Este día nos tocaba visitar uno de los mayores hallazgos arqueológicos del mundo: los Guerreros de Xian. Antes de llegar a las excavaciones, paramos en un taller de fabricación de guerreros de terracota, donde pudimos ver los moldes de las reproducciones del famoso ejército, caballos y otras piezas elaboradas con el mismo material.
Para acceder al recinto hay que caminar un buen trozo, al menos 15 minutos. Habían cochecitos eléctricos para quienes no podían (o no querían) caminar tanto, que te llevaban desde las taquillas hasta los edificios donde se encuentran las excavaciones.
Las enormes excavaciones del ejército de guerreros de terracota están configuradas como un gran museo dividido en distintas naves. Estas naves están distribuidas a partir de las diferentes fosas excavadas a lo largo del tiempo por los arqueólogos tras su descubrimiento en el año 1974.
La visita comienza en la Fosa 1. Al entrar, es difícil no quedar impresionado ante la grandiosidad de la escena. Una gran nave cubierta de 200 metros de longitud y 60 metros de anchura, en la que se disponen más de 6.000 guerreros colocados en filas, emulando el desfile de un gran ejército.
Cada figura es distinta y tiene personalizadas las facciones de su cara, como si se tratara de una escultura esculpida a imagen y semejanza de cada soldado. De esta forma, las figuras se diferencian, por ejemplo, por los bigotes, los peinados, la mayor o menor edad, e incluso los rasgos étnicos.
Las figuras tienen una altura media de 1,8 metros y los uniformes reflejan distintos rangos militares, desde los soldados rasos, con el uniforme más sencillo, hasta los generales, con uniformes mucho más ampulosos. En la parte central del ejército, junto a los soldados, se sitúan caballos y carros.
Originalmente, todos los soldados tenían sus armas, pero tras la caída de la dinastía Qin, los campesinos de la zona, que por entonces conocían la existencia de este ejército de terracota, accedieron por túneles y lo saquearon para robar las armas.
Tras la visita de la principal excavación, se accede a la Fosa 2, la cual se extiende 124 metros de este a oeste y 98 metros de norte a sur. La profundidad de la fosa es de casi cinco metros.
Se calcula que hay unas 1.300 figuras de guerreros y caballos, además de 80 carros de guerra y miles de armas de bronce.
La visita de la Fosa 2 no resulta tan espectacular como la de la Fosa 1, ya que muchas de sus zonas están todavía sin excavar y gran parte de los guerreros no han sido restaurados.
En este mismo pabellón encontramos una parte del museo de los Guerreros de Terracota, con varias figuras de guerreros totalmente restauradas, expuestas de forma que podemos ver de cerca cada uno de sus detalles. Destacan tres de las más importantes figuras que se han descubierto en esta fosa: el impresionante general de terracota, el arquero arrodillado y el guerrero con la silla de montar en sus manos.
También se pueden ver dos impresionantes carros de bronce que se encontraron en las excavaciones. Los carros se descubrieron en 1980 dentro de una caja de madera que medía 7 metros de largo, 2 metros de ancho y 2 metros de alto, donde habían estado ocultos durante más de dos mil años. Dado que ambos carros se encontraban muy deteriorados, la restauración llevó unos dos años y medio, y hasta 1983 el primero de ellos no fue expuesto al público, mientras que el segundo no se expuso hasta 1988.
Los carros fueron construidos totalmente en bronce e incorporaban 1.700 piezas de oro y plata. Ambos carros son tirados por cuatro caballos y se supone que representaban a los carros utilizados por el Emperador para sus inspecciones sobre el terreno. El primero de ellos, con solo un asiento para el conductor, incorpora un gran paraguas para proteger del sol, costumbre que podremos comprobar que es muy usual entre los chinos.
Finalmente, accedimos a otra nave de menor superficie, con otras fosas: se trata de la denominada Fosa de los Generales, pues en ella se encontraron figuras de los oficiales de mayor rango.
Esta excavación ocupa 520 metros cuadrados y, con una forma en U, se extiende 17,5 metros de este a oeste y 25 metros de norte a sur. Su profundidad es de casi cinco metros. En ella se han desenterrado 68 figuras de guerreros, la mayoría sin cabeza (se construía por separado y se ensamblaba después), así como cuatro caballos y un carro.
Con este recorrido, dábamos por terminada la visita a este fascinante lugar, sin parar de llover ni un solo momento y con miles de chinos por todas partes. Resultó un poco agobiante la gran cantidad de gente que había, empujando por colocarse en las primeras filas para poder observar los guerreros de terracota. Si algo caracteriza a los chinos es que no saben hacer cola y no respetan los turnos, por lo que a menudo hay que abrirse paso a empujones. Con mucha menos gente seguro que hubiésemos disfrutado mucho más del lugar, pero igualmente nos emocionó y cumplió con nuestras expectativas.
Después de esta impresionante visita, comimos en el museo y, ya por la tarde, visitamos la Pequeña Pagoda de la Oca Silvestre y la Mezquita en el barrio musulmán de Xian.
La Pequeña Pagoda de la Oca Silvestre fue edificada en 707 en el interior del templo de Jianfu, según indicaciones del Emperador Gaozong. Se la bautizó en función de la Gran Pagoda, de mayor tamaño y además de mayor antigüedad. Abunda en símbolos que aluden a Changan, la vieja ciudad de Xian.
A pesar de estar dividida en 13 pisos, esta pagoda alcanza los 43 metros de altura. Sus puertas, a la sombra de los múltiples aleros que caracterizan a estas construcciones, poseen hermosos dibujos que representan el estilo que identifica a la dinastía de la espiga.
La gran campana, por otra parte, ubicada en la cima de la pagoda, fue instalada recién en el año 1192. La música que emana de ella se oye claramente hasta distancias lejanas, y para visitarla se accede a través de una larga escalera de caracol que se enrolla hasta la cumbre.
Regresamos al centro de Xian, aún sin parar de llover, y recorrimos el Barrio Musulmán, situado en pleno centro histórico y dentro de su gran recinto amurallado. Históricamente, en este barrio se ha concentrado la comunidad islámica Hui.
En el Barrio Musulmán, situado junto a la Torre Tambor, no sólo encontramos una gran mezquita, sino, sobre todo, unas calles con gran ambiente, mercadillos y numerosas tiendas donde se puede comprar desde ropa e imitaciones, hasta artesanía y souvenirs.
Su calle principal es Huimin Jie, una calle arbolada de unos 500 metros de longitud, a lo largo de la cual, además de los tenderetes, podremos ver diversos edificios históricos de las dinastías Ming y Qing. En el callejón llamado Huajue Xiang, situado junto a la Gran Mezquita, se puede encontrar cerámica, objetos de jade y bronce, pinturas hechas por campesinos y, por supuesto, reproducciones de figuras de guerreros de terracota.
Las estrechas calles del Barrio Musulmán de Xian están repletas de carnicerías, fábricas de aceite de sésamo, pequeñas mezquitas, hombres con gorro blanco y mujeres con velo. Sin duda, es un lugar único donde pasar una tarde de lo más entretenida y también donde callejear por la noche.
Visitamos la Gran Mezquita, un edificio construido en el año 732, mezcla de arquitecturas china y musulmana. Se trata de una de las mezquitas más antiguas y mejor cuidadas en China. Ocupa 12.000 metros cuadrados repartidos en cuatro patios, con una longitud total de 250 metros. Su origen está en la llegada a China durante el siglo VII de mercaderes y viajantes procedentes de Persia y Afganistán, durante la dinastía Tang.
En los cuatro patios de la Gran Mezquita, encontramos una mezcla de edificios y zonas ajardinadas. En el primero de los patios destaca un gran arco de madera de nueve metros de altura, y en el segundo patio, en el centro de su zona ajardinada, aparece un gran arco de piedra.
La característica torre de oraciones de las mezquitas, denominada Xingxin, se sitúa en el tercer patio. Y en el cuarto patio se ubica el mayor de los salones de la Gran Mezquita de Xian, con capacidad para albergar hasta mil personas para hacer sus oraciones.
La verdad es que el aspecto de este lugar dista mucho de la imagen clásica que tenemos de una mezquita. Se parece más a un templo budista tailandés, con una sucesión de patios ajardinados y bellos edificios de tejados inclinados. Es un auténtico remanso de paz.
Después de esta visita, regresamos al hotel y tras un breve descanso, salimos de nuevo a pasear por los mercados nocturnos, donde aprovechamos para hacer algunas compras. El mercado nocturno de Xi'an es muy famoso en todo el país. Las dos calles más típicas son la de Beiyuanmen y la calle Dongxin. Mientras Beiyuanmen concentra comida Halal, la calle Dongxin reúne una gran variedad de comidas típicas de todo el país.
Nos encantó la noche de Xian, a pesar de la lluvia continuada. La muralla y la Torre de la Campana y el Tambor son una maravilla iluminadas.