Se accede al Salón de la Congregación China de Fujian a través de una hermosa puerta de piedra con tres vanos. Al atravesarla, encontramos un patio adornado con estatuas, plantas ornamentales y una fuente con la figura de un dragón. Recorrimos el complejo y admiramos las representaciones de animales plasmadas en sus murales, tallas y otras obras de arte. Cada animal tiene un significado: los dragones, por ejemplo, simbolizan el poder, mientras que las tortugas representan la longevidad.
Es imprescindible detenerse a observar las pinturas y murales que representan episodios de la historia y la mitología de Fujian, y admirar la arquitectura del complejo con su riqueza de colores, motivos ornamentales y tallas.
La sala principal es la habitación de mayor tamaño de la congregación. En su interior, se encuentra la estatua de Thien Hau, sentada en posición de meditación. A ambos lados de la estatua se pueden admirar figuras de deidades que, según se dice, poseen el poder de ver y escuchar a mil millas de distancia. También se encuentran estatuas de la diosa de la fertilidad y de las doce matronas, quienes según la creencia popular, conceden a los recién nacidos habilidades como comer y sonreír, entre otras. Muchas parejas sin hijos acuden a este lugar para pedir fertilidad, dejando como ofrenda fruta fresca.
El Salón de la Congregación también alberga esculturas de las cabezas de las seis familias procedentes de Fujian que construyeron el salón a finales del siglo XVII. Estas familias huyeron de China tras la caída de la dinastía Ming.
También visitamos la Casa Tan Ky. Con una estructura estrecha y alargada, y entradas por dos calles paralelas, fue construida a principios del siglo XIX por un rico comerciante chino. Aún pertenece a la misma familia, cuya séptima generación sigue viviendo en ella. A pesar de la disminución de la actividad comercial y las frecuentes inundaciones que padece la ciudad, la familia se ha esforzado por mantener la casa en su estado original y en las mejores condiciones posibles. Su nombre, que significa “Próspero negocio”, aún refleja su propósito, ya que en ella se pueden adquirir recuerdos de artesanía.
Es una de las casas más antiguas de la ciudad y posiblemente la mejor conservada, con una clara influencia china-japonesa. Su edificación se realizó alrededor de un pequeño patio, combinando diversos elementos arquitectónicos. En su exterior, de madera y ladrillos, destacan el tejado y las vigas.
En la Casa Tan Ky se representan muchas de las características de la filosofía oriental. Su estructura se basa en la triple viga, que simboliza el cielo, la tierra y los seres humanos. La casa está dividida en cinco bloques que representan los cinco elementos naturales fundamentales: metal, madera, agua, fuego y tierra.
El suelo, que mantiene su estructura original, está cubierto con ladrillos procedentes de Bat Trang, en el delta del río Rojo. El techo, sostenido por las mencionadas vigas triples japonesas, presenta un rico decorado con motivos chinos, destacándose las conchas de cangrejo.
La sala principal está construida con preciosas maderas. Las columnas que la soportan tienen pie de mármol, mientras que el resto es de caoba, decoradas con versos chinos incrustados en nácar. El mobiliario, completamente esculpido, incluye varias piezas que representan carpas y dragones, con incrustaciones de nácar en muchas de ellas. Además, no faltan alegorías a la pesca, símbolo de prosperidad.
En vitrinas se exhiben objetos de arte antiguo de la familia, junto con diversos adornos de cerámica. Destaca por su simbolismo el cuadro del patriarca familiar, sentado en una silla en posición observadora. Como en toda casa vietnamita, no faltan los altares familiares. En la zona del almacén, dos poleas evidencian su pasado comercial, y en su patio interior, ricamente decorado, no falta el pozo de agua. ¡No sabes para dónde mirar!
Otro lugar que visitamos en Hoi An fue el Salón de Asambleas de la Congregación China Cantonesa. Construido a finales del siglo XVIII por inmigrantes chinos de la región de Cantón, las distintas partes del edificio se construyeron de forma separada en China y luego fueron llevadas y ensambladas en Hoi An.
La apreciación de la arquitectura comienza al atravesar la triple puerta de entrada de piedra. Al mirar hacia arriba, se pueden ver figuras de dragones y leones que decoran el techo de baldosas de la puerta. También hay que fijarse en las exquisitas tallas de los pilares.
Paseando por el agradable patio principal, se llega a una fuente. En el centro de este magnífico monumento acuático, se encuentra la estatua de un dragón entrelazado con una carpa. Además, se pueden admirar los cuadros y otras obras de arte que decoran las paredes del patio.
En el interior del edificio principal, contemplamos el altar dedicado a Quan Cong, un respetado general del periodo de los Tres Reinos. Se le venera como símbolo de la lealtad, la integridad y la justicia. También se pueden apreciar otras reliquias de los creadores cantoneses del salón, como estatuas, asientos de terracota y un gran incensario de bronce utilizado para quemar incienso durante las ceremonias religiosas.
Otra visita interesante sería el taller de artesanía, donde realizan un espectáculo de música tradicional. Lamentablemente, no pudimos asistir debido a que estaba cerrado por la pandemia.
Además de estos históricos edificios, también visitamos el Templo de Quan Cong. Este templo recibe su nombre de un antiguo general chino que logró numerosas victorias militares durante la dinastía Han (206 a. C. - 220 d. C.). Los tonos rojos, verdes y dorados del templo, junto con sus preciosas obras de arte, siguen siendo un auténtico espectáculo hoy en día.
Construido en 1653, el templo de Quan Cong ha pasado por varias reconstrucciones. Como ocurre con muchos otros edificios históricos de Hoi An, se ha esforzado por conservar su integridad y aspecto original en la medida de lo posible. Ha sido declarado Sitio Cultural e Histórico Nacional.
El exterior del templo está construido con ladrillos rosas y un tejado con tejas verdes vidriadas, decorado con criaturas míticas como dragones y unicornios.
Al acercarse a la entrada, es importante fijarse en el sendero, adornado con dos dragones azules enredados entre nubes. Se dice que Quan Cong era la encarnación de Thanh Long (Dragón Azul) y Bach Ho (Tigre Blanco).
En el vestíbulo principal, hay una imponente estatua de Quan Cong en el altar principal, rodeada por sus dos guardianes: Quan Binh y Chau Thuong. El homenaje a Cong se completa con varias citas de personajes chinos, tanto intelectuales como de la realeza, colgadas por todo el templo, todos elogiándole.
A cada lado del altar, se encuentran instrumentos y armas rituales. La campana y el tambor son un regalo de Bao Dai, quien gobernó durante la segunda mitad del siglo XX. Tras el vestíbulo principal, hay un santuario con dos estatuas a tamaño real de los caballos de Hong. También merece la pena acercarse al estanque ornamental para ver las tortugas
Hay otras visitas gratuitas que se pueden realizar, como la Sala de la Congregación China de Hainan, construida en 1851. Esta sala rinde homenaje a los 108 mercaderes de la isla de Hainan que fueron confundidos con piratas y asesinados en la provincia de Quan Nam en 1851. La elaborada tarima contiene placas dedicadas a su memoria, aunque cuando la visitamos estaba cerrada.
La Casa Diep Dong Nguyen, construida en el siglo XIX para un poderoso mercader chino, también funcionaba como una antigua botica. La sala delantera operaba como dispensario de thuoc bac (medicina china tradicional), y los medicamentos se almacenaban en compartimentos de vidrio que cubrían las paredes. Lamentablemente, no conseguimos dar con ella.
También podéis visitar la Sala de las Comunidades Chinas, creada en 1773 para congregar a las comunidades procedentes de Fujian, Cantón, Hainan, Chaozhou y Hakka. A la derecha de la entrada se muestran retratos de los héroes de la resistencia china en Vietnam que cayeron en la Segunda Guerra Mundial. El templo principal está magníficamente restaurado, con espirales de incienso, deidades con aspecto de demonios y dragones.
También hay varias pagodas visitables en Hoi An, como la de Chuc Thanh, la más antigua de la ciudad, la Pagoda Phac Hat, con un patio repleto de plantas y bonsáis, y la Pagoda de Phuoc Lam, de mediados del siglo XVII, asociada al monje An Thiem. Este monje, que empezó su vocación religiosa a los 8 años, se alistó al ejército a los 18 para que sus hermanos se librasen del reclutamiento. Al regresar, quiso purgar sus pecados de guerra y se ofreció a limpiar el mercado de Hoi An durante 20 años. Posteriormente, se trasladó a esta pagoda y se convirtió en su director. Una historia curiosa, sin duda.
Otra zona a recorrer es el Mercado Central, un mercado a orillas del río, rebosante de puestos de venta de hierbas, especias, aves de corral vivas y productos frescos. Aquí se puede aprovechar para comprar souvenirs y ropa, o probar las especialidades de la gastronomía local y los platos predilectos de los vietnamitas en la sección de comidas del mercado. Otra zona interesante para realizar compras es la Plaza Song Hoai, donde se puede encontrar artesanía, seda, y mucho más.
Si aún quedan ganas de visitar más lugares, podéis también ir a la Capilla de la familia Tran y a los numerosos museos (de cerámica, de folklore, de historia de la ciudad…), ¡un no parar!
Pasamos todo el día visitando y recorriendo el casco antiguo de Hoi An (comida y visitas). Sobre las 17:00, cogimos un taxi desde el hotel hacia el Parque Temático Impressions, donde disfrutamos de unas entradas para el espectáculo “Memories” que nos consiguió el mismo hotel.
En este parque temático, situado en la isla artificial de Cam Nam en mitad del río, se ha reproducido un pueblo japonés con templos y otras construcciones. Hay representaciones de música y danzas tradicionales, el puente del amor, una plataforma de observación y varios restaurantes.
A las 19:30 h comienza el Hoi An Memories Show, un espectáculo único en el mundo, que ha sido comparado en alguna ocasión con la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos. Este viaje de 400 años te transporta a la tradición pesquera de Hoi An, sus leyendas locales e incluso a una boda. Hay entradas de varias categorías; las VIP incluyen una ubicación privilegiada, en alto y bajo techo, para poder observar el inmenso escenario, con más de 500 bailarines, además de una bandeja de frutas. El show mereció muchísimo la pena, con centenares de bailarines que se deslizan sobre el lago en un escenario que realmente parece el mismísimo Hoi An.
Después del espectáculo, regresamos en una especie de mini autobús que para en la entrada del parque y te deja en el mercado nocturno. Aprovechamos para dar un paseo y cenar, antes de regresar a nuestro hotel a descansar. ¡Otro día completito!