Si hay un lugar imprescindible en Bangkok es el palacio Real. Hoy dedicamos el día a visitar la ciudad antigua, con el Gran Palacio y el Wat Pho. Recorrimos sus calles y mercados y cruzamos en barco al barrio de Thonburi, para visitar el Wat Arun. Por la tarde dimos un paseo por el mercado hindú.
Desde el hotel nos acercamos al canal para coger un barco hasta el centro de la ciudad antigua. Los barcos no acaban de parar del todo sino que golpean la orilla y vuelven a salir del embarcadero. En ese momento de choque hay que subir a bordo rápidamente.
Nuestra primera visita fue el Gran Palacio (Phra Borom Maha Ratcha Wang), un conjunto de edificios históricos que formaron parte de la residencia Real durante más de 150 años, concretamente entre los siglos XVIII y mediados del siglo XX. Desde su construcción en 1782 bajo el reinado de Rama I el recinto fue ampliándose y dando cabida a nuevas construcciones promovidas por los predecesores del Rey.
En su interior se encuentra el templo más importante, el santuario de Wat Phra Kaew o Templo del Buda Esmeralda. Es el templo más importante de Tailandia y está situado dentro del complejo que conforma el Palacio Real. También es el más visitado y venerado de Bangkok, gracias a la famosa estatua Buda de Esmeralda, una representación de buda tallada en jade de poco menos de medio metro que según la leyenda posee poderes sobrenaturales. El Buda Esmeralda se encuentra sobre un enorme altar de oro. La imagen está cubierta por una vestimenta que se cambia tres veces al año en una ceremonia donde el Rey de Tailandia ejerce los honores. Estos cambios de ropa corresponden a los de estación de invierno, verano y los meses de lluvia.
Los edificios de alrededor representan a la perfección algunos de los mejores ejemplos de la arquitectura, pintura y decoración tailandesa. Los edificios y pagodas de Wat Phra Kaew están rodeados por una muralla de color blanco donde se representa la totalidad de un poema épico tailandés llamado Ramakien. También se puede ver una reproducción del Templo de Angkor, en Camboya.
Todo el conjunto del Palacio Real es sencillamente impresionante, con detalles por todas partes. No sabes para dónde mirar.
Después de visitar el Gran Palacio estuvimos un rato recorriendo los klongs. Desde el embarcadero de Tha Chang, siguiendo hacia el norte, encontramos los herbolarios y vendedores ambulantes de amuletos. Hay que ir entrando en los diferentes callejones que van a parar al río para descubrir el verdadero ambiente local. El Trok Tha Wang es un recóndito y estrecho callejón con un ambiente muy típico donde se venden todo tipo de objectos de cobre, y en el Trok Mahathat se venden amuletos de todo tipo.
Después de este paseo fuimos a comer al restaurante AMA. La cola que hay siempre en su puerta ya anticipa lo buenísima que está su comida. Su plato estrella es el Pad thai. No esperes encontrar mucho más pero merece sin duda la espera. Para los más golosos no os perdáis el mango sticky rice.
A continuación visitamos en el Wat Pho, el templo más antiguo de la ciudad (S.XVI). Tras la caída de Ayutthaya durante la guerra contra Birmania (1767), la nueva capital de Siam se trasladó a Bangkok. En 1782 daría comienzo la Dinastía Chakri (que aún gobierna en nuestros días) con el Rey Rama I, quien mandó construir el Gran Palacio y ordenó en 1788 la completa remodelación de un viejo templo cercano llamado Wat Phodharam. Las obras duraron más de 7 años pero su mayor restauración llegaría con Rama III, quien llevaría a cabo nuevas reformas durante un periodo de casi 17 años.
Aunque hoy es conocido como Wat Pho o Wat Po, su nombre también sufrió cambios importantes y, de hecho, fue Rama IV quien le daría su nombre definitivo y oficial: Wat Phra Chetuphon Vimolmangklararm Rajwaramahaviharn. El templo, además de lugar de rezo, ha sido conocido desde sus orígenes por albergar un centro de enseñanza de medicina tradicional que se convirtió en 1955 en la primera escuela oficial de este tipo.
Lo más importante de este templo es su Gran Buda Reclinado que, con sus 46 metros de largo y 15 metros de altura, es la estatua de Buda reclinado más grande de Tailandia. Toda la estatua está recubierta de pan de oro. El Buda Reclinado resulta más espectacular en vivo y en directo que en cifras e imágenes. Sorprende ver como la estatua encaja casi milimétricamente en el templo en el que se encuentra. Apenas hay sitio para los dos pasillos por donde se le rodea caminando. En la parte trasera del templo veremos decenas de recipientes y en una mesa cercana encontraremos urnas con monedas. Representa la tradición budista de repartir limosna. Si se quiere realizar, se pueden coger una de las urnas e ir echando las monedas en los distintos cuencos.
Otra zona por la que merece dar una vuelta es la del Phra Mondob, justo detrás del Buda Reclinado. Un pabellón que data de la época de Rama III y alberga escrituras sagradas budistas. Tampoco hay que perder detalle de los pequeños jardines que se suceden aquí y allá, con imágenes de figuras sagradas, fuentes y algún estanque. Paseando por el recinto encontraremos pequeños pabellones y porches con centenares de imágenes de Buda.
Después de estas visitas, nos dirigimos al Wat Arun (Templo de la Aurora o Templo del Amanecer), situado en el barrio de Thonburi, al otro lado del río, al que se llega con un transbordador.
Su impresionante altura de casi 90 metros mezclado con su arquitectura de estilo Khmer proporcionan de las imágenes más representativas de Bangkok. Su decoración exterior está elaborada con porcelana china y trozos de conchas marinas. Representa al Monte Meru, el centro del mundo según la cosmología budista y morada del dios Shiva.
Posee unos largos e inclinados escalones que ofrecerán unas magníficas vistas de toda la ciudad a los valientes que decidan subir a una de las dos terrazas de la torre (en el momento de nuestra visita estaba en restauración).
En las cuatro esquinas se levantan también 4 torres (prangs) que hacen que resalte aún más la belleza arquitectónica de este impresionante santuario. Junto a los prangs se encuentra la sala de ordenación, en la que está situada la imagen del Buda Niramitr. El venerado Buda Esmeralda estuvo alojado en este templo antes de su traslado al War Phra Kaew. En los jardines del Wat Arun hay un mercadillo, puestos de coco y otras curiosidades.
Como íbamos bien de tiempo cogimos otro barco y nos fuimos hasta el barrio hindú de Phahurat, conocido como “Little India”. El barrio y la comunidad tiene su origen en los trabajadores emigrantes que vinieron del norte de la India, de la zona del Punjab, a principios del S.XX y que se instalaron en esta zona cercana al rio para establecerse.
Dimos un paseo por el Mercado de flores (Pak Khlong Talat). Es más espectacular aún de noche, cuando llega la mercancía: orquídeas, flores de loto, etc. ¡Una delicia para los sentidos!
Después de estas visitas volvimos al hotel en otro barco, y después de descansar un rato salimos a cenar por la zona. También se puede recorrer Kao San Road. Hace unas décadas Khao San Road era una calle en la que se comerciaba con arroz (khao significa arroz en tailandés). Alguien abrió un hostal en el que se ofrecía alojamiento barato y ahí empezó la historia. Hoy en día, Khao San Road es probablemente el gueto de mochileros más grande del mundo.
En la zona también hay infinitos centros de masaje, restaurantes, tiendas de ropa y souvenirs, mujeres con carros-cocina en los que ofrecen horrendos padthai, indios y paquistaníes intentando venderte trajes, vendedores ambulantes de todo tipo y hasta paradas que ofrecen hacerte documentación falsa.
Cenamos de nuevo en la animada calle de nuestro hotel y nos fuimos a descansar.