¡Estrenábamos el mes de febrero! Como al día siguiente era la fiesta de la Candelaria, dejamos la visita del centro histórico de Valladolid para el día siguiente y nos fuimos de excursión por los alrededores. Visitamos el complejo arqueológico de Ek’ Balam y nos bañamos en varios cenotes.
En la carretera de acceso al recinto arqueológico nos pararon unos chicos de una agencia que tenían una parada a pie de carretera. Esto es bastante frecuente en la zona. Paramos porque no sabíamos si nos iban a dar alguna información importante sobre el acceso y luego nos dimos cuenta que se trataba de una agencia. Se limitaron a informarnos de los precios de acceso a Ek’ Balam y nos ofrecieron otros tours por la zona. No insistieron, sólo informaron. Al final les compramos otros tickets para el cenote Chichikán, que teníamos previsto visitar en unos días, ya que nos ofrecieron un descuento respecto al precio de la web oficial. Compramos las entradas con ellos y reservamos el cenote. Cabe decir que no tuvimos ningún problema. Después de esta parada técnica, llegamos finalmente a Ek’ Balam ($581 MXN/persona, tasas incluidas).
Ek’ Balam, que significa "Jaguar Negro" en maya, está ubicado a unos 25 kilómetros al norte de Valladolid. Ek Balam fue una importante ciudad que floreció entre los años 600 y 850 d.C. El sitio está compuesto por más de 45 estructuras, pero la más destacada es la Acrópolis, una majestuosa pirámide de 30 metros de altura. Esta estructura es una de las más grandes de la región y ofrece una vista panorámica impresionante del entorno selvático.
Se accede al recinto por un sacbé (camino creado por los mayas), que pasa por tramos de las antiguas murallas que rodeaban la ciudad y un impresionante arco. Se pasa por el Palacio Oval, una construcción piramidal con un templo en su cima, presumiblemente de función astronómica.
Al lado del Palacio Oval se encuentra la estructura 17, conocida como Las Gemelas. Son dos estructuras abovedadas idénticas. Cerca de ellas, unas estructura con techo de paja protege una gran estela que representa dos figuras: la inferior es casi a ciencia cierta el gran gobernante de Ek’ Balam conocido como Ukit Kan Le’k Tok’. Encima de él se encuentra otro gobernante (o ancestro) que le traspasa el poder.
Siguiendo hacia el norte se pasa por el Juego de Pelota, es una cancha donde los mayas practicaban su famoso juego ritual, que tenía un gran significado cultural y religioso.
Finalmente se llega a la Acrópolis, el corazón de Ek Balam. Al subir los empinados escalones de esta descomunal pirámide de 32 metros, se puede apreciar la grandiosidad de esta antigua civilización.
En un rellano, antes de alcanzar la cima, se encuentra la tumba del gobernante Ukit Kan Le'k Tok', cuyo nombre está inscrito en jeroglíficos a lo largo del sitio. Las elaboradas fachadas decoradas con estucos y figuras de jaguares y serpientes son testimonio del alto nivel artístico y arquitectónico de los mayas.
Hay que seguir subiendo hasta alcanzar la cima para apreciar las magníficas vistas de las ruinas y la selva circundante.
Después de visitar Ek’ Balam y acalorados por el clima tropical, nos fuimos directos a la Hacienda y cenote Oxmán.
La Hacienda Oxmán, con su arquitectura colonial y su atmósfera tranquila, invita a pasear por sus jardines y admirar su estructura histórica. En la hacienda, además de un fantástico cenote, podemos encontrar también una piscina, que se llena con la misma agua del cenote, y un restaurante de antojitos típicos de la región.
El cenote Oxmán es de tipo abierto y tiene unos 45 metros de profundidad. Para acceder a él hay que bajar 73 escalones. Antes de bajar, hay una plataforma con vistas impresionantes. Desde arriba se puede ver lo profundo que es el cenote, así como gran cantidad de raíces de los árboles colgando por sus paredes. La bajada no es demasiado mala y nuestra viajera senior aprovechó para darse su primer baño en un cenote.
Después de disfrutar de la hermosa Hacienda Oxmán, nos dirigimos a los cenotes de X'kekén y Samulá ($226 MXN/persona, taquilla $30).
Recorimos en coche un pequeño sendero de selva hasta llegar al estacionamiento, y desde allí, a pocos pasos, se encuentra la entrada al complejo donde se encuentran los dos cenotes.
El cenote de X'kekén, de tipo caverna, es conocido por su espectacular cúpula subterránea y su agua cristalina de color turquesa. Es un lugar mágico que te permite nadar en un entorno único y fascinante.
Su nombre, en lengua maya, significa “cerdo”, pues según cuenta la leyenda, fue descubierto cuando un campesino siguió a su cerdo hasta esta cavidad subterránea. Pero no solo es la belleza natural lo que hace especial a este cenote. Al ser parte de un sistema de cuevas y ríos subterráneos, se considera un lugar sagrado para los mayas. Estos creían que los cenotes eran portales al inframundo y los usaban para realizar ceremonias y ofrendas a sus dioses.
Las paredes internas de la caverna están adornadas con estalactitas y estalagmitas, formadas por la deposición de minerales disueltos en el agua que gotea desde el techo. Estas formaciones calcáreas añaden una belleza adicional al entorno subterráneo.
El suelo del cenote está cubierto por sedimentos finos y restos orgánicos, que han sido depositados con el tiempo. El agua del cenote es dulce y clara, debido a la filtración constante a través de las rocas calizas, actuando como un sistema natural de purificación.
El cenote X'kekén es un ejemplo impresionante de la geología y geomorfología de la región, ofreciendo una ventana única a los procesos naturales que han moldeado el paisaje de Yucatán.
Para acceder, hay que bajar unas escaleras de piedra. Primero encontramos un primer nivel desde donde se pueden admirar las vistas del cenote. A continuación hay un segundo conjunto de escaleras de madera que llevan a una plataforma desde la que se accede al agua. Este cenote es poco profundo, ideal para el baño.
En el mismo recinto y a pocos pasos del cenote X’kekén, se encuentra el cenote Samulá. Este cenote es de tipo semiabierto, lo que significa que está parcialmente cubierto por una cúpula natural con una abertura que permite la entrada de luz solar. Esta iluminación natural crea un efecto impresionante en el agua, dándole un tono azul turquesa espectacular.
Al igual que otros cenotes en la región, Samulá se formó hace miles de años por el colapso de la cueva que lo alberga, y gracias a la erosión, ha dado lugar a una cueva subterránea con estalactitas y estalagmitas.
Alrededor del cenote, es común encontrar una variada fauna y flora, incluidos peces de agua dulce y vegetación tropical que rodea el área.
El cenote Samulá fue descubierto por los habitantes locales y más tarde se convirtió en una atracción turística popular. Su accesibilidad y belleza natural han atraído a visitantes de todo el mundo.
El acceso a este cenote es algo más complicado. Hay más escaleras pero había menos gente y disfrutamos del baño casi en soledad (mi madre nos esperó arriba).
Después de todas estas actividades, regresamos a Valladolid y tras un merecido descanso en el hotel, salimos de nuevo a pasear por el centro histórico. Cenamos en el restaurante Los Portales, en el Parque Municipal Francisco Cantón Rosado, y a las 21h disfrutamos de un nuevo video-mapping en la fachada de la Iglesia de San Servacio. Con este espectáculo, dimos por acabado el día.