Nuestra visita a Tailandia coincidió con la reciente muerte del rey Bhumibol Adulyadej, el monarca que más tiempo ha permanecido en el trono en todo el mundo. Falleció a los 88 años de edad. Se decretó un luto nacional, palpable en las calles del país y entre sus habitantes.
Dedicamos este día a visitar la ciudad antigua, comenzando con el Gran Palacio y el Wat Pho. Recorrimos sus calles y mercados, y cruzamos en barco al barrio de Thonburi para visitar el Wat Arun.
Nuestra primera visita fue al Gran Palacio (Phra Borom Maha Ratcha Wang), un conjunto de edificios históricos que sirvieron como residencia real durante más de 150 años, desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XX. Construido en 1782 bajo el reinado de Rama I, el recinto fue ampliado progresivamente con nuevas construcciones promovidas por los sucesores del rey.
En su interior se encuentra el templo más importante de Tailandia, el Wat Phra Kaew o Templo del Buda Esmeralda. Situado dentro del complejo del Palacio Real, es el templo más visitado y venerado de Bangkok, en gran parte gracias a la famosa estatua del Buda de Esmeralda. Esta representación de Buda, tallada en jade y de menos de medio metro de altura, según la leyenda, posee poderes sobrenaturales.
El Buda Esmeralda se encuentra sobre un enorme altar de oro. La imagen está cubierta por una vestimenta que se cambia tres veces al año en una ceremonia en la que el Rey de Tailandia realiza los honores. Estos cambios de ropa corresponden a las estaciones de invierno, verano y los meses de lluvia.
Los edificios representan a la perfección algunos de los mejores ejemplos de la arquitectura, pintura y decoración tailandesa. Los edificios y pagodas de Wat Phra Kaew están rodeados por una muralla blanca en la que se representa la totalidad de un poema épico tailandés llamado Ramakien. En esta zona, miles de personas hacían cola para acceder a la sala donde se encontraba el difunto rey, todos vestidos de negro y sentados en el suelo, esperando durante horas para poder despedirse de su monarca.
En el Panteón Real se exhiben siete estatuas a tamaño real, correspondientes a los siete primeros reyes de la actual Dinastía Chakri (de Rama I a Rama VII). Este panteón solo abre el 6 de abril, día de fundación de la Dinastía Chakri.
Para entrar al recinto es obligatorio vestir pantalón largo y camisetas con mangas. Si no se lleva esa vestimenta, en la entrada se puede alquilar ropa adecuada. En las salas donde esté presente la imagen de Buda, es necesario descalzarse.
Continuamos nuestras visitas en el Wat Pho, el templo más antiguo de la ciudad, que data del siglo XVI. Tras la caída de Ayutthaya durante la guerra contra Birmania en 1767, la nueva capital de Siam se trasladó a Bangkok. En 1782 comenzó la Dinastía Chakri, que aún gobierna en la actualidad, con el Rey Rama I, quien ordenó la construcción del Gran Palacio y en 1788 la completa remodelación de un viejo templo cercano llamado Wat Phodharam. Las obras duraron más de siete años, pero su mayor restauración llegó con Rama III, quien llevó a cabo nuevas reformas durante casi 17 años.
Aunque hoy es conocido como Wat Pho o Wat Po, su nombre también sufrió cambios importantes, y fue Rama IV quien le dio su nombre definitivo y oficial: Wat Phra Chetuphon Vimolmangklararm Rajwaramahaviharn. Además de ser un lugar de rezo, el templo ha sido conocido desde sus orígenes por albergar un centro de enseñanza de medicina tradicional, que en 1955 se convirtió en la primera escuela oficial de este tipo.
Este templo es especialmente famoso por albergar en su interior al Gran Buda Reclinado, que, con sus 46 metros de largo y 15 metros de altura, es la estatua de Buda reclinado más grande de Tailandia. Toda la estatua está recubierta de pan de oro.
El Buda Reclinado resulta aún más impresionante en persona que en cifras e imágenes. Sorprende ver cómo la estatua encaja casi milimétricamente en el templo en el que se encuentra, dejando apenas espacio para los dos pasillos por donde se le rodea caminando.
En la parte trasera del templo vimos decenas de recipientes y, en una mesa cercana, encontramos urnas con monedas. Esto representa la tradición budista de repartir limosnas. Si queremos participar, podemos coger una de las urnas e ir depositando las monedas en los distintos cuencos.
Además, destaca el conjunto del Phra Maha Chedi Si Rajakarn, formado por cuatro estupas de 42 metros adornadas con vistosos mosaicos. Paseando por el recinto del Wat Pho, también encontraremos varios gigantes de piedra, conocidos como Lastres Chinos, ya que fueron usados como lastre por barcos mercantes chinos. Algunos de estos gigantes representan a soldados, mientras que otros, con apariencia occidental, representan a Marco Polo, quien quizás fue el primer viajero europeo en China.
Tampoco hay que perderse los pequeños jardines que se suceden aquí y allá, con imágenes de figuras sagradas, fuentes y algún estanque. El área oeste del complejo es un enorme cuadrado en torno al Ubosot, el principal templo de oración para los monjes, adornado con bellos frescos y un gran Buda. Alrededor encontramos pequeños pabellones y porches con centenares de imágenes de Buda. Finalmente, casi en el extremo opuesto al Templo del Buda Reclinado, se halla la Escuela de Masaje Tailandés y un mercado.
Hicimos una pausa para comer antes de continuar con las visitas de la tarde. Descubrimos un pequeño bar, el Pad Thai Kratong Thong, con cuadros de Dalí en las paredes, y al que volveríamos en 2020. Aquí probamos nuestro primer Pad Thai y descubrimos el que sería nuestro postre favorito, Mango Sticky Rice. ¡Delicioso!
Nuestra siguiente visita fue el Wat Arun (Templo de la Aurora o Templo del Amanecer), situado en el barrio de Thonburi, al otro lado del río, al que llegamos en transbordador.
Con una impresionante altura de casi 90 metros y su arquitectura de estilo Khmer, el Wat Arun es una de las imágenes más emblemáticas de Bangkok. Su decoración exterior está elaborada con porcelana china y trozos de conchas marinas, representando al Monte Meru, el centro del mundo según la cosmología budista y la morada del dios Shiva.
Posee unos largos e inclinados escalones que ofrecen magníficas vistas de toda la ciudad a los valientes que decidan subir a una de las dos terrazas de la torre, aunque en ese momento estaba en restauración.
En las cuatro esquinas se elevan también cuatro torres (prangs) que destacan aún más la belleza arquitectónica de este impresionante santuario. Junto a los prangs se encuentra la sala de ordenación, en la que está situada la imagen del Buda Niramitr. El venerado Buda Esmeralda estuvo alojado en este templo antes de su traslado al Wat Phra Kaew.
Por la tarde, nos dirigimos a Chinatown y Little India, donde recorrimos sus calles y mercados.
El barrio de Chinatown fue creado por la población china emigrante cuando Bangkok se instauró como capital de Tailandia en 1782. Aunque en Chinatown, como en cualquier barrio chino, predomina el caos, es un barrio muy seguro, y es posible encontrar calles peatonales que nos sirvieron para recuperar fuerzas.
En sus calles encontramos puestos de toda índole. Los más típicos son los de ropa y comida, pero también vimos tenderetes cuya misión nos costó identificar. Comerciantes chinos, nepalíes e indios hacen que estas calles estén repletas de vida a cualquier hora del día.
Subimos desde el muelle de Ratchawong por Th Songwat, una calle de viejas casas y edificios comerciales, que da la sensación de estar en un barrio chino del siglo XIX. Seguimos por Soi Itsara Nuphap, una sucesión de tiendas de especias al por mayor. Cruzamos el mercado de tejidos de Sampeng Lane y seguimos hasta Th Yaowarat, atravesando numerosos puestos de alimentos frescos y en conserva.
En la esquina de Th Yaowarat se encuentra el Chai Kuan Oo, un santuario taoísta minúsculo y bullicioso. Una espesa humareda de incienso rodea siempre una cabeza de caballo dorada, que tiene fama de dar buena suerte. Cada ofrenda (legumbres) se acompaña de un deseo (¡buena suerte, salud y éxito!) y de un toque de cascabel.
Llegados a este punto, giramos a la derecha por Th Yaowarat hasta el Wat Traimit, un templo venerado por su Buda de oro macizo del siglo XIII, que con sus 5,5 toneladas y 3 metros de altura, es considerado el más grande del mundo. Luego, regresamos por la misma calle o por su paralela, Th Charoen Krung, hacia el barrio indio.
Fuimos por Th Charoen Krung y pasamos por el Wat Mangkon Kamalawat, un templo de decoración china, con una colina artificial llena de nichos para estatuas y en sus paredes una curiosa silueta negra, ¡la sombra de Buda!
A lo largo de esta avenida, pasamos por el Mercado Nakorn Kasem, popularmente conocido como el "mercado de los ladrones," porque supuestamente se vendían mercancías robadas. Actualmente cuenta con una variada colección de tiendas que venden objetos de metal, instrumentos musicales y adornos. Cerca de allí está el mercado cubierto de Saphan Han, donde se venden principalmente artículos eléctricos, y el Klong Thom Center, especializado en productos de segunda mano… ¡mercados que parecen interminables!
Regresamos en dirección al río y nos adentramos en el barrio de Phahurat, conocido como "Little India." El barrio y la comunidad tienen su origen en los trabajadores emigrantes que llegaron del norte de la India, específicamente de la zona del Punjab, a principios del siglo XX, estableciéndose en esta área cercana al río.
De tradición comerciante y centrada en los textiles y su manufactura, esta comunidad pronto vio prosperar sus negocios y se fue asentando poco a poco hasta convertirse en lo que es hoy. La tradición de trabajo textil aún perdura, manteniendo la buena fama de sus tejidos, lo que atrae a muchos turistas que aprovechan la visita a Little India para comprarse trajes a medida y diferentes tipos de telas.
En la orilla del río se encuentra el Mercado de Flores (Pak Khlong Talat), que resulta especialmente espectacular de noche cuando llega la mercancía: orquídeas, flores de loto… ¡una delicia para los sentidos!
Después de pasear entre flores y deleitarnos con los colores y olores del mercado, regresamos en taxi al hotel y cenamos en la calle Rambuttri, tan animada como siempre.
Una vez en el hotel, nos acercamos a Khao San Road. Hace unas décadas, Khao San Road era una calle en la que se comerciaba con arroz (khao significa arroz en tailandés). Alguien abrió un hostal en el que se ofrecía alojamiento barato y así comenzó la historia. Hoy en día, Khao San Road es probablemente el gueto de mochileros más grande del mundo.
En la zona también hay infinitos centros de masaje, restaurantes, tiendas de ropa y souvenirs, mujeres con carros-cocina que ofrecen horrendos pad thai, indios y paquistaníes intentando venderte trajes, vendedores ambulantes de todo tipo, e incluso paradas que ofrecen hacerte documentación falsa.
Como no se podía dar un paso, volvimos a nuestra calle, que aunque es muy animada, no tiene nada que ver con Khao San Road. Terminamos cenando en la calle Rambuttri antes de retirarnos a descansar.