Si hay una actividad imprescindible a realizar en Puno, es navegar por el lago Titicaca. Nosotros habíamos reservado este tour, y el resto de visitas de Puno, con la agencia Puno Tours, la misma con la que reservamos el tour de dos días por el Colca. Tratamos con Gaspar y Wilson, personas encantadoras y atentas, que en todo momento nos iban informando de las horas de recogida de los tours reservados. Fueron muy puntuales y los guías que tuvimos todos esttupendos, así que recomendamos Puno Tours.
Así que después de desayunar, vinieron a recogernos para embarcar en una excursión de mediodía a las islas de los Uros. Regresamos a Puno para comer y tuvimos la tarde libre para pasear por el centro. Descartamos hacer el tour Uros + Taquile por la gran cantidad de escaleras que había que subir en Taquile, al meno 500 escalones, nada indicadas para nuestra mosquetera senior y duro para todos debido a la altitud.
Según las creencias andinas, en el Titicaca nació el sol. Entre Perú y Bolivia, este lago de color azul profundo es el mayor de Suramérica, y el lago navegable más alto del mundo (3812 m), con un fuerte contraste entre sus luminosos días y sus heladoras noches. Antes de la llegada de los incas, las culturas pucará, Tiahuanaco y colla dejaron su huella en el paisaje.
Las islas flotantes de los Uros están ubicadas en la bahía de Puno, a 10 km de distancia del puerto (de 20 a 30 minutos de navegación).
Los Uros fueron uno de los grupos étnicos más antiguos que habitaron el altiplano. Llegaron hacen 12.000 años y ocuparon el lago. Se consideran anteriores a los hombres, antes de que llegasen los incas, antes de que el creador de los hombres los hiciera, antes de que el sol alumbrara la tierra, antes de todo eso, dicen, ellos ya estaban aquí. Aún quedan unas 300 familias que viven en grupos distribuidos en diferentes islas y regidas por un abuelo. Su lengua es el aimara y aunque las islas están protegidas como Reserva Natural, no se sabe cuánto tiempo perdurará este estilo de vida. Es una ocasión única poder visitarles.
Las islas están construidas con bloques de Totora, una planta acuática del lago. Después de unir estos bloques los habitantes colocan una capa de Totora, que debe ser reemplazada cada 20 días. Las islas están ancladas por medio de palos. Existen cerca de 80 islas flotantes artificiales, cada una habitada por entre 3 y 7 familias. La vida media de cada isla es de 20-30 años.
En 1963 se construyó una escuela en una de las islas y desde 1975 están permitidas las visitas turísticas a ciertas islas preparadas para ello. Nos dijeron que cada isla recibe a visitantes sólo un día al mes, y se van turnando para que todas puedan recibir visitar. Además de estos ingresos, los Uros siguen viviendo de la caza y la pesca.
Desembarcamos en dos de ellas para conocer cómo están construidas las islas flotantes y ver de cerca el estilo de vida de las familias que las habitan. En la primera, nos recibió el jefe de la isla y tras las presentaciones y algunas canciones tradicionales en aymara, nos invitaron a conocer sus casa y nos mostraron las artesanías que fabricaban.
Aunque estas familias parezcan colocadas allí expresamente para el turismo, no olvidemos que es su forma de subsistencia por lo que es importante colaborar comprando alguna artesanía.
Desde esta pequeña isla embarcamos en un barco tradicional de totora (S/15) y tras unos 20 minutos de relajada navegación entre las islas, volvimos a desembarcar en otra isla más turística, esta vez sin familias locales pero con un chiringuito de bebidas y varios puntos de Photocall con el lago Titicaca de fondo.
Después de esta experiencia de turismo vivencial con familias locales, regresamos a Puno para comer y dedicamos la tarde a pasear por su centro histórico.
Comimos en el restaurante Pizza Andina, de nuevo una comida deliciosa como ya iba siendo costumbre, y tras un breve descanso en el hotel, salimos a dar un paseo. Nuestra mosquetera senior, con signos evidentes de mal de altura, se quedó en el hotel.
Nosotros dimos un paseo por la Plaza de Armas (donde se encuentra nuestro hotel) y sus alrededores. Visitamos la catedral, de estilo barroco, del 1757. Su interior es mucho más soso que su estupenda fachada, aunque el altar está recubierto de plata y con una bandera del Vaticano que recuerda la visita del Papa Pablo VI en 1964.
También entramos en la Casa del Corregidor. Esta casa, del S.XVIII, es una de las residencias más antiguas de Puno. Solía ser la casa del gobernador general de la región, el funcionario encargado de recaudar impuestos y tasas sobre los impuestos para la corona española. Hoy en día alberga un centro cultural con exposiciones de arte, una tienda de artesanía, y una bonita cafetería.
Junto a la casa del Corregidor se encuentra otro de los lugares de interés en Puno que visitamos, el Museo Carlos Dreyer (S/15). Esta casa, de un ciudadano Alemán y estupendo pintor paisajista, estaba encantado con las maravillas naturales de esta región altiplánica, y construyó aquí su residencia habitual, que fue también lugar de encuentro de los artistas de la época. Una vez fallecido el Sr. Carlos Dreyer, el Municipio de Puno compro el lugar con fines culturales.
En este pequeño pero fascinante museo, se exhiben piezas arqueológicas de Puno y objetos de arte inca, colonial y republicano.
En el Salón Arqueológico Regional se exhibe el “Tesoro de Sillustani”, integrado por 501 piezas de Oro, 3 momias y una réplica en tamaño real de una chullpa (torre funeraria) de Sillustani. Sólo esta sala hace que el museo Carlos Dreyer esté catalogado como el más importante museo Regional de Arqueología del Sur del Perú. La visita es guiada y muy interesante.
Si os apetece profundizar más sobre la historia de la coca y sus utilidades, podemos visitar el Museo de la Coca y Costumbres, donde además de conocer la historia de la planta de la coca, se puede ver una colección de trajes tradicionales de las muchas fiestas que se realizan en Puno, la “capital folclórica” del país (nosotros no fuimos).
Otro lugar de interés, aunque algo más alejado, es el museo del barco Yavari, el vapor más antiguo del Titicaca. Se trata de un cañonero británico del 1862, que fue transportado por partes desde Birmingham y vuelto a construir en el lago Titicaca. En el proceso se emplearon 6 años!.
Una vez reconstruido, se utilizó con buque médico de la Marina peruana hasta que fue abandonado tras muchos años de servicio. Las visitas al barco permiten ver los motores alimentados con carbón (y también con excrementos secos de llama), los camarotes y otros utensilios de la época. Está anclado junto al Sonesta Posada Hotel del Inca y varias veces al año enciende sus motores y recorre el lago Titicaca Nosotros lo vimos desde el barco camino de los Uros. Nos dijeron que para visitarlo hay que solicitarlo con tiempo ya que se utiliza como alojamiento.
Después de este paseo por los alrededores del hotel, dedicamos en reto de la tarde a realizar algunas compras. La calle principal de Puno, el Jirón Lima, es muy animada, llena de tiendas y restaurantes.
Regresamos finalmente al hotel y desde nuestro balcón pudimos ver un desfile de carnaval de diferentes grupos de niños de las escuelas de Puno. Fue de lo más animada y además en primera fila!!
Después de este espectáculo improvisado, acabamos cenando de nuevo en el hotel antes de retirarnos a descansar.