¡Llegó el gran día! Nos íbamos a Aguas Calientes, o lo que es lo mismo, a Machu Picchu Pueblo. Cogimos un taxi, que pedimos en el hotel, hasta la estación de San Pedro, en Cuzco, y tomamos el tren Visitadome de Perú Rail.
Este trayecto en tren panorámico está considerado como uno de los 10 mejores del mundo, y es que el paisaje no es para menos, cruza el Valle Sagrado de los Incas y nos deja en las puertas de una de las 7 Maravillas del Mundo, el Machu Picchu.
Los vagones del Visitadome cuentan con ventanas panorámicas ubicadas en paredes y techos, que permiten tener una conexión total con el exterior haciendo que los pasajeros se sientan en mitad de la naturaleza.
La salida de Cuzco es lenta pero curiosa. El tren va por vías en zigzag que salvan la pronunciada altura de los montes. Se pasa cerca de las casas, y hay vistas muy buenas de los tejados de Cuzco. Una vez en ruta, el tren sigue el curso del río Urubamba y atraviesa el Valle Sagrado hasta Ollantaytambo, última estación antes de Machu Picchu.
Desde Ollantaytambo el valle del río se estrecha y la vegetación tropical se adueña del terreno. Después de esta última hora de trayecto en mitad del bosque, con ruinas incas aquí y allá, llegamos a la estación de Machu Picchu Pueblo. En total, cerca de 4 horas de un trayecto impresionante, amenizado con música tradicional, snacks y bebidas a bordo.
Una vez en Aguas Calientes (2040m de altitud), caminamos hasta nuestro hotel. Aquí no hay coches ni carreteras así que no queda otra que caminar. Nos hospedamos en el Vilas Insight Hotel Machupicchu, a unos 300m de la estación. Una vez instalados, salimos a pasear por este pueblo único!
Esta localidad es casi una isla, rodeada por peñascos, bosque tropical y dos ríos caudalosos, está aislada de la civilización, sólo se puede acceder a ella en tren. Orientada totalmente a los viajeros que llegan aquí para conocer la ciudadela de Machu Picchu, a veces uno puede sentir un poco de agobio ante la insistencia de comerciantes a la caza de clientes. De todas formas, pasear por sus calles empedradas y coloridos mercados es una experiencia única.
La Plaza Manco Cápac se ubica en el corazón de Machu Picchu Pueblo. Es una bonita y pintoresca plaza. En ella se encuentra una pequeña iglesia, y muchos restaurantes y bares a su alrededor. En el centro un cartel con el nombre del pueblo, y la escultura de Manco Cápac, fundador del Imperio Inca. En la oficina de turismo ponen un sello de pasaporte de Machu Picchu!
Comimos en el restaurante Inka Wasi, a pocos pasos del hotel. La comida como siempre exquisita, además de contar con una decoración inca muy bonita.
Después de comer, mi madre volvió a quedarse en el hotel (la salud no la acompañaba) y nosotros salimos a dar un paseo por el pueblo.
Bajamos hasta el río y nos encontramos con el puente peatonal de Sinchi Roca, también conocido como el “Puente del Amor”, donde es tradición colocar un candado colocar un candado, simbolizando la unión y el amor por tu pareja. Una vez colocado el candado, se lanza la llave al río.
Cruzando el puente llegamos al Mercado artesanal, un pequeño mercado atestado de productos andinos. Podemos encontrar ponchos, mantas, mochilas, bolsos, instrumentos musicales, cuadros y todo tipo de adornos incas, joyas y multitud de recuerdos.
A lo largo de nuestro paseo por Machu Picchu Pueblo descubrimos muchas esculturas hechas en piedra. Se trata del Circuito de Piedras de Aguas Calientes.
Estas esculturas han sido realizadas por escultores locales y nacionales con el objetivo mostrar el origen de la trilogía andina: el cielo, la tierra y el más allá, representados como el cóndor, el puma y la serpiente. El circuito consta de 37 esculturas, algunas de ellas incluso dentro los baños termales.
Algunas de estas esculturas son: la Pachamana, Dualidad Andina, Protección de los Apus, El Amor prohibido de los Dioses, Encuentros, Esperanza de la Humanidad, Wiracocha, Disco Solar, Apología del Cóndor, Monumento al Inca-cóndor-puma…… Aunque están repartidas por todo el pueblo, la mayoría se concentran principalmente en la Alameda de los Artesanos, la Avenida Hermanos Ayar, el Parque de Wiñay Wayna y la calle Torrechoyoc.
Después de varias vueltas al pueblo y alguna que otra compra, regresamos al hotel a descansar. Habíamos comprado fruta, así que no salimos a cenar. ¡¡¡Mañana nos esperaba un gran día!!!