Este día pusimos rumbo a Wadi Rum, pero antes visitamos la Pequeña Petra. Llegamos a media mañana a Wadi Rum, nos instalamos en nuestro campamento y por la tarde hicimos una ruta en 4x4 por el desierto, puesta de sol y cena beduina bajo las estrellas. ¡¡Casi nada!!
A pocos kilómetros de Petra, se encuentra Little Petra o Siq Al Barid. Se cree que hizo las veces de centro agrícola, zona comercial y puesto de suministros para las caravanas y camellos que pasaban por Petra.
Un sendero bien marcado recorre Siq Al Barid, que tiene 400 m de longitud y varios tramos anchos y llanos con arena. En el primero de ellos se yergue un templo, y en el segundo hay 4 triclinios que probablemente se utilizaron como comedores para los hambrientos mercaderes y viajeros. Unos 50 m más adelante se encuentra la casa pintada, otro pequeño comedor al que se accede por unos escalones exteriores. Cuesta un poco subir.
En la casa pintada vale la pena observar los frescos nabateos, aunque algo maltrechos y las paredes ennegrecidas por las fogatas de los beduinos. Excavada en la roca, frente a la sala, hay una cisterna. También hay canales erosionados para el agua en varios puntos a lo largo del Siq. Al final del siq hay unas escaleras, si se suben, se podrán admirar excelentes vistas.
Las vistas de camino a la pequeña Petra son impresionantes
Después de visitar la Pequeña Petra pusimos rumbo, ahora sí, al desierto de Wadi Rum.
Wadi Rum está considerado uno de los desiertos más impresionantes del mundo por el rojizo color de su arena, sus dunas, sus llanuras, sus formaciones rocosas y sus imponentes cañones, que recuerdan a cómo nos han contado que es el planeta Marte. De hecho, la película ‘The Martian’ está rodada aquí (también Lawrence de Arabia, Planeta Rojo, Star Wars y Aladdin).
También es conocido como ‘Valle de la Luna’ y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2011. La zona protegida del desierto de Wadi Rum es además uno de los mejores lugares del mundo para disfrutar de las estrellas.
Se tiene conocimiento de que el desierto de Wadi Rum lleva habitado desde la Prehistoria y buena fe de ello dan las más de 30.000 inscripciones en la piedra que se han ido encontrando a lo largo de los años. Sin embargo, quien hizo conocido en el mundo entero el desierto de Wadi Rum fue Lawrence de Arabia, un controvertido arqueólogo inglés que vivió aquí durante la Revuelta Árabe de la I Guerra Mundial.
Una vez tomado el desvío que lleva a Wadi Rum, a pocos kilómetros, se encuentra la estación de tren de Lawrence de Arabia. Allí está el antiguo tren de vapor turco utilizado en el rodaje de la película. Puedes subirte a él y recorrer las antiguas vías.
Después esta parada llegamos a nuestro campamento, Hasan Zawaideh Camp donde teníamos reservada una tienda normal y una burbuja. Nos encantó la experiencia El lugar era encantador, el entorno, la zona del restaurante, ¡todo!.
Comimos en nuestro campamento, nos prepararon una comida ligera antes de la excursión. Ya estábamos listos para salir. Hicimos una ruta de 4 horas en un jeep para nosotros tres solos por 65 JOD. Esto es lo que hay que ver en Wadi Rum en tu ruta por el desierto:
Siq Um Al Tawaqui
Un desfiladero donde los lugareños han tallado, no sin humor, las caras de T.E.Lawrence y de otros personajes importantes de la Revolución Árabe.
Inscripciones de Alameleh
Cerca de los Siete Pilares de la Sabiduría se encuentran las más complejas y mejor conservadas inscripciones tamúdicas y nabateas, con representaciones de caravanas de camellos, guerreros de caza y animales.
Dunas de Al Hasany
Las dunas más espectaculares son éstas, de arena roja, que se amontonan sobre Jebel Umm Ulaydiyya.
Siete Pilares de la Sabiduría
Una enorme formación rocosa con siete torres aflautadas, llamada así en honor al libro de Lawrence de Arabia.
Cañón de Barrah
Uno de los cañones más visitados de Wadi Rum, un pasillo de 5km de largo que atraviesa montañas y que permite realizar excursiones a pie, en camello, escalar o simplemente echarse una siesta a la sombra y dejarse llevar por el ambiente que se respira en el corazón oculto de Wadi Rum.
Casa de Lawrence
Prácticamente no queda nada de este edificio, construido sobre las ruinas nabateas de una cisterna. Sin embargo, según la leyenda, Lawrence vivió en este lugar durante la revolución Árabe. Cerca de la casa hay una inscripción nabatea que menciona el antiguo nombre de la zona, Iram. Destaca por su alejada situación y las vistas ininterrumpidas de las dunas de arena roja.
También destacan numerosos cañones para hacer senderismo y escalada, rocas con formas extrañas (como la seta) y fotogénicos puentes de roca sobre los que admirar la puesta de sol.
Después de este recorrido, y de disfrutar de la puesta de sol en el desierto, regresaremos al campamento y nos prepararemos para una cena beduina.
En el mágico desierto de Wadi Rum, se puede degustar y vivir toda una experiencia diferente con un plato tradicional jordano: El Zarb, una auténtica barbacoa beduina que se prepara y cocina dentro de un agujero excavado en la arena, que funciona como si fuera un horno, donde se enciende el carbón, se introducen los alimentos y se tapa con una alfombra para mantener el calor.
Para introducir los alimentos, se utiliza una estructura metálica con varios pisos llena de verduras como zanahorias, patatas, y diferentes tipos de carne, en especial, pollo y cordero, la cual se «entierra» en el suelo.
Disfrutamos de una estupenda cena seguida por música y un té beduino en la jaima principal del campamento. Una experiencia de lujo.