¡¡Vámonos!! Tan pronto como pudimos, salimos de Ankara de regreso a Estambul. Una vez en Estambul pasamos por el aeropuerto a devolver el coche de alquiler, y tomamos un taxi hasta nuestro hotel, justo al lado de la Torre Gálata. Después de instalarnos, comimos en el mismo hotel, el Anemon Galata Hotel, en el restaurante de la azotea, con increíbles vistas. ¡El hotel era precioso!
Después de comer dimos un paseo por el barrio de Beyoglu, el centro de la actividad comercial, artística y de ocio.
Durante años fue la zona elegida por los extranjeros para vivir en Estambul. Es también el barrio donde pueden verse los edificios de las antiguas embajadas, algunos de diseño clásico y otros art nouveau, que le dan un aire característico y cosmopolita.
En esta zona se ubicaba el barrio judío de Estambul. Después de la conquista turca, el sultán Mehmet II fomentó la inmigración para repoblar la ciudad. Se animó a más de medio millón de judíos que estaban siendo perseguidos en España y Portugal a establecerse dentro de los límites del imperio Otomano. En Estambul, la mayoría de estos nuevos inmigrantes se establecieron cerca de Gálata, un barrio en la ribera norte del Cuerno de Oro donde ya existía una comunidad judía desde los primeros tiempos de la era otomana en la ciudad.
En esta zona se encuentran fascinantes calles repletas de vida, la sinagoga Ashkenazi, la sinagoga de los sastres, actual centro de arte Schneidertemple, el museo judío ubicado en la sinagoga Neve Shalom, las sinagogas italiana y georgiana, y las Escaleras Kamondo, construidas en 1850 por la adinerada familia judía de Kamondo.
Cruzamos el puente Gálata caminando y cogimos un taxi, después de mucho discutir el precio, hasta la mezquita de Eyüp.
La mezquita de Eyüp es el tercer mayor lugar de peregrinaje de todo el Islam después de la Meca y Jerusalén, ya que en ella se encuentra la tumba de Abbu Ayyub al-Ansari, el que fuera mano derecha de Mahoma. Muchos fieles deciden ser enterrados en el gran cementerio adyacente que se extiende hasta lo alto de la colina, popularmente conocida como Pierre Loti, en homenaje al célebre escritor francés que residió en la zona.
Se accede al complejo a través de una de las hermosas puertas barrocas situadas a lo largo del perímetro. Lo primero que se encuentra es un amplio patio muy sugestivo, en el que se alzan dos plataneros gigantescos y una gran fuente para las abluciones. Desde aquí se pasa a un segundo patio, cerrado por tres lados por un pórtico con bóvedas que descansan sobre columnas y cúpulas adornadas con frescos. Le mezquita es sencilla, de planta cuadrada, con una gran cúpula central rodeada de otras cúpulas pequeñas. Seis columnas sostienen toda la estructura.
En los patios porticados descansan los peregrinos. Enfrente de la mezquita se encuentra la tumba de Eyüp. El interior está revestido de azulejos azules y el techo está recubierto de frescos a juego con los azulejos. En la sala hay una cripta con una reja de bronce dorado que permite ver el sepulcro.
Después de visitar la mezquita, cogimos el funicular y subimos al Café de Pierre Loti. El nombre del local es debido a Pierre Loti, el sobrenombre empleado por Julien Viaud, un novelista de origen francés que acudía frecuentemente a este café para inspirarse y escribir sus obras. Pierre Loti Café es un acogedor espacio de estilo turco, decorado con muebles del siglo XIX y cuyos camareros van ataviados con ropas de la época. Sin embargo, la mejor parte del local es su terraza (que antes no estaba). Desde ella podremos disfrutar de una excelente panorámica del cementerio, del Cuerno del Oro y de gran parte de la ciudad.
Después de tomar algo en el café de Pierre Loti, bajamos de nuevo en funicular, y regresamos al barrio de Beyoglu con el autobús 99. En las tiendas de alrededor del hotel compramos algo de fruta y ya no salimos a cenar.