Después de tomar un desayuno de campeones, de esos que le gustan a mi madre, con pastitas árabes, dátiles…...uuummmm…….el primer momento de gula del viaje…..empezamos bien!!!. Pues eso, después del festín, salimos a explorar la Medina de Túnez.
La antigua medina ha sido declarada Patrimonio Mundial de La UNESCO. Este laberinto de estrechas callejuelas, mezquitas, mercados y patios recónditos, rebosa animación desde hace más de 1000 años. Detrás de las coloridas y misteriosas puertas se ocultan viejos palacios y mansiones, algunas visitables. La medina tiene su centro en el eje que forman la Gran Mezquita y los numerosos zocos que la rodean.
Nuestro hotel se encontraba situado junto a la Puerta de Francia o Puerta del Mar (Bab Bhar), un bonito arco que separa la ciudad vieja de la nueva. Tras pasar la puerta, la primera calle a la izquierda es Jamaa Ezzituna, una de las calles más turísticas de la medina. En el nº14 de esta calle, un edificio público ocupa la antigua sede de la Iglesia Católica de la Santa Cruz, fundada en 1662. Un poco más adelante se encuentra la Biblioteca Nacional, ubicada en un antiguo cuartel turco. A continuación comienzan los barrios cubiertos, uno de los principales encantos del lugar, y al final de la calle, la Gran Mezquita.
Nosotros nos desviamos antes de llegar a la Gran Mezquita, con la intención de llegar a la medina sur para visitar algunos de sus palacios. Giramos por el Rue Sidi Ali Azouz y el contraste fue enorme! Pasamos de la zona turística al mercado local. Una calle tan estrecha que tardamos un buen rato en atravesarla, abriéndonos paso entre la multitud y esquivando a los vendedores que ofrecían sus mercancía a voz en grito.
Cuando por fin la calle se fue ensanchando y acabaron los puestos, nos pudismo orientar mejor y seguimos caminando hasta Dar Othman, un antiguo palacio construido por Othman Dey entre 1594 y 1610 para refugiarse de los continuos ataques que sufría la kasbah. No pudimos visitarlo, puesto que estaba cerrado, a pesar de que en google aparecía el horario.
Un poco decepcionados, seguimos recorriendo la medina sur pasando por la Mezquita de los Tintoreros, edificada en 1726, y desde aquí empieza la calle de los Tintoreros, una de las más vistosas de la medina, mucho más auténtica que los zocos de artesanía del centro de la medina.
Un poco más adelante se encuentra Dar Ben Abdallah, un palacio edificado en 1796 que alberga el Centro de Arte y Costumbres Populares. El museo está compuesto por 4 salas con maniquíes que ilustran diversos aspectos culturales del país durante el S.XIX y principios del XX. La mayor parte son trajes tradicionales y otros objetos. En la fecha de este viaje, el edificio también estaba cerrado y en restauración, un poco abandonado a su suerte. Vaya mañana llevábamos!.
Tocaba seguir explorando la medina para intentar visitar algo que no estuviese cerrado o abandonado, así que probamos suerte con Tourbet el Bey, el mausoleo real de la dinastía de los Husain (1758-1782). Aquí sí que pudimos entrar!. Se trata de un complejo arquitectónico cubierto por varias cúpulas de diferentes tamaños. Cuenta con dos patios interiores y varios edificios que albergan numerosos mausoleos.
Después de estas visitas, regresamos a la zona central de la medina, donde destacan otros edificios como Dar Hussein o la Mezquita Youssef Der. Hacia el oeste se llega hasta la Plaza de la Kasbah, donde se encuentran varios edificios del gobierno y la Mezquita de la Kasbah con su gran alminar, a imagen y semejanza de la Giralda de Sevilla, la Koutubia de Marrakech o la Torre Hassan de Rabat.
Desde la plaza de la Kasbah se puede llegar a Dar El Bey, un antiguo palacio del S.XVIII edificado por el bey Hammuda. Con el levantamiento del protectorado en 18882, perdió la función de palacio y hoy alberga la presidencia del Gobierno y es sede del Ministerio de Exteriores.
A poca distancia se encuentra la Zauía de Sidi Ben Arous, edificada por el príncipe hafsí Al Muntansir entre 1433 y 1436. Fue lugar de reunión de las mujeres, lo que ocasionó que se cerrase, dando lugar a grandes revueltas. Y justo detrás destaca la Mezquita Hammouda Pacha y su mausoleo. Construida en 1655, sirvió de modelo para diseñar el fantástico mausoleo de Habib Burguiba, en Monastir (ya lo visitaremos en nuestra ruta). Tiene decoración italiana y un esbelto alminar octogonal, de influencia turca. El mausoleo consta de arcos blancos y negros, columnas de color rosa y tejas verdes.
Volvimos hacia el centro de la medina donde el edificio más destacado es sin duda la Mezquita Zitouna (Mezquita del Olivo), la más antigua y la más importante de la ciudad. Fue construida en el medioevo, y cuenta con 9 entradas y 160 columnas traídas desde Cartago. Se supone que se permite la entrada a visitantes no musulmanes, aunque sólo al patio, pero no nos dejaron pasar.
Es difícil obtener una perspectiva total de esta gran mezquita que está rodeada de callejuelas desde las que sólo se ven los muros del edificio. Algunos edificios de estas calles tienen terrazas desde las que se puede ver el edificio desde arriba y admirar su minarete y el patio interior. A la entrada de la mezquita es probable que algún lugareño se ofrezca a llevaros a alguna de estas terrazas por una propina. Nosotros seguimos a un vendedor que se ofreció a enseñarnos su tienda y pudimos disfrutar de las vistas desde la azotea.
Muy cerca de la mezquita Zituna, en la calle de los libreros, encontraremos consecutivamente la entrada a las 3 madrazas. Se trata de un complejo de 3 edificios comunicados que fueron construidos en diferentes fechas del siglo XVIII. Además, hay una cuarta madraza en la otra esquina de la mezquita llamada El Mouradia. En teoría todas pueden visitarse, aunque no hay horario fijo. Nosotros, cómo no, las encontramos todas cerradas.
La primera, la más cercana a la mezquita es la El Najla (La Palmera). Construida en 1714, debe su nombre a una vieja palmera que se halla en el patio. La siguiente madraza se conoce como Bachia y fue edificada por Ali Pasha, que también construyó una fuente pública junto a la entrada. La madraza tiene una bonita cúpula. La última y quizás la más bonita, es la Sulimania, levantada en 1754 en la esquina del zoco de los libreros y el suq El Kachachine. La cuarta madraza, El Mouradia, situada en la esquina del Suq el Leffa y el zoco de las mujeres, es la más antigua de todas, data de 1673.
Decidimos darnos un respiro y tras algunas compras por los zocos, nos fuimos a comer al restaurante Fondouk El Attarine. La experiencia fue extraordinaria. Hacían un menú de 45TND (unos 14€) fantástico. El edificio es una antigua Fondouk, o casa de comerciantes, con dos pisos. En la planta baja hay un patio central, y en la segunda planta hay más mesas y algunas tiendas en las antiguas habitaciones del edificio. Además, hay aire acondicionado, que nos vino genial para descansar del calor de Túnez.
Después de comer nos fuimos al café más antiguo de Túnez El M'Rabet, que toma su nombre de un morabito, una persona especialmente pía a la que se atribuye cierta santidad. Enclaustrado en la medina de la capital, sus muros y columnas datan del siglo XVII, cuando Túnez era uno de los escenarios de las batallas entre el imperio otomano y el español. Carlos I tomó Túnez en 1535, pero en 1573 volvió a caer en manos del sultán y al año siguiente se convirtió en provincia otomana. En el siglo XVII llegaron a Túnez los moriscos expulsados de España, trayendo sus conocimientos en arquitectura y otras tendencias. Hacia 1614, los beys otomanos decidieron construir un liceo en la medina de Túnez, origen de este café, que abrió sus puertas hacia 1630.
El café también sirvió de albergue, donde se alojaban los estudiantes de la Mezquita de la Zeituna. En aquella época, la Zeituna era una gran universidad donde se estudiaban varias especialidades: matemáticas, física, árabe... y había estudiantes de Egipto y otros países. La azotea del café tiene preciosas vistas al alminar de la mezquita, ampliada y redecorada por los turcos, y a las cúpulas de los mausoleos que se levantan en la medina.
En los alrededores de la mezquita Zeituna confluyen los numerosos zocos que se extienden por la medina. Los hay para todos los gustos, desde los zocos de perfumes hasta los de especias, tejidos, oro, etc. Están separados por grandes puertas que se cierran al anochecer y que servían en la antigüedad como defensa de posibles intrusos.
Los principales zocos que podemos encontrar son:
-Suq El Attarine: zoco de los perfumes. Fundado entre 1225 y 1249.
-Suq El Koumach: zocos de las telas. Existe desde mediados del S.XV, dividido en tres zocos, cada uno en una calle diferente, el zoco de las mujeres, el del algodón y el de la lana.
-Suq El Truk: zoco de los turcos (1630). En el nº49, en el Bazar Musee des Turc, se puede subir a la terraza y admirar las vistas de la medina. Otra cosa que no hay que perderse es un té con pastitas en el café M’Rabet, conocido como el café de los hombres santos.
-Suq Lefta: en la parte de atrás de la mezquita, con todo tipo de tapices, alfombras y mantas. Pero este zoco destaca además por algunos de sus edificios, antiguos palacios que aún conservan en sus terrazas restos de los coloridos azulejos de la antigüedad.
Otros zocos de interés son Suq El Sakkajine: artículos de marroquinería; Suq El Bey: de tejidos; Suq El Berka: junto al suq el Bey, bajo una plaza cubierta, de joyas. Antiguamente aquí se vendían los esclavos cristianos y negros de África; Suq Kababiya: seda; Suq El Blaghyi, junto a la tumba de Aziza, de babuchas; Suq el Nahas: cobre y metales; Suq Sheshiya: gorros tunecinos.
Hacia el norte de la medina también hay algunos edificios de interés. Subiendo por Sidi Ben Arous, llegaremos hasta la Rue du Pasha. Merece la pena observar con detalle los pequeños patios y las puertas y ventanas de las casas. Casi todas las puertas de las casas conservan su tradicional aldaba. El número de aldabas de cada una se correspondía con el número de personas que vivían en la casa.
Perpendicular a esta calle encontramos la Rue de la Hafsia, antigua judería. Sus habitantes se trasladaron a la parte nueva de la ciudad y sucumbió al abandono. Estuvo a punto de ser demolida, pero a principios de los 80, la zona fue remodelada y se conservándose su estilo tradicional.
Un poco más al norte se encuentra Dar Lasram. Un recorrido por el palacio permite conocer de cerca cómo vivía la clase acomodada tunecina en el S.XIX. La puerta principal da paso al driba (recibidor), donde se recibían las visitas. A la derecha de la entrada estaba el bayt al sabra (salón de noche). Por el día lo utilizaban los profesores, pero por la noche pasaba a ser lugar de reunión de los hombres y unas bailarinas amenizaban el ambiente. Muy a nuestro pesar, también estaba cerrado!!
Agotados de callejear, volvimos al hotel para descansar un rato y aprovechamos para hacer las gestiones de nuestro coche de alquiler. Lo tramitamos con el hotel y nos enviaron a una persona de la agencia de alquiler que nos trajo el coche hasta la puerta. En el hotel no hay aparcamiento pero lo dejamos en la misma plaza, encima de la acera, y como siempre hay policía, de día y de noche, nos pareció bastante seguro.
Ya de noche salimos a dar una vuelta por la avenida de Francia, pasando por la catedral, el teatro y la torre del reloj. Había mucha policía a lo largo de la avenida, incluso algún tanque aparcado en mitad de la calle pero el ambiente nos pareció de lo más seguro, con mucha gente paseando y muchos bares y terrazas. No cenamos nada pero nos compramos algo de fruta en un puesto callejero.
Ahora sí, después de este intenso día visitando la capital de Túnez por libre, nos fuimos a dormir. Mañana empezábamos la ruta en coche.