Empezamos el día a las 7h. Vino a recogernos Dafri para iniciar una ruta por la isla de Flores. Paramos a tomar un café en un pequeño puesto de carretera y después de varias horas de tortuosa carretera con infinidad de curvas, llegamos a Ruteng para visitar una aldea tradicional (entrada 65.000 IDR).
La aldea de Ruteng Pu’u, situada a 4 km de Ruteng, es el lugar perfecto para conocer cómo era la vida tradicional de los Manggarai y contemplar sus típicas casas en forma redonda y techos cónicos.
Al llegar a la aldea fuimos conducidos hasta una de las casas, donde se nos vistió con la ropa tradicional de la aldea. Una vez ataviados, nos recibió el hijo del jefe de la tribu en la casa principal de la aldea. Allí vivían varias familias, en diferentes habitaciones separadas con cortinas, y en el centro, una sala común con el suelo tapado por alfombras al que sólo se podía entrar descalzo.
Nos sentamos en el suelo y el hijo del jefe de la tribu, recitó una especie de plegaria para la buena suerte, para que tuviésemos un buen viaje y un feliz regreso a casa. Lo correcto es darle una propina, que según nos indicó nuestro guía era de 20.000IDR. Tras los saludos y las fotos de rigor, salimos a pasear por la aldea, siempre acompañados por algún local.
Tras esta interesante visita, continuamos por carretera hasta la cueva de Lian Bua. El camino en sí ya merece el viaje. Recorrimos la zona por carreteras rurales, atravesando aldeas donde los niños salían a nuestro paso para saludarnos. Casas a pie de carretera con la colada tendida en el suelo o sobre cañas de bambú, niños bañándose en barreños, campos de fútbol improvisados en medio de arrozales. La vida cotidiana en estado puro. Fue un auténtico lujo verse inmerso en este paisaje y disfrutar del entorno y su gente.
Después de varios centenares de curvas más, llegamos a Lian Bua, conocida como la cueva de los Hobbits. En ella se encontraron los restos del llamado Homo Floresiensis u Hombre de Flores, de poco más de 1,2m de altura.
Es uno de los yacimientos prehistóricos más importantes del mundo pues en ella se encontraron los restos del Homo Floresiensis, una especie de Homo Erectus exclusiva de la isla de Flores, que por su tamaño, poco más 1,2 m, se le conoce de manera coloquial como Hobbit. Un dato curioso es que en todos los mitos de la cultura Manggarai siempre hacen referencia a demonios y espíritus de tamaño muy pequeño.
Además, en la cueva se han encontrado restos fósiles de ratas tan grandes como perros, cigüeñas gigantes y dragones de Komodo realmente grandes y monstruosos. Sin duda un lugar único y curioso.
La cueva en sí no destaca por su espectacularidad, pero la importancia del lugar bien merece la pena. Antes de entrar a la cueva hay un pequeño museo donde explica la historia del hallazgo. En el interior de la cueva, un entusiasta guía local muestra el lugar exacto donde se encontró el fósil del Homo Floresiensis (entrada 20.000 IDR).
Volvimos a la carretera, y con la ventanilla para abajo y la cámara fuera, seguimos deleitándonos con la gente que salía a nuestro paso y las aldeas tradicionales en ese paisaje espectacular, de selva y arrozales.
Desandamos parte del camino y llegamos a los famosos campos de arroz en forma de tela de araña, únicos de esta región de la isla (Spider Web Rice Fields). Se encuentran en la localidad de Cancar, a 17km de Ruteng. Para acceder a la colina hay que pagar entrada (20.000 IDR), y en apenas 10 minutos de escarpada subida, se llega hasta la cima, desde donde se tienen unas vistas espectaculares.
Decenas de parcelas se disponen unas tras otras formando lo que parece una inmensa tela de araña. Hay parcelas de diferentes tamaños y colores, según si ya se ha recogido o no el arroz. La original forma de los arrozales se debe a la manera de repartir la tierra en la etnia Manggarai. El reparto se realiza partiendo de un punto central y cada parcela pertenece a una familia. Poco a poco, el campo de arroz se va extendiendo, y de esta forma se completa la “tela de araña”.
El cielo empezó a taparse rápidamente y tuvimos que bajar todo lo rápido que pudimos antes de que empezase a llover. Volvimos al coche y paramos enseguida a comer, en un restaurante de carretera, yo creo que el único de la zona, puesto que no vimos nada más al pasar. Se llamaba Sei Babi Resto, en Cabang Pela, dónde comimos un plato de carne de cerdo riquísima (no sale en google maps).
Después de comer pensábamos visitar la cascada de Cunca Wulang, pero decidimos regresar a Labuan Bajo por falta de tiempo. Íbamos a tardar más de 3 horas en volver y se nos iba a hacer de noche así que el día ya no daba para más. Ya visitaríamos la cascada en nuestro último día en Flores.
Mareados y cansados, llegamos a Labuan y tras un breve paso por el hotel, salimos a cenar algo rápido en la calle principal. Al día sigiente nos esperaban los dragones de Komodo!!