Amanecía en Guilin, la ciudad cuyo nombre significa "bosque de laureles" en chino, punto de partida para la exploración de una de las regiones más fascinantes de China: el laberinto de montañas cársticas por el que discurren ríos de aguas cristalinas, cuyos impresionantes paisajes dieron lugar a proverbios y leyendas.
Los geólogos dicen que toda esta zona formaba parte de un inmenso océano hace 300 millones de años y que, por los movimientos de las masas continentales, emergió primero de las profundidades del océano para, mediante el efecto erosivo del viento y la lluvia, transformarse en picos de formas caprichosas, con multitud de cuevas y un sinfín de variedades de plantas exóticas. Todo ello entre un laberinto de corrientes de agua y los verdes parches de los campos de arroz.
¿Nos lo íbamos a perder? ¡Por suerte no! Algo más tarde de lo previsto debido al tifón, embarcamos en un crucero por el río Li, de unas 5 horas de duración (10:30-15:00), durante el cual pudimos disfrutar de uno de los paisajes más bellos y espectaculares de China. Recodos en el río, montañas escarpadas con formas imposibles, balsas de bambú y los curiosos pescadores con cormoranes. Sin duda, fue una experiencia inolvidable.
Nos sirvieron la comida a bordo y además ofrecían degustaciones (de pago) de otras delicias locales. Comimos a bordo, mientras disfrutamos de las espectaculares vistas. Eso sí, estuvimos atentos para sacar la foto más típica: la imagen que aparece en los billetes de 20 yuanes, después de unas 3 horas de navegación.
A lo largo del río también hay formaciones rocosas que, con un poco de imaginación y un par de cervezas (como decía nuestro guía), se parecían a animales o personas, según la imaginación de cada uno.
También pueden verse pescadores de cormoranes. La pesca con cormorán es una actividad tradicional que aún se realiza a modo de subsistencia. Los cormoranes son aves expertas pescadoras. El pescador se desplaza a la zona de pesca en una balsa de bambú y, una vez en el lugar, arroja al cormorán al agua, aunque con un nudo al cuello.
El pájaro se zambulle y atrapa con su pico los peces, pero con el detalle de que no puede tragarlos por el nudo. Su dueño lo retira del agua y le quita el pescado del cuello. Al mismo tiempo, premia al ave con un pequeño trozo de pescado. Una vez completada la jornada, el pescador libera al cormorán de su nudo y le permite seguir pescando y alimentarse.
Nuestro crucero nos dejó en Yangshuo, un fantástico pueblo tradicional chino, rodeado de montañas y arrozales. Tuvimos una hora de tiempo libre para subir desde el embarcadero por la Xi Jie, una calle peatonal y totalmente orientada al turismo, donde se puede regatear como si no hubiese un mañana. También destaca el parque Yangshuo, con un jardín de bambú, y pequeñas montañas y cuevas.
Después del paseo por libre nos recogieron en minivan para recorrer las terrazas de arroz y las aldeas tradicionales de la zona. Este tour no estaba incluido y era opcional, nos costó 50 yuanes por persona.
Nos pararon en mitad de los arrozales para admirar las vistas, y recorrimos una aldea entrando en algunas casas y mezclándonos con los locales. El paisaje era espectacular.
Después de este fantástico día recorriendo uno de los paisajes más bellos del mundo, regresamos a nuestro hotel en Guilin por carretera. Llegamos sobre las 20:00 y aún pudimos disfrutar de nuevo del espectáculo de la cascada (20:30). A pesar del viento, salimos a pasear y volvimos a cenar en el mismo restaurante del día anterior, el Houyuan Ireland Pub, el único restaurante que recordamos del viaje donde comimos muy bien.