Empezamos nuestra ruta por el país! Con nuestro coche de alquiler (que seguía aparcado en mitad de la plaza) pusimos rumbo a la ciudad santa de Kairouan y, sis realizar ninguna parada, nos instalamos en nuestro hotel, el Hotel Continental, y salimos a explorar la ciudad bajo un sol abrasador.
Kairouan, la ciudad árabe más antigua de Túnez y la cuarta ciudad santa más importante para los musulmanes (después de La Meca, Fez y Jerusalén), se encuentra a 160 km al sur de la capital. Es un destino que respira religiosidad en cada uno de sus rincones. De hecho, para los musulmanes ir siete veces a Kairouan equivale a una visita a la Meca. Tratándose de una ciudad santa, cuenta con un buen número de templos y mezquitas para visitar. Su nombre significa “la ciudad de las 300 mezquitas”, en alusión a la importancia de sus edificios religiosos. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988.
Justo enfrente de nuestro hotel estaba la oficina de turismo, donde pudimos adquirir una entrada combinada para visitar todos los lugares turísticos de Kairouan (12 TND por persona), y al lado de la oficina de turismo, visitamos ya las Cisternas Aglabíes.
Fueron construidas durante el reinado del príncipe Abu Ibrahim Ahmad, en el año 862. Si bien hoy en día se conservan dos, antiguamente era un sistema de 15 estanques situados extramuros que abastecían de agua a Kairouan.
A diferencia de otras grandes ciudades de la época, que contaban con ríos o con manantiales abundantes, de los cuales extraían agua, en Kairouan el abastecimiento de agua era todo un problema. Los ingenieros hidráulicos supieron resolver la situación construyendo varias instalaciones, de las cuales los estanques fueron lo más importante. Tan era su dimensión e importancia, que es una de las obras hidráulicas más valiosas de la historia del mundo musulmán. Por eso Kairouan es conocida también como la “ciudad de las cisternas”. Junto a las cisternas hay un centro artesanal con una terraza desde la cual se pueden ver las vistas.
Como estábamos a poco distancia de la medina, fuimos caminando hasta la Gran Mezquita, el edificio más conocido de la medina y el templo más emblemático de la ciudad. Construida en el año 670, es uno de los edificios religiosos más importantes del mundo islámico y una visita imprescindible de la ciudad. Se la conoce también con el nombre de Mezquita de Uqba, ya que fue construida por Uqba ibn Nafi.
La Gran Mezquita de Kairouan destaca por sus más de 400 columnas que sostienen sus techos, por su bellísima sala de oración con columnas blancas y su patio redondeado lleno de arcos. Vista desde el exterior, más que una mezquita parece ser una enorme fortaleza. Lo cierto es que se trata de uno de los templos más grandes del norte de África y una de las mezquitas más relevantes de Túnez.
La entrada a su sala de oraciones es exclusiva para musulmanes, aun así, vale la pena pasear por su impresionante patio rodeado por columnas de granito y mármol, con capiteles que datan de la época romana. Además, desde la puerta podremos contemplar la majestuosidad de la sala de oraciones, con sus más de 400 columnas de mármol blanco decoradas con pórfido rojo y granito azul.
Enfrente de la mezquita hay algunas tiendas con azoteas para ver las vistas. Subimos a una ella y la verdad es que no nos insistieron mucho para comprar, así que disfrutamos de las vistas y seguimos nuestro paseo.
La medina de Kairouan es una de las que mejor se conservan de todo Túnez, gracias a los kilómetros de murallas que la rodean. Ocupa una superficie de 1000 m de largo por 500 m de ancho. Como todas las medinas, consta de un laberinto de callejuelas, plazas y zocos por los que perderse. Sus casitas pintadas de azul y verde también son muy características. Paseamos por la medina y fuimos descubriendo sus tesoros ocultos como la Mezquita de las tres puertas, la Zauía de Sidi Abid El Ghariani o Bit Barouta.
Callejeamos por la medina hasta la Mezquita de las tres Puertas. El rincón nos pareció encantador, con algunas tiendas en la esquina, con sus coloridas alfombras colocadas en la fachada, que le daban un toque aún más fotogénico.
La Mezquita de las tres puertas (visita exclusiva para musulmanes) destaca por su fachada esculpida en piedra blanca y muy decorada, la más antigua del arte islámico. Fue construida durante el período aglabí, una dinastía que gobernó durante mucho tiempo la ciudad. Destacan los tres arcos de herradura que descansan sobre capiteles y sus antiguas columnas.
Otro de los lugares para visitar en Kairouan es la tumba y museo de Sidi Abid El Ghariani. Sidi Abid fue un hombre santo que vivió en la ciudad durante el siglo XIV, discípulo de un erudito llamado El Jedidi, que tenía la intención de integrar la enseñanza de las ciencias religiosas. Destaca por sus hermosos techos, mosaicos y su elegante patio de estilo árabe cuyas galerías sostienen hermosos pilares bizantinos.
El edificio es una construcción notable, que no pasa desapercibido. Además de su tumba, también alberga un oratorio y una medersa o escuela coránica. Además, es sede de la Asociación para la Salvaguarda de la Medina, un espacio que se ocupa de la preservación y restauración del casco antiguo. En la construcción predomina un estilo andalusí, especialmente en la zona del mausoleo, que está decorada con azulejos y un techo de madera tallada. Todo el interior del recinto se encuentra maravillosamente decorado, el patio está pavimentado en mármol y cuenta con bellos pórticos. Los techos están finamente construidos con madera y estuco y sus cúpulas son suntuosas.
En el centro de la medina se encuentra Bir Barouta, un pozo coronado por una cúpula, donde una noria es movida por un dromedario que saca el agua del interior. Según la creencia de los fieles, el agua procede directamente del pozo del Zemze, en la ciudad santa de la Meca. Los visitantes peregrinan aquí en grupos para ver al pobre camello!
Otra visita recomendada es a Zauia de Sidi Amor Abbada o Mezquita de los Sables, que es considerado como uno de los templos más bellos y singulares de la ciudad.
La Mezquita de los Sables fue construida en 1872 y en su arquitectura destacan siete cúpulas blancas que coronan el recinto. En su interior descansan los restos Amor Adaba, también conocido como Sidi Adaba, un herrero que realizaba creaciones un poco extravagantes, pero era considerado un santo en Kairouan. La sala de la tumba contiene un pequeño museo de arte y tradiciones populares en el que se recogen algunos de los objetos fabricados por este personaje (la entrada está incluida en el ticket general de Kairouan).
En Kairouan hay otros 50 templos. Entre ellos destaca la Mezquita del Barbero, en donde (según los lugareños) descansan los restos de Abu Zama el Belaoui. Este hombre santo habría sido compañero de Mahoma, de quien conservaba tres pelos de su barba por lo que la gente empezó a llamarlo el “barbero del Profeta”, de allí que la mezquita quedó con ese singular nombre.
La Mezquita del Barbero fue construida en el siglo VII y remodelada en varias ocasiones. El elemento más destacado de su construcción es el minarete de estilo andalusí, una medersa, los azulejos y el estucado presentes en el interior del templo.
La entrada da acceso a un primer patio sobre el que se alza el alminar en el lado izquierdo. Desde la pared de la izquierda una la puerta comunica con la madraza. Justo al lado del alminar, un pequeño vestíbulo con columnas de mármol y coronado por una cúpula, da paso a un segundo patio, que al igual que el vestíbulo, tiene los techos hermosamente decorados con azulejos y madera del Líbano. A la izquierda de la entrada al segundo patio se encuentra la tumba de Sidi Sahab, no accesible para no musulmanes, aunque a veces en la puerta hay un guardián que rocía con agua a los visitantes, para la buena fortuna, y que por un donativo, deja pasar a ver la tumba.
Debido al calor extremo que hacía, pusimos fin a nuestras visitas, aunque la verdad es que con una mañana da tiempo más que suficiente para recorrer la pequeña medina de Kairouan. No había ningún lugar donde comer a la vista, salgo algún puesto callejero nada apetecible, así que buscamos un restaurante recomendado por otros viajeros, en la casa Dar Abderrahman Zarrouk, que además puedes visitar. Nos pareció un paraíso después del calor que habíamos pasado (y del aire acondicionado!).
El restaurante está ubicado en las diferentes habitaciones de la casa, nosotros comimos en un dormitorio, con una cama al lado!. Había dos menús de 48 TND y de 53 TND, y también se podía pedir a la carta. La comida estaba exquisita y pudimos reponer fuerzas.
Tras salir del restaurante cogimos un taxi de vuelta al hotel porque no nos apetecía volver a caminar a pleno sol, y pasamos el resto de la tarde en la piscina. Nos habíamos ganado el descanso. No salimos ni para cenar, tampoco nos parecía que hubiese mucho que hacer en Kairouan por la noche, así que aprovechamos el buffet de nuestro hotel y así pusimos fin a nuestro segundo día en Túnez por libre.
Por cierto, no dejéis de probar los dulces típicos de Kairouan, el makrudz, hecho con sémola, fritos en aceite y bañados en miel…..riquísimos!