Empezamos el día en Yakarta, un poco más situados y descansados. Recorrimos el barrio antiguo de Kota Tua, con sus varios museos, el antiguo puerto Sunda Kelapa y el barrio chino con sus templos y el mercado.
Yakarta, la ciudad más grande del Sudeste Asiático y capital del 4 º país más poblado del mundo, se llamó Batavia hasta el 1942. En ese año los japoneses la invadieron y le cambiaron el nombre a Jayakarta (que después pasaría a ser Jakarta). Desde finales del siglo XVI hasta entonces, gran parte de la actual Indonesia fue colonia holandesa.
Los indonesios aprovecharon el fin de la II Guerra Mundial para declarar su independencia de Holanda y la consiguieron en 1949. Desde entonces Yakarta se ha transformado en una inmensa ciudad de rascacielos que acapara gran parte de la riqueza del país. El área metropolitana de Yakarta cuenta con unos 30 millones de habitantes.
Desde nuestro alojamiento, nos desplazamos en un Crab hasta el centro histórico, conocido como Kota Tua, el barrio viejo de la antigua Batavia. Aquí es donde los invasores coloniales holandeses establecieron su base de operaciones. El rico negocio de las especias, la pimienta, la nuez moscada, el té y la canela, entre otras, pasaba por su zona portuaria antes de proseguir camino hacia Europa. La Compañía de las Indias Orientales holandesa tuvo durante siglos una lucrativa actividad comercial que impulsó la creación de una pequeña ciudad a su medida. Recorrer las calles de Kota Tua es verse transportado al siglo XVII. Sus edificios, placitas y pequeños jardines invitan al paseo.
El taxi (Grab) nos dejó en el Museum Bank Indonesia. Ocupa un enorme edificio neoclásico de principios del S.XX, la sede de un viejo banco muy bien restaurado. Se accede a través de una gran sala con los mostradores del banco y varios maniquíes a modo de empleados. En las siguientes salas se explica desde el comercio de las especias hasta la crisis financiera de 1997. Está muy bien ambientado y la visita merece mucho la pena, sobretodo por el precio, 5000 IDR por persona (unos 0,30€)!.
Junto a este museo también se puede visitar el Museum Bank Mandiri (15.000 IDR), que ofrece una visión del mundo bancario desde dentro. Cuenta con un hermoso interior art decó de la década de 1930, mostradores de mármol, antiguas máquinas de contar billetes, cajas fuertes, puertas blindadas y cámaras para guardar dinero, e incluso una enorme máquina para fabricar billetes! En el piso superior hay una gran sala de reuniones, y si subes por su escalinata, se pueden admirar las vidrieras.
Después de estas visitas, seguimos hacia el norte, por el canal Kali Besar, del S.XVIII, construido a lo largo del río Ciliwung, que conecta el puerto con el casco antiguo. En otros tiempos fue una próspera vía comercial por la que los barcos transportaban mercancías del puerto a la ciudad. Hace casi 300 años, toda la gente rica y famosa de Batavia quería vivir junto al canal. En la actualidad todavía quedan edificios de esa época, unos restaurados y otros en decadencia. También nos encontramos con el Jembatan Kota Intan, el último puente levadizo holandés. Recientemente restaurado, data del S.XVII y es el sitio perfecto para una foto.
Toda la zona del canal estaba bastante sucia, muchas basuras por todas partes, niños jugando descalzos entre los escombros, mal olor y mucho, mucho calor. A pesar de eso tiene su encanto y es recomendable recorrer esta zona hasta el antiguo puerto de Sunda Kelapa.
A pocos pasos visitamos el Museo Bahari (marítimo) situado en los antiguos almacenes de la Compañía de las Indias Orientales de los holandeses. Estaba en restauración y parecía algo dejado. Sus colecciones marineras, maquetas y maniquíes con vestimentas de la época seguro que habían visto tiempos mejores. Leimos en la información del museo, que había sufrido un grave incendio, y por lo que parece, todavía no ha vuelto a recuperar su esplendor (entrada 5000 IDR).
Frente a la entrada del museo marítimo se yergue la torre de viglancia del supervisor de puerto, la Syahbandar Menara, erigida en 1839 para controlar y dirigir el tráfico y las embarcaciones. Las vistas al vertedero y del agua contaminada no son precisamente atractivas, pero el caos reinante logra trasladar al observador a la antigua Batavia.
Regresamos caminando hasta el centro de Kota Tua, pasando por unas cuantas calles donde todos los negocios eran de toldos y las aceras estaban ocupadas por trabajadores plegando enormes lonas. La plaza de Fatahillah es el centro neurálgico de Kota Tua, lugar imprescindible para visitar si vas a Yakarta. En el centro se encuentra la fuente donde antaño la población iba a recoger el agua para su consumo. Alrededor de este espacio público, siempre animado, se sitúan los principales edificios de Old Batavia: el Ayuntamiento, el Tribunal de Justicia (museo de arte y cerámica) y el Museo de marionetas.
Se puede visitar el antiguo Ayuntamiento de Batavia que alberga el Museum Sejarah Jakarta, una majestuosa estructura colonial holandesa que en su día fue el epicentro de un imperio. Construido en 1627 y coronado por un campanario, también alojaba los juzgados municipales. Alberga una colección de diversos objetos (nosotros no lo visitamos).
En una de las esquinas de la plaza se encuentra uno de los restaurantes imprescindibles en la visita a Kota Tua, el Café Batavia, que permite vivir una experiencia de inmersión en el ambiente colonial y en la cocina tradicional de la época holandesa. Su ubicación en un magnífico edificio de 1830 con dos plantas donde cuenta con zona de restaurante, café-bar y espacio para música directo no podría ser más adecuada para rememorar la elegancia y ostentación del pasado. Desde su interior decorado al estilo colonial y con grandes ventanales se puede observar el ir y venir de los transeúntes por la plaza. Un sitio idóneo para descansar del ajetreo turístico. El precio es algo caro pero vale la pena por el lugar.
Después de comer visitamos el Museo Wayang, de marionetas, ubicado en un edificio del 1912, alberga una de las mejores colecciones de marionetas de madera de Java. Sus polvorientas estanterías están repletas de personajes de toda Indonesia, China, Vietnam, la India, Camboya y Europa. De vez en cuando hacen representaciones auqne nosotros no coincidimos con ninguna (entradas 5000 IDR).
Después de estas visitas, cogimos un Grab hasta el barrio chino de Glodok, para dar un paseo por el mercado de Pasar Kemenangan. Es un auténtico espectáculo sensorial: ranas despellejadas junto con el pescado fresco, frutas, verduras y cachivaches. Uno de los barrios chinos más auténticos que hemos visitado.
En el barrio chino también se puede visitar el templo Jin De Yuan (gratis), un enorme complejo de templos budistas chinos, del 1775, uno de los más importantes de la ciudad. La estructura principal luce un inusual tejado coronado por dos dragones comiendo perlas, mientras que el interior, lleno de humo de incienso, destaca por las estatuas de Buda, y las antiguas campanas y tambores, todo decorado con caligrafía china. Tiene un piso arriba, para subir hay que descalzarse.
Después del paseo, como todavía nos quedaba tiempo, decidimos ir en Grab hasta el MONAS, pero a pesar de estar dentro del horario, no nos dejaron entrar, así que regresamos a nuestro hotel a pie, y como ya estábamos muy cansados, nos quedamos a cenar en el estupendo (y gélido) restaurante chino. Al día siguiente tocaba madrugar mucho, volábamos a Bali!