A primera hora de la mañana, nos desplazamos en taxi hasta el aeropuerto para recoger nuestro coche de alquiler. Emprendimos nuestra ruta de unos 700 km, que nos llevaría hasta Chiang Mai, atravesando el centro y parte del norte de Tailandia en los siguientes cuatro días.
Despacito y por la izquierda, nuestra primera parada fue Ayutthaya, donde visitamos su Parque Histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991. Sin duda, una de las maravillas más visitadas de Tailandia. Además, debido al luto real, lo pudimos visitar totalmente gratis.
Ayutthaya, capital del Reino de Siam, fue fundada por el Rey U-Thong. Ciudad de gran esplendor en su época, fue gobernada durante tres siglos por cerca de 35 reyes diferentes y llegó a tener una población de más de un millón de habitantes, siendo un centro financiero e internacional con embajadas de muchos países asiáticos y europeos, especialmente franceses, que tuvieron una relación muy especial con la familia real. También fue considerada un centro de importancia espiritual por el desarrollo del budismo en el país.
En 1767, el Reino de Ayutthaya fue invadido por los ejércitos birmanos, que saquearon y destruyeron la ciudad, convirtiéndola en las ruinas actuales.
El Parque Histórico se encuentra dentro de una isla enclavada entre tres ríos: el Chao Phraya, el Lop Buri y el río Pa Sak, con una superficie de unos 15 km².
Algunos de los templos más interesantes de visitar son:
WAT PHRA SRI SANPHET
Situado en la zona noroeste, destaca por albergar tres grandes chedis (finales del siglo XIV) que simbolizan a los tres primeros reyes que reinaron en la ciudad. En su interior se encontraba un Buda de 16 metros de alto recubierto con 250 kg de oro, pero fue fundido por los conquistadores birmanos.
WAT MAHATHAT
Aquí se encuentra la imagen más fotografiada de Ayutthaya: una cabeza de Buda de arenisca, misteriosamente atrapada entre las entrelazadas raíces de un árbol. Nadie sabe cómo acabó allí. Algunos dicen que, abandonada tras el saqueo birmano, los árboles crecieron a su alrededor. Según otros, unos ladrones intentaron robarla, pero desistieron ante su excesivo peso.
El templo, erigido en 1374, tiene además una prang (chedi de estilo jemer) central, e hileras de budas decapitados.
WAT RATBURANA
Situado cerca del Wat Mahathat, es el mejor exponente de la época y de la influencia de la cultura khmer en el Reino de Ayutthaya. Destacan las dos grandes torres que todavía se mantienen y que formaban parte, junto con otras dos más, de los cuatro prangs propios de la arquitectura khmer, simbolizando el universo.
El templo fue erigido en el siglo XV por el rey Borom Rachathirat II, en el lugar de cremación de sus dos hermanos, que murieron mientras peleaban por el trono. En 1957, unos ladrones se hicieron con muchos tesoros; solo algunos fueron detenidos, pero la posterior excavación oficial del yacimiento sacó a la luz varios budas más que había en la cripta.
También visitamos el templo Wat Yai Chai Mongkol. El chedi de este templo mide 62 metros de altura y está construido con más de 28 mil toneladas de ladrillo. Como consecuencia del enorme peso de este chedi, y teniendo en cuenta que parte del suelo donde se construyó era hueco por causa de aguas subterráneas, el chedi comenzó a hundirse, hecho que puede apreciarse en la actualidad.
También destaca un maravilloso Buda reclinado de 7 metros de longitud, construido durante el reinado del rey Naresuan y restaurado en el año 1965. Hasta la fecha, es uno de los budas reclinados al aire libre más grandes del país.
En la zona de la isla, también destaca el Museo Nacional de Chao Sam Phraya, una exposición permanente de todos los hallazgos realizados durante el periodo de excavaciones y recuperación del yacimiento, como el famoso Tesoro del Wat Ratchaburana y la Sala del Wat Mahathat (nosotros no lo visitamos).
Ya fuera de la isla, al sureste, destaca el Wat Phanam Choeng. Este templo alberga una de las imágenes de Buda más veneradas de Ayutthaya, el Phra Phanam Choeng, del año 1325 y de 19 metros de altura. Se encuentra en el wí-hahn, rodeado por 84,000 budas que recubren las paredes.
En este templo vivimos una de las experiencias más emocionantes de nuestro viaje. Presenciamos una ceremonia en la que multitud de devotos hacían ofrendas y, a cambio, se colocaban unas telas en la imagen de Buda que, al estirarlas completamente, cubrían a las personas que estábamos sentadas en el suelo, a sus pies. Mientras sonaban cánticos de fondo, tapados con las telas, al pie de ese enorme Buda... la experiencia fue simplemente espectacular.
En los terrenos de este templo también hay un santuario chino, donde se lanzan petardos para tener buena suerte, y una zona a orillas del río, donde se compran bolsas de peces que trae suerte liberar. ¿Os dais cuenta de la cantidad de cosas que hay que hacer para tener suerte en este país? ¡Y solo estábamos empezando! Tirar petardos, liberar peces, hacer ofrendas de legumbres... La cosa prometía.
En los terrenos de este templo también hay un santuario chino, donde se lanzan petardos para tener buena suerte, y una zona a orillas del río, donde se compran bolsas de peces que trae suerte liberar. ¿Os dais cuenta de la cantidad de cosas que hay que hacer para tener suerte en este país? ¡Y solo estábamos empezando! Tirar petardos, liberar peces, hacer ofrendas de legumbres… ¡La cosa prometía!
A la salida de este templo, paramos a comer en un restaurante de carretera, con estanques de nenúfares y un precioso jardín. Apenas nos entendíamos, pero comimos de maravilla y fuimos capaces de pedir una enorme bandeja de frutas tropicales para rematar la comida. ¡Fue todo un acierto!
Seguimos conduciendo y llegamos por fin a Lopburi, una de las ciudades más antiguas de Tailandia. Aunque alberga verdaderas joyas de la cultura khmer, sin duda es más conocida por ser la ciudad de los monos, que viven y campan a sus anchas por la ciudad en completa sintonía con la gente local.
Nos instalamos en el hotel Privacy Residence Lopburi, algo alejado del centro, y una vez instalados, fuimos en coche hasta el centro. Ya era prácticamente de noche cuando llegamos, así que no pudimos visitar nada. Mientras paseábamos por la ciudad, decenas de monos nos seguían de cerca. ¡Nos sentimos tan acechados que, contra todo pronóstico, acabamos huyendo a la carrera!
Las ruinas, todas en la parte antigua de la ciudad, reflejan la importancia del lugar durante los imperios Dvaravati, jemer, Sukhotai y Ayutthaya. Actualmente, el centro de atención son los monos, aunque también es conocida por sus campos de girasoles, jalea de coco, muebles de rattan, el cultivo de la caña de azúcar y el arroz.
El recorrido por la ciudad podría empezar en el Phra Prang Sam Yot, la atracción más famosa y fotografiada de Lopburi. Estas tres torres unidas simbolizaron en su día la trimurti (trinidad) hinduista: Brahma (el Creador), Vishnu (el Preservador) y Shiva (el Destructor). Durante el reinado del Rey Narai, se convirtió en templo budista. Dos de estas torres contienen los restos de budas de estilo Lopburi. Cuando llegamos, ya estaba cerrado, así que solo pudimos verlo a través de las rejas.
En Lopburi también destaca la Prang Khaek, una torre de ladrillo de estilo jemer del siglo XI, el monumento más antiguo, originalmente un templo dedicado a la diosa Siva. Seguimos hasta el Phra Narai Ratchaniwe (Palacio del Rey Narai), construido en la ribera del río Lop Buri, durante la época del Rey Narai, como segunda residencia después de Ayutthaya. El Phra Narai Ratchaniwe es una mezcla entre estilos clásicos tailandeses y europeos que lo hacen único en el país, reflejando la gran influencia francesa que hubo en la corte durante su reinado. Después de su muerte, se abandonó durante 200 años, hasta que el rey Mongkut ordenó su reconstrucción y le añadió nuevos anexos.
Siguiendo hacia el sur, se encuentra el Wat Phra Sri Mahathat. Este complejo real fue inicialmente construido durante el momento de máximo esplendor khmer en el siglo XII, albergando diferentes construcciones con cerca de 800 años de diferencia, siendo un ejemplo claro de la historia de la ciudad y de todos sus momentos históricos. En sus diferentes prangs, se pueden observar tanto alegorías típicas hinduistas como alegorías típicas budistas, con esculturas dedicadas tanto a Buda como a Shiva, y de construcciones típicas de la época Sukhotai o Ayutthaya.
Hay otros templos en ruinas en la ciudad antigua de Lopburi, aunque nuestro recorrido nocturno no nos permitió apreciarlos. Terminamos de recorrer el centro de la ciudad y cenamos, muy a nuestro pesar, en un KFC, el único local abierto que encontramos.