Después de desayunar en la terraza del hotel, visitamos la Torre Gálata, justo en la puerta.
La primera Torre Gálata fue construida en madera en el año 528 para servir como faro. En 1348 fue reconstruida por los genoveses con el nombre de Torre de Cristo. Durante la conquista de Constantinopla en 1453, la torre fue ocupada por el Sultán Mehmet II.
Un ascensor sube hasta la terraza panorámica (68m de altura), La bajada se ha de hacer por las escaleras, para poder ver las exposiciones que se han instalados en los diferentes pisos.
Entre la Torre Gálata y el Cuerno de Oro también se encuentra un entramado de calles con algunas iglesias ortodoxas y mezquitas. Hacia el Bósforo, las calles de Karakoy también invitan al paseo. La más famosa es la Fransiz Sokagi, la Escalinata de los Franceses, llena de pequeños restaurantes y cafés.
Dimos un paseo desde la Torre Gálata, junto al hotel, a lo largo de la animada Galip Dede Caddesi, la calle de las tiendas y los instrumentos musicales, hasta llegar a Tünel Meydani, centro de la vida nocturna de Beyoglu (destacan las calles Nevizade o la Sofyali Sokak). En la parte alta de la calle, se encuentra el Galata Mevlevihanesi, monasterio de derviches aún en uso y en el que también se pueden ver las místicas ceremonias.
Desde aquí nos desviamos por las calles que rodean Asmalimescit, hasta el Hotel Pera Palace.
En 1895, cuando el hotel Pera Palace abrió sus puertas, lo hizo para recibir a los pasajeros que llegaban o empezaban su viaje en un servicio de ferrocarril fundado siete años antes: el Orient-Express, que unió la entonces capital del Imperio Otomano con París en tres días.
En los primeros tiempos de funcionamiento del Pera, los pasajeros llegaban a Sirkeci Gari (donde fuimos a comer al inicio del viaje), la estación terminal de la línea y tras un pequeño paseo a pie, enlazaban con un transbordador marítimo hacia el otro lado de la ciudad donde les esperaban los palanquines, sillas para una o dos personas que los porteadores llevaban a pulso para subir la colina, un singular medio de transporte que fue luego sustituido por calesas de caballos.
En la actualidad y como en sus orígenes, en el interior sigue predominando una decoración en color granate/burdeos, con espectaculares lámparas doradas, mobiliario de finales del XIX perfectamente restaurado y unas mullidas alfombras locales que amortiguan los pasos de visitantes, huéspedes y personal.
El hotel tuvo huéspedes ilustres desde sus primeros tiempos, incluido Mustafa Kemal Atatürk, padre de la Turquía moderna. Una de las habitaciones es hoy un pequeño museo con objetos personales dedicado a su memoria. Otro huésped que unió su nombre al hotel fue Agatha Christie, que se alojó por primera vez en el Pera en 1926, ocupando la habitación 411. La escritora quiso probar las sensaciones del viaje en el célebre tren y poder vivir en Estambul. Ambas cosas le cautivaron y regresó varias veces, quedándose siempre en la misma habitación, que hoy le sigue rindiendo homenaje con una foto y una antigua máquina de escribir como complementos a la decoración, casi intacta, conservada desde los tiempos en que se alojó.
Otras habitaciones tienen nombre propio en recuerdo a sus huéspedes, como Greta Garbo o Jacqueline Kennedy Onassis y varias suites también recuerdan a gente que ha dormido o incluso pasado temporadas allí: Ernest Hemingway, Alfred Hitchcock, Pierre Loti o Mata Hari.
Siguiendo por Istiklal Caddesi, se pueden recorrer los callejones laterales del barrio de Çukurcuma, hacia el Bósforo. Este entramado de calles cuenta con más de 150 anticuarios, con sus casas con fachadas decoradas del S. XIX, antaño habitadas por franceses, armenios y hebreos, y donde hoy se concentran toda una serie de anticuarios, tiendas de curiosidades y galerías de arte. Las calles principales del barrio son cuatro: Faik Pasa Sokak, Turnacibasi Sokak, Aga Hamami Sokak y Çucurcuma Caddesi. Por ellas se puede dar un paseo agradable, parándose en las tiendas con la mercancía expuesta en la calle o en los jardines de antiguos edificios y almacenes.
En los alrededores de la Plaza Galatasaray se encuentra el Liceo, una de las instituciones educativas más antiguas de la ciudad. Justo enfrente se encuentra el mercado de pescado, abierto también de noche, con los puestos de los vendedores y los restaurantes de pescado. La larga serie de restaurantes continúa por Nevizade Sokak (foto inferior), una bocacalle a la derecha, muy concurrida hasta el amanecer.
Casi enfrente del Liceo se halla el Çiçek Pasaji, o Pasaje de las Flores, una de las calles con más estilo de Estambul en la época del Orient Express, con numerosos restaurantes y galerías de arte. Nosotros comimos aquí. Aunque con precios europeos el lugar valía mucho la pena. En la bocacalle que lleva a Sahne Sokak, se encuentra la iglesia de los tres altares, de origen armenio. A la salida de ésta se encuentra el Avrupa Pasaji, el Pasaje de los espejos, que antaño reflejaba las luces de las lámparas de gas.
Se puede recorrer la calle Istiklal Caddesi en un precioso tranvía de época. Tiene varias paradas, para poder ir recorriendo todo el barrio, y está incluido en la tarjeta de transporte que se puede comprar en cualquier parada de autobús o tranvía.
Nos pasamos el día recorriendo esta zona y al anochecer bajamos de nuevo hasta el puente Gálata para tomar un tranvía hasta el teatro donde veríamos una ceremonia de derviches (nos sacaron las entradas en el hotel). Llevábamos varios monasterios de derviches visitados y no queríamos irnos de Turquía sin verlos girar. Asistimos a Hodjapasha. Antes de entrar hay un pequeño museo y luego accedes al pequeño teatro circular donde poder ver a los derviches girar y girar. Esa una ceremonia curiosa e hipnótica.
Después del espectáculo, regresamos al hotel (tranvía+funicular) y salimos a cenar por la calle Istiklal Caddesi. Había mucho ambiente por la noche y teníamos que despedirnos de Estambul.
Si no queréis ver a los derviches, otra opción es realizar un crucero por el Bósforo para ver la puesta de sol. Suelen tener una duración de 90 minutos y se pueden ver varios de los lugares de interés más destacados de Estambul desde el Bósforo, como el Cuerno de Oro, el Palacio de Dolmabahce, el puente del Bósforo, la mezquita de Ortaköy y Santa Sofía.