Siguiendo el curso del Nilo, pasamos por las esclusas de Esna durante la noche y continuamos navegando hacia Edfú y Kom Ombo. Visitamos el templo de Edfú por la mañana, comimos a bordo y pasamos la tarde de relax en la piscina de cubierta. Como cada día, nos sirvieron un té con pastitas a media tarde, justo antes de llegar a Kom Ombo. Visitamos el templo al atardecer y antes de volver al barco nos tomamos un té en un bar local. Por la noche tuvimos fiesta de disfraces. ¡Otro día más de aventuras y emociones!
El templo de Edfú, dedicado al dios halcón Horus, fue comenzado en el año 237 a.C. por Ptolomeo III Evérgetes I. En el año 212 a.C. se concluyeron las obras de la parte interior por Ptolomeo IV Filopátor, y se decoró en el 142 a.C. por Ptolomeo VIII Evérgetes II, quien también terminó la primera sala hipóstila. Las obras en su totalidad no concluyeron hasta el 57 a.C. con la colocación de las puertas.
Es el templo mejor conservado de Egipto y el más importante después del de Karnak. Mide 137 metros de longitud por 79 de ancho y 36 de altura, y representa la típica construcción de los templos con el pilono, el patio, dos salas hipóstilas, una cámara de ofrendas, la sala central y el santuario. Es característica la iluminación del templo, con habitaciones cada vez más pequeñas que impedían el paso de la luz gradualmente hasta llegar al oscuro santuario, que recibe la iluminación solo desde el eje. Entre las columnas y en el techo existen pequeñas aberturas que permitían el paso de la luz a determinadas habitaciones. Está orientado al sur, de forma inusual, posiblemente debido a la propia naturaleza de la zona.
Las dos torres del pilono se dividían en cuatro pisos con cámaras, unidas por una escalera de 145 peldaños. Estaban decoradas con imágenes de Ptolomeo XII Neo Dioniso sacrificando prisioneros ante Horus y Hathor, precedidas por dos halcones realizados en granito negro. El patio era muy espacioso y contenía columnas a los lados. Los capiteles eran diferentes entre sí, pero iguales a los simétricos respecto de la entrada.
El pronaos o primera sala hipóstila incluía 12 columnas dispuestas de forma simétrica respecto a la entrada y en grupos de tres. La segunda fila de columnas era más gruesa que la primera. En el pronaos se encontraba la estatua de Horus con doble corona. A cada lado estaban las dos salas: la de la derecha destinada a la purificación de los sacerdotes y la de la izquierda incluía una biblioteca.
La sala hipóstila era la parte más antigua del templo. Compuesta de 12 grandes columnas decoradas con formas vegetales en su parte inferior, dispuestas en cuatro grupos de tres columnas paralelos y simétricos respecto a la entrada. Incluía cuatro pequeñas salas destinadas a las ofrendas secas, las ofrendas líquidas, y al laboratorio. Esta última contenía escenas sobre la preparación de productos a emplear en las ceremonias. Tras la sala hipóstila se encontraba la cámara de las ofrendas comunicada con las terrazas a través de una escalera, y tras esta la sala central, donde se encontraba la capilla del dios Min. Después de la sala central se accedía al santuario con el naos, un monolito de granito gris de unos 4 metros de altura, en el que se encontraba la imagen de Horus y el pedestal en el que posiblemente se ubicase una barca. El naos podría haber pertenecido a un templo más antiguo.
Tras esta primera visita, regresamos a bordo y disfrutamos de varias horas de navegación y relax en la cubierta del barco. Nos dimos un baño en la piscina y comimos a bordo. A media tarde disfrutamos de una deliciosa merienda con vistas espectaculares del río. ¡Perfecto para recargar energías! Tras la merienda, visitamos el Templo de Kom Ombo.
El Templo de Kom Ombo, ubicado a orillas del Nilo en la ciudad homónima, fue construido entre 1350 y 180 a.C. por orden de Ramsés II. La principal divinidad del templo es Sobek, un dios con cabeza de cocodrilo y cuerpo humano. Sin embargo, debido al desagrado de los habitantes por tener una divinidad que representara el mal, se añadió al culto a Haroeris (Horus el Viejo).
En el templo, se puede visitar la Capilla de Hator, donde se pueden admirar unas momias de cocodrilos muy bien conservadas.
Después de la visita tuvimos tiempo libre, que aprovechamos para tomarnos un té a la menta en un puesto local pero la verdadera diversión comenzó después. ¡Nos esperaba una gran fiesta!
En la tienda del barco compramos nuestros disfraces. Quisimos hacer gasto a bordo porque el barco iba realmente vacío. Tenía una capacidad para unas 200 personas e íbamos unos 25. En el año de nuestro viaje (2015) había muy poco turismo aún en Egipto tras los atentados contra grupos de turistas.
Tras la cena, el chico de la tienda se encargó de maquillarnos. Una vez ataviados, nos hicieron fotos en el hall del barco, y luego pasamos al gran salón. ¡Tuvimos una fiesta de disfraces increíblemente divertida! Nos vestimos de faraones y bailamos al ritmo de la música. Sin duda, una noche para recordar. Las imágenes de esa fiesta mejor nos las guardamos para nosotros. Lo que pasa en el Nilo, se queda en el Nilo.