En nuestra ruta por Indonesia por libre hoy hubiésemos pasado el día en Nusa Penida. Habíamos contratado los servicios de Made, conductor y guía en inglés (+62 85377946323) que nos había preparado una ruta por la isla. La idea era empezar haciendo dos horas de snorkel en 4 puntos diferentes de las islas, en Crystal Bay, Gamat Bay, Manta Point y Wall Point (de 8 a 10 de la mañana). Después del snorkel íbamos a realizar una ruta por carretera con Made para conocer algunos de los paisajes más espectaculares de Nusa Penida, como Kelingking beach, Broken, beach, Angels Billabong, Diamond Beach y Tree House, o mirador de las mil islas.
Kelingking Beach, es el sitio más fotografiado e increíble de la isla. Un mirador junto al acantilado deja ver la gran montaña con forma de T-REX, el punto más alto de la isla. Las vistas son impresionantes, igual que todo el enclave. El acceso a la playa es muy complicado, con unas escaleras de infarto y zonas en las que literalmente hay que escalar.
A poco distancia se encuentra la Broken Beach, uno de los paisajes más impresionantes de la isla. Las vistas son desde un acantilado, donde se puede ver como el agua entra con fuerza por el arco hasta llegar a la cueva natural, con un precioso color celeste, y una playa dentro. Es imposible bajar hasta la playa ya que no hay ningún acceso y es peligroso, pero verlo desde arriba merece la pena.
A pocos pasos se encuentra Angels Billabong, una piscina natural de aguas color verde claro cristalinas. Depende del momento del día en que se visita, es posible el baño. Si la marea está alta es muy peligroso, ya que las fuertes corrientes podrían hacer que nos golpeásemos contra las rocas.
Entre Angels Billabong y Broken beach se encuentra el Manta Point. Un lugar donde se pueden avistar mantas raya gigantes que van a limpiarse y alimentarse a esta zona. Son tan grandes que incluso desde tan alto se ven!.
En función del tiempo hubiésemos visita Diamond Beach y la casa del árbol o el Mirador de las Mil Islas.
Pulau Seribu o el mirador de las Mil Islas está muy cerca de Diamond beach y Atuh Beach, algunas de las playas más bonitas (y poco accesibles) de Nusa Penida. Las vistas desde Pulau Seribu son impresionantes. En el punto más alto hay un pequeño altar. Desde arriba se pueden ver decenas de pequeñas islas e islotes verdes salpicados en el mar y la famosa ‘La casa del árbol’, una pequeña casa encaramada en un árbol con unas vistas que quitan el aliento.
¿Y qué vimos de todo esto? ¡¡¡NADA!!! ¡Seguíamos atrapados en Gili Air!. Eso sí, a primera hora de la mañana nos llamó nuestro guía de Bali, Riasa, que nos gestionaba los billetes de los barcos, para avisarnos que los ferris estaban saliendo de Lombok y que, si queríamos, podíamos regresar a Bali. No era seguro que al día siguiente operasen las lanchas rápidas, ni siquiera que fuesen a haber ferris, así que decidimos embarcarnos en la aventura de regresar a Bali. También nos llamaros las españolas que habíamos conocido el día anterior para avisarnos que ya estaban en Lombok y que habían empezado a volver.
¿Qué hicimos? Primero fuimos al puerto en busca de la compañía de lanchas rápidas que debía sacarnos de allí, Golden Queen……y allí ¡no había ningún mostrador de la compañía! ¡Empezábamos bien! Después de varias llamadas y algunos mensajes, nos dirigimos a otro mostrador donde nos colgaron unas tarjetas identificadoras y nos explicaron cuál era el plan: primero en lancha hasta Lombok, luego transporte por carretera hasta el puerto de Lembar, después un ferri hasta Padang Bai, y finalmente un taxi hasta nuestro hotel en Sanur. ¡El día prometía ser muuuuy largo!.
Empezamos nuestra espera en el puerto de Gili Air. Estuvimos más de una hora esperando llegase una lancha, nuestro primer transporte del día. En esta lancha-patera cruzamos a Lombok, hacinados con todas las maletas en el medio y a nuestro parecer, con demasiada gente a bordo.
Unos 20 minutos más tarde, estábamos en Lombok. Desembarcamos en un puerto donde había montones de autocares esperando para llevarnos a Lembar. Estuvimos al menos otra hora allí esperando que nos indicaron a qué autocar debíamos subir. El autocar iba hasta arriba de gente y maletas. Algunos pasajeros tuvieron que saltar por encima de las bolsas que había en mitad del pasillo del autocar, y cuando ya parecía que no cabía nadie más, hacían pasar a otra persona al fondo, saltando sobre las maletas. ¡Una odisea!.
Con el autocar lleno hasta la bandera, salimos por carretera hacia el sur de Lombok. El trayecto fue de unas dos horas, lloviendo, por un puerto de montaña, con el autobús al filo del precipicio y carreteras en muy mal estado. ¡¡Incluso entraba agua dentro del autocar!! ¡¡Lo que faltaba!!
Llegamos a Lembar cerca de las 15h. Llevábamos ya 4 horas de trayecto y ¡¡aún estábamos en Lombok!!. Nada más bajar del autocar ya pudimos ver que lo peor estaba por llegar. ¡Habían miles de personas esperando para coger un ferri!. Tuvimos que hacer cola a pleno sol, luego en el interior del puerto, sin comer y desesperados por volver a Bali. ¡Pensé que me desamayaba del calor!.
En la cola habían vededores de fideos envasados y bolsas de patatas fritas. Te aseguran que en el barco no hay nada para comer pero no es cierto. Hay un pequeño puesto con snacks. De todas formas compramos una bolsa de patatas fritas ¡¡¡que nos costó cerca de 4€ !!!.
Dos horas más tarde embarcamos en un ferri que tardó otras 5 horas más en llegar a Padang Bai. En el barco la gente sentada por el suelo, vendedores de sopa, de alfombras y otras muchas cosas, aprovechaban para echársete encima antes de que el barco saliese del puerto. El trayecto fue soporífero pero por fin llegamos a Padang Bai, dónde un taxi nos esperaba para llevarnos a nuestro hotel en Sanur. Era la 1 a.m.
A pesar de la odisea, hay que agradecer que tanto nuestro guía en Bali como los de la agencia Golden Queen, nos estuvieron escribiendo en todo momento para informarnos de lo que debíamos hacer a continuación. Se preocuparon mucho y no nos dejaron colgados en ningún momento. Exhaustos pero mucho más tranquilos, nos instalamos en nuestro hotel en Sanur, Kamboja Homestay, donde nos recibieron con fruta fresca. ¡Nos pareció el paraíso!.