Seguimos con nuestra ruta y pusimos rumbo a Agra. Antes, y tras someterlo a votación en el autobús, propuse a nuestro guía hacer una parada en el Templo de los Monos, en Galta. Todo el mundo estuvo de acuerdo en hacer esta parada, así que nos desviamos del camino y acabamos visitando este curioso templo enclavado en la montaña. El paisaje era muy pintoresco, aunque el olor era nauseabundo. Sin duda, fue una visita muy interesante en la ruta hacia Agra.
El Templo de Galta, también conocido como el Templo de los Monos (Galta Kund), está situado en un desfiladero. En este lugar, supuestamente vivió y se entregó a la penitencia el sabio Galav. En la colina se halla un templo del siglo XVIII dedicado a Surya, el dios solar, construido por uno de los cortesanos de Sawai Jai Singh II. Desde aquí, hay una espléndida vista de la ciudad. Se cuenta que los aljibes sagrados del templo no se secan jamás, porque el agua mana incesantemente de una roca con forma de cabeza de vaca.
No hace falta decir que los monos campan a sus anchas por todo el templo. Hay que tener cuidado porque, en cuanto pueden, se te suben encima, y con la suciedad del lugar no es muy aconsejable.
Después de esta curiosa visita, seguimos nuestra ruta hacia Agra, haciendo una parada para visitar Fatehpur Sikri, una impresionante ciudad fantasma. Esta maravilla de la arquitectura mogol fue la capital del Imperio entre 1570 y 1586, hasta que Akbar decidió abandonarla debido a la enorme carencia de agua y a la imposibilidad de hacerla llegar.
La mayoría de los edificios muestra un magnífico estado de conservación, entre los que destacan la impresionante mezquita o Jama Masjid, y el Panch Mahal, la tumba de Salim Christi.
La entrada a la Gran Mezquita de Fatehpur Sikri es verdaderamente espectacular. Se hace a través de la gran Puerta de la Victoria, de 54 metros de altura, tras la cual uno se encuentra en un imponente patio rodeado de portales y salas. En el centro de este patio se erige una pequeña y hermosa tumba de mármol blanco: la tumba de Shaikh Salim Christi. Este santo ermitaño, según la leyenda, concedió la gracia de tres hijos al emperador Akbar, quien en su honor construyó la ciudad de Fatehpur.
En la actualidad, la tumba de Salim Christi sigue siendo un importante centro de veneración, al que centenares de hombres y mujeres se acercan para depositar flores y monedas sobre el cenotafio, con la esperanza de ser bendecidos con un hijo.
Cuando se accede a la ciudad desde la mezquita, nos encontramos con un conjunto de patios y palacios, mezcla de estilos musulmán e hindú. Entre ellos se destacan:
El Palacio de Jodh Bai
El Palacio de la Esposa Cristiana
El Birbal Bhavan, con sus cuadras para caballos y camellos
El Panch Mahal, un bello palacio de cinco pisos
Después de visitar Fatehpur Sikri seguimos nuestra ruta hasta Agra, donde pasamos dos noches. El camino, como siempre, no tuvo desperdicio. Mercados, obstáculos, vacas.....¡de todo!.
Llegamos muy tarde al hotel, el Four Seasons by Sheraton, y nos dieron la comida casi como un favor. Pasamos la tarde de descanso y ya no realizamos ninguna visita. El Taj Mahal tendría que esperar hasta el día siguiente.