En la ruta de hoy conocimos uno de los lugares más fascinantes de la historia de la arqueología, las líneas de Nazca.
La mejor forma de observar las líneas de Nazca es desde el aire, por lo tanto, tomamos una avioneta pequeñita y……que no, que no, que yo no me subo ahí ni loca!. Hicimos un recorrido terrestre desde Ica hasta la ciudad de Nazca, parando en numerosos puntos de avistamiento de geoglifos y visitando el museo de María Reiche. Llegamos a comer a Nazca y visitamos los Paredones antes de emprender el regreso a Ica. En el trayecto hay un único peaje, sólo de ida, de S/7,8. AL regresar pasas por el exterior de la carretera y ya no es necesario volver a pagar.
A poco más de 1 hora y media de Ica, llegamos a los alrededores de Palpa, donde hace 1500 años, habitaron unos hombres que dieron lugar a toda una cultura, la Nazca. A pesar de sufrir uno de los climas más áridos del planeta, construyeron ingeniosos sistemas de riego que les permitían aprovechar el agua que, gota a gota, bajaba de las montañas, y gracias a ello consiguieron cultivar en este lugar. Todavía se conservan 60 acueductos!!.
Con el mismo ingenio y armados con una estaca y una cuerda, crearon una obra de arte, las líneas de Nazca que, incluso en pleno S.XX, fueron tomadas por obra de los extraterrestres.
Estos dibujos realizados en el suelo del desierto, llamados geoglifos, ocupan un área de 50 kilómetros de longitud y cinco de ancho entre las pampas de Nasca y de Palpa, cuya superficie está cubierta por cientos de líneas rectas, en zigzag y trapezoidales, de tamaños diversos. Pero las que más han sorprendido a los investigadores son las que forman dibujos de animales, plantas y seres antropomorfos, que se concentran en la pampa de San José: aves (un cóndor, un colibrí, un pelícano), un mono, una araña, un lagarto, unas manos humanas... En total, unas treinta, todas de dimensiones extraordinarias, como el ave fragata, de 135 metros de largo, o la iguana, de 187 metros.
Ya hemos leído mucho sobre el posible origen de estas líneas: calendario cósmico, pista de aterrizaje extraterrestre, rituales para invocar a la lluvia, etc, aunque lo cierto es que nadie sabe exactamente cuál era su función. Pero, al final, ni los rituales ni las infraestructuras que idearon para canalizar y almacenar el agua lograron salvarles de la sequía extrema que llevó a su desaparición. También los impresionantes geoglifos que dejaron en las pampas están ahora amenazados: turistas, vehículos, buscadores de tesoros e incluso el cambio climático hacen peligrar este tesoro arqueológico.
Hay varios miradores a lo largo del camino y también lugares para hacer caminatas entre geoglifos. Antes de llegar a Palpa, hay un mirador en la carretera con vistas de desierto, y un poco más adelante, el desvío a la ciudad perdida de Huayuri (poco queda ya de ella). El camino se divide después por una carretera de montaña, que pasa por la roca “la Cara del Inca” o bien a través de un túnel que lleva directamente a Palpa. Cuando pasamos nosotros el túnel estaba cortado por obras (¡otra vez!), así que tuvimos que pasar por la carretera de curvas y perder otra media hora más en el trayecto.
Antes de llegar a Palpa encontramos el Mirador de El Tupu y el Mirador Natural de Palpa con el Reloj de Sol (nosotros no paramos). Donde sí paramos fue en el Mirador de Llipata (S/2). Un desvío en la carretera nos permitirá acercarnos hasta una torre metálica. Las vistas de los geoglifos son espectaculares: 9 figuras zoomorfas y antropomorfas pertenecientes a la Cultura Paracas (300-500 a.C).
Siguiendo la carretera hay otro mirador natural desde el que se pueden observar varios geoglifos: la Orca de piedras gordas, el Chamán y los centinelas del desierto, y un poco más adelanta varias figuras de animales. Chulísimo!!. Se tiene que subir a una pequeña colina. No se paga nada por acceder.
La Orca de piedras gordas representa uno de los seres míticos más importantes de las sociedades Paracas y Nazca, la cual usualmente es representada con atributos humanos (tiene un brazo humano portando una cabeza trofeo). La figura está mirando hacia el oeste (donde está el mar) y adicionalmente tiene la figura de un pez delante de la boca y varias cabezas humanas dentro del cuerpo. Esta figura mide 25 metros de alto por 65 metros de largo.
El Chamán y los centinelas del desierto, comprende un personaje central representando por un personaje antropomorfo o chamán, el cual está ubicado en posición central rodeado de una orca y figuras de monos. Se cree que posee atributos sobrenaturales y los animales que lo rodean están vinculados con el agua (la orca) y la fertilidad (monos).
El grupo de animales comprende la figura de un búho, dos camélidos, un felino y varios personajes antropomorfos, todos de diferentes tamaños. En conjunto, ocupan un área de unos 20 metros de alto por 165 metros de largo.
Un nuevo desvío nos lleva a otro geoglifo, este con figuras antropomorfas que se puede ver desde el camino, una pista sin asfaltar que nos hace recordar de nuevo a la señora de la agencia de alquiler de coches. En el mapa de ruta de este viaje, están las localizaciones exactas de estos miradores.
Después de hacer todos estos avistamientos, seguiremos hasta la Casa Museo de María Reiche (S/8).
La matemática alemana María Reiche dedicó más de 50 años de su vida al estudio y conservación de las líneas de Nazca. Se graduó en la Universidad Tecnológica de Dresde (Alemania) y posteriormente se trasladó a Perú para trabajar como tutora de los hijos del cónsul alemán. También trabajó como traductora y conservadora en el Museo Arqueológico de Lima. En 1939 se unió al equipo del profesor Kosok, lo que la llevó al mayor proyecto de su vida e incluso se mudó a una casa en medio del desierto
La reconocida investigadora creía que las líneas de Nazca eran una especie de calendario de eventos astronómicos como los solsticios y otros fenómenos. Gracias al duro trabajo de María Reiche las líneas de Nasca fueron declaradas como Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1994. Murió en 1998 y fue enterrada en su casa del desierto, el museo que hoy podemos visitar.
El Museo María Reiche alberga toda la información y documentación recopilada por ella a lo largo de su carrera. Incluye mapas, planos, fotografías, momias y artefactos arqueológicos en el mismo desorden en que ella mantenía sus cosas. Sus restos también se encuentran en este lugar.
Ya en la Pampa Jumana empiezan las Líneas de Nazca, entre los kilómetros 419 y 465 de la Panamericana Sur. A pocos kilómetros de la casa de María Reiche, en el km 420, se encuentran dos torres metálicas. La antigua mide 12 metros de altura (ya no se puede subir a ella), y la nueva, inaugurada en el 2020, mide 20 metros y permite la observación del Árbol, la Mano y parte del Lagarto, cortado por la carretera Panamericana en 1937. Desde el segundo piso ya se pueden observar aunque se ven mucho mejor desde arriba (5 pisos). Las vistas son impresionantes y es muy emocionante estar en este lugar.
Y ya más cerca de Nazca, paramos en el geoglifo del gato, de 37 metros de largo. Este geoglifo fue descubierto durante la pandemia, en unos trabajos de conservación del área de Nazca y tendría una antigüedad de 2000 años, mucho antes de la aparición de las figuras del mono, la araña o el pájaro, por lo que pudo pertenecer a la cultura Paracas (700 a. C. y 200 d. C), que antecedió a la cultura Nazca (S.I-S.VII). El acceso cuesta S/3. Se puede ver desde el aparcamiento y hay un camino para subir a la colina. También hay unos puestos de artesanía donde aprovechamos para hacer algunas compras.
Finalmente llegamos a Nazca, donde hay algunos lugares muy interesantes para visitar como el geoglifo del Telar, el Acueducto de Cantalloc, los Paredones y el Museo arqueológico Antonini.
El Telar de Cantalloc es un geoglifo de grandes dimensiones (unos 10 m), situado a unos 3km de Nazca. Se llama el Telar porque representa unas agujas de tejer y varias espirales que podrían ser ovillos de hilo. La interpretación no es tan extraña, ya que en la cultura Nazca destacan especialmente los tejidos. Se divide en varias zonas y hay un par de colinas desde donde poder divisar estos geoglifos, la zona del Telar y por otro lado, Las Agujas.
Los acueductos de Cantalloc, situados a unos 4 km de Nazca, son más de 30 canales subterráneos, muchos de ellos aún en uso. Esta impresionante serie de canales de piedra y madera con chimeneas de acceso en espiral, fueron construidas por los nazcas entre los años 200 y 900 d.C, y se consideran uno de los mejores ejemplos de ingeniería prehispánica. Según los lugareños, el agua aún es potable.
Aunque ahora ya no se permite entrar por las chimeneas de acceso que usan los locales para limpiar los acueductos cada año, sí se puede admirar desde fuera el arte de los nazca con las piedras.
Las ruinas de los Paredones son unos restos de un edificio inca que fue construido sobre un cementerio nazca anterior (en el subsuelo se encontraron restos funerarios). Era sin duda una llacta o centro de control administrativo inca. En la parte central, dentro de la torre redonda, hay varias dependencias que estaban pintadas de color rojo y que probablemente eran un acllahuasi o convento de las vírgenes del sol. Dos habitaciones grandes constituían el santuario. En la parte oeste hay otros recintos que servían de collcas o almacenes de tejido, grano y otros materiales.
Tambiés resulta interesante el Museo arqueológico Antonini. En las 6 salas del museo se exponen ajuares funerarios, cerámica, textiles y diversos utensilios y detalles de la vida cotidiana de la sociedad que hizo los geoglifos de Pampa Colorada.
El punto fuerte de la exposición es la excavación de Cahuasi (a 10km de Nazca), de la que se reconstruye parte de un templo descubierto en 1987. Pueden verse momias y cráneos deformados (los nazcas envolvían la cabeza de los recién nacidos con bandas de cuero), cabezas-trofeo y antaras de cerámica, que servían para tocar la música ritual de lo que fue el centro ceremonial más grande del mundo.
Otra sala documenta los restos hallados en la ciudad perdida de Huayurí, cuyas ruinas hemos pasado antes de largo.
En el jardín del museo se puede ver un fragmento del puquio de Bisambra, una de las 60 galerías de agua que hay en los alrededores de Nazca. Además de varias reproducciones de los geoglifos de Huayhua, reconstrucciones de tumbas de la cultura nazca y una maqueta de geoglifos.
Por falta de tiempo sólo pudimos visitar los Paredones (Entrada combinada S/10 telar + acueductos + paredones) y tras esta visita nos fuimos comer al restaurante Mamashana (ubiación del restaurante y el aparcamiento en el mapa de ruta). Aparcamos en la calle de atrás, en un parking vigilado y disfrutamos de otra comida excepcional a base de tapas de pescado.
Después de comer iniciamos el regreso a Ica (casi 3 horas). Hicimos una parada en La Cara del Inca y llegamos finalmente al hotel justo al anochecer, atravesando la rotonda infernal de Ica, donde cientos de tuk tuks de colores se abren paso sin piedad. Aquí los llaman tuqui tuquis y nosotros los bautizamos como cacharrines. Conducir aquí es una aventura no apta para cardíacos!.
Ya en el hotel volvimos a cenar en el restaurante antes de retirarnos a descansar. Otra día intenso!