Después de 20 días recorriendo Indonesia por libre, regresar a Yakarta no fue fácil. Tráfico caótico, un calor insoportable y el cansancio acumulado no ayudaron mucho.
Por la mañana cogimos un Grab para llegar hasta la mezquita. La mezquita Istiqlal, la más grande del sureste asiático. Esta asombrosa mezquita modernista, obra de un arquitecto católico, ocupa unas nueve hectáreas y tiene una altura de cinco pisos (como los 5 pilares del Islam). Su gran sala de rezos es rectangular y está cubierta por una cúpula de 45 metros de diámetro que es sostenida por 12 columnas redondas (número que recuerda el día del cumpleaños del profeta). Aunque su interior es bastante diáfano, los tonos y brillos dan un toque de elegancia y lujo. Destacan cuatro hileras de balcones de la sala principal, el mihrab (la hornacina que señala el punto más cercano a La Meca) y las bonitas caligrafías árabes con el nombre de Alá y Muhammed. Puede albergar más de 200.000 fieles.
Para entrar basta con preguntar a alguien en alguna de las entradas, y te indican cuál es la puerta adecuada para la entrada de los visitantes. Te acompañan a una habitación para las visitas, y tras descalzarse y registrarse, esperar a que vengan a buscarte para hacer una visita guiada. La visita es gratuita.
Enfrente de la mezquita se encuentra la Catedral, si bien no destaca por su arquitectura, sí resulta curiosa su ubicación. Según narran algunos historiadores, esta ubicación no es casual sino que fue elegida personalmente por el primer presidente de Indonesia, Soekarno, para dar ejemplo de la filosofía conciliadora del nuevo gobierno. La tolerancia religiosa quedaba por tanto de manifiesto y el deseo de una convivencia en armonía, algo tan difícil en cualquier país del mundo.
La Catedral de Yakarta fue consagrada en 1901, aunque en su emplazamiento ya había existido una antigua catedral edificada en 1829 y que desafortunadamente se derrumbó en 1890. Parte de responsabilidad de haber dejado caer esa vieja catedral fue de los holandeses que, como eran protestantes, no tuvieron ningún interés en que la fe católica se difundiese por esta parte del mundo.
Aunque parezca de piedra, se ha construido con ladrillos rojos pintados!! En el interior, grandes vigas de teca que sostienen el techo. Sobre la iglesia se pueden ver tres agujas de hierro forjado que se elevan entre 45 y 60 metros. Está consagrada a la Virgen María. Cuando la visitamos había una boda, así que no pudimos recorrerla entera pero aprovechamos para ver la salida de los novios!
Detrás de la catedral se encuentra el Pasar Baru, un barrio muy concurrido que centra su actividad en el mercado homónimo, un laberinto de callejones y pórticos con tiendas de ropa y fruslerías, así como restaurantes diminutos de fideos, empanadillas de pescado y albóndigas de carne.
A pocos pasos se encuentra la Plaza Lapangan Banteng, rodeada de extensas muestras de arquitectura colonial, de las mejores de Yakarta. Diseñada por los holandeses a principios del S.XIX, su nombre original era Plaza de Waterloo.
En el centro de la plaza se eleva el Monumen Irian Jaya Pembebasan, formado por dos torres gemelas que se elevan en dudoso equilibrio sobre la plaza y están rematadas por la escultura de un hombre que se libera de sus cadenas. Se remonta a la época de Sukarno y fue diseñado como símbolo antiimperialista. Algunos lo llaman Monumento a la Libertad.
Después de visitar esta zona, cogimos otro Grab que nos llevó hasta la Plaza Merdeka, donde se encuentra el Monumento de Sukarno a la Nación (MONAS).
El Akarta Monumen Nasional (MONAS) empezó a construirse en 1961 por orden del General Sukarno, primer presidente del país tras la independencia. El Monumento Nacional no fue terminado hasta el año 1975, cinco años después de la muerte del general. Con 132 metros de altura, el monumento en forma de obelisco gigante rinde homenaje a la Proclamación de Independencia de Indonesia en 1945 y a los mártires que murieron para conseguirla en la lucha contra el gobierno colonial holandés.
El complejo está dividido en 3 partes. El pedestal, con una base de 17 metros de altura, alberga el Salón de la Independencia, lugar donde se expone el texto original de la Declaración de Independencia de Indonesia. En su interior también se encuentra el Museo de Historia donde se exhibe una colección de dioramas donde se cuenta la historia del país y las diferentes culturas que viven en todo el archipiélago.
El observatorio, localizado a 115m, permite disfrutar de unas vistas increíbles de la Plaza Merdeka, de los edificios más importantes que se encuentran en sus alrededores y de todo el skyline de la ciudad. También destaca la llama de la independencia que corona el obelisco. Con 14 metros de altura, toda la estructura está hecha de una pieza de oro de 32kg.
Las entradas para subir hasta el observatorio estaban agotadas, así que nos limitamos a entrar al pedestal y al Salón de la Independencia. Qué puedo decir de esta visita!! Fue de lo peor que he visitado nunca!. La sala estaba atestada de gente, tirada por el suelo, que aprovechaba para hacer picnic dentro del edificio, resguardados del calor.
Fue imposible comprar agua en ningún lugar de os alrededores, y dentro del edificio, en las máquinas expendedoras, estaban todas las bebidas agotadas. Los dioramas estaban bien si estuviesen acompañados de más información, y el Salón de la Independencia es una sala enorme con una especia de gradas, donde los niños aprovechaban para saltar y correr, y una estancia en el medio, cerrada, de la que sólo se podía apreciar la puerta (22.500 IDR).
No recomendamos nada esta visita, es mucho mejor observar el monumento desde el exterior, y emplear en tiempo (y el dinero) en otra cosa). Muertos de calor y deshidratados, nos fuimos con otro Grab directamente a un restaurante del que habíamos leído buenas críticas, el Waha Kitchen, en el Kosenda Hotel, donde nos recuperamos del calor con una buena comida y mucha agua!.
Sin muchas ganas de volver a salir al exterior, decidimos visitar el museo nacional, así que con otro Grab, nos fuimos para allá. A pesar de que horario en la web indicaba que estaba abierto hasta las 17h, no era así, y llegamos casi a punto del cierre (a las 16h). De todas formas, decidimos entrar aunque sólo fuera por ver los restos del Homo Floreciensis (20.000 IDR).
El edificio tiene un patio abierto que alberga magníficas estatuas, una sección de etnología con marionetas y varias secciones dedicadas al origen de la humanidad.
Tras esta breve visita y con otro Grab, decidimos pasar las últimas horas en Yakarta en un centro comercial, y acabamos en el gran Indonesian Mall donde aprovechamos para tomar algo y dejar pasar las horas hasta nuestro traslado al aeropuerto.
Pasamos por el hotel a recoger nuestro equipaje y cogimos un taxi hasta el aeropuerto (11,70€) dispuestos a iniciar nuestro regreso. Nuestro vuelo de Emirates salía a las 00:40h y llegamos a Barcelona a la 13:25h del día siguiente. Una nueva aventura finalizada!!